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Hacia un mundo «discapaz»

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A finales del pasado año, Greg Perry sorprendió con un libro que rompía su ya larga y asentada trayectoria como experto en informática y nuevas tecnologías. Perry nació con una sola pierna y con varios dedos de sus manos deformados, lo que sin duda refuerza los argumentos del autor, al tiempo que despierta el respeto hacia su actitud vital incluso entre sus oponentes ideológicos.

Con la edición de su libro Disabling America (Discapacitando America), publicado en los Estados Unidos en el último trimestre de 2004, Perry persigue dos propósitos que suscribimos letra por letra.

En primer lugar, realiza una apuesta firme a favor de las libertades individuales, frente a los centenares de páginas que contienen regulaciones inspiradas por un espíritu igualitarista que busca una ficticia y asfixiante equiparación de todos los miembros de la sociedad.

Además, advierte de los efectos negativos que las leyes igualitaristas imponen a los grupos sociales a los que se pretende proteger y de los perjuicios que esparcen por toda la sociedad y por toda la actividad económica, sobre todo en forma de cierre de negocios y de destrucción de empleo.

Perry escribió su libro indignado al comprobar que, transcurridos doce años desde su entrada en vigor, la Ley de los Americanos con Discapacidades no podrá ser jamás, como se pretendía, la solución mágica para el elevado nivel de paro de los minusválidos estadounidenses. Al contrario; esta norma, que prohíbe la discriminación contra este grupo social, y regula las condiciones laborales de los discapacitados, se ha convertido en un fuerte incentivo para que éstos abandonen en masa el mercado de trabajo y se refugien en sus casas y en los subsidios estatales.

El autor nos ofrece una emocionante narración de cómo se enfrentó, junto a su familia, a la minusvalía que le acompaña desde su nacimiento. Perry da gracias por haber nacido algunas décadas antes de que la Ley de Americanos con Discapacidades entrara en vigor, y ofrece numerosos ejemplos del poder que la norma ha otorgado a los funcionarios públicos sobre las vidas de los discapacitados americanos.

Desde Europa, tenemos que lamentar que el ejemplo que se expande por nuestro continente no sea la lucha y la superación personal demostrada por Greg Perry a lo largo de su vida, ni su apego a las libertades individuales; sino las insaciables ansias intervencionistas de las administraciones públicas.

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