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Herencias de izquierdas

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El pasado 17 de mayo, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se enfrentó verbalmente con una ciudadana que le echaba en cara la compra de su mansión en la localidad madrileña de Galapagar. Esta anónima señora le espetaba cómo era posible que alguien que se las da de pobre y clase obrera sin sitio para caerse muerta, posea una mansión cuyo valor de compra superó los 600.000€. La respuesta de la líder comunista no fue, en absoluto, indiferente: alegó que había adquirido dicha propiedad gracias a la herencia que su padre le había legado.

Ahora bien, la cuestión aquí se vuelve rocambolesca por dos motivos. El primero es que, en el momento de la adquisición de tan fuera-de-clase-media propiedad inmobiliaria, el padre de la ministra aún vivía, esto es, mayo de 2018, hace justo cinco años. Por tanto, más que herencia, en todo caso, sería una donación. Añadió la ministra que, al ser hija única, todo el importe de la herencia, un millón de euros, nada menos, repartidos en seis inmuebles, era para ella en exclusiva (habría que explicarle la diferencia entre herencia legítima, de mejora o de libre disposición), unido al hecho de que tanto él como su pareja, el que fuera vicepresidente Pablo Iglesias, contaban con ingresos suficientes para “comprarse lo que les dé la gana”.

Algunos son más heredables que otros

Aquí hemos llegado al meollo de la cuestión. El partido, y la coalición, a la que pertenecen tanto la ministra de Igualdad como su pareja y anterior vicepresidente segundo del gobierno, fundador, además, no es que haya destacado precisamente por su defensa a ultranza de la propiedad privada (ajena). En este caso concreto, Podemos primero y Unidas Podemos ahora siempre han sido formaciones políticas con las herencias en el punto de mira. Para la formación que nació del 15-M en los pasillos de la Complutense, las herencias son una de las causas más nocivas de la desigualdad de ingresos.

Pero, si la heredera está imbuida de clase obrera, si es dirigente de una formación que se sustenta electoralmente sobre los trabajadores, si el fin que persiguen es moralmente lícito (para imponérselo a los demás), ¡ah, amigo!, ahí la cosa cambia. Hemos llegado a la posibilidad de que las herencias puedan ser calificadas de derechas o de izquierdas, de reaccionarias o de progresistas, en función de la persona que herede. No será lo mismo que herede Ana Patricia Botín a que lo haga la hija de un obrero, aunque le deje la nada desdeñable cantidad de un millón de euros.

Yo gano votos disponiendo de tu propiedad

Justamente, esta semana ha pasado por el Senado la nueva Ley de Vivienda impulsada por otra ministra de la misma formación, en este caso Ione Belarra. Precisamente, el fin de esta ley es que los caseros se conviertan en proveedores de vivienda de protección social, eufemismo donde los haya. Ahora, los caseros, independientemente de su situación, se verán con mil y una trabas administrativas para desahuciar a un inquilino que, por las razones que sea, haya decidido que no paga lo que contractualmente está obligado.

Pero, volviendo a la cuestión de las herencias, aquí lo que se juega es la plena disposición de los bienes. La imposibilidad de dejar en herencia un sustento, pequeño o grande, entre muchos o entre pocos, del patrimonio lícitamente obtenido durante toda una vida supone, en primer lugar, un desincentivo tremendo a la hora de acumular capital.

Una sociedad de propietarios

Además, la entrega al Estado de todos los bienes al fallecimiento supone que la propiedad privada, precaria ya de por sí, pasa a ser un mero usufructo. De lo que se trata es de crear una sociedad de propietarios. Nada garantiza mejor la propiedad que la posibilidad de disponer de ella, de acumular poco a poco toda una vida de privaciones. Puesto que, en contra de los delirios keynesianos, nadie se ha enriquecido jamás gastando. A través del duro, durísimo proceso de acumulación de capital como una familia va poco a poco aumentando su sustento.

Pero, bueno, ahí tenemos a Irene Montero para defender las herencias a ultranza. Habrá que tomar su nombre en consideración como candidata al premio Juan de Mariana.

5 Comentarios

  1. Adjunto enlace a la interesantísima, muy actual y muy CLARIFICADORA conferencia del Dr. James A. Lindsay
    en el Parlamento Europeo en marzo de 2023 sobre «Marxismo y el movimiento Woke»
    (muy bien definido como Marxismo evolucionado al modo Maoísta para tomar Occidente adaptándose a cada contexto
    y aplicando diferentes categorías identitarias para destruirlo desde dentro; también explica cómo defenderse ante la constante
    provocación que supone y también cómo no hacerlo –minuto 25 en adelante–):
    https://www.youtube.com/watch?v=y6rk1mYiOAw

    • Movimiento WOKE (marxismo cultural o adaptado a Occidente): Marxismo evolucionado al modo Maoísta para tomar Occidente aplicando diferentes categorías identitarias (parecido a lo de «divide y vencerás»: inventándose un «relato» victimizando a una parte de la población y luego manipulando e instrumentalizando a esas personas y utilizándolas todas juntas a discreción como un agregado artificial –o «colectivo– a través de otro invento o pegamento, lo que llaman su «intersección» –«interseccionalidad»–) adaptándose a cada contexto para dominarlo y destruirlo desde dentro, por medio de la LARGA MARCHA tomando, sustituyendo y subvirtiendo desde dentro todas las INSTITUCIONES espontáneas de la sociedad (educación –escuela, universidades–, dinero, familia, lenguas, prensa, religiosas, incluso festivas… y grandes corporaciones y plataformas de internet, como elementos finales de control).

      Ejemplo: CRITICAL RACE THEORY: «calling what you want control «racist»… until you control it.»
      Es una estrategia contra la cultura dominante: «because it becomes a site by which people can come together and channel resentment and try to claim power; an administered political economy in which shares –cultural and social, in addition to economic and material capital– are adjusted so that citizens are made equal.»

      Entrevista a James Lindsay «How the Left Took Over Everything»:
      https://www.youtube.com/watch?v=g_NTXZymro8

      • Toda esta deriva post-marxista que ‘nos arrastra’ está muy bien explicada e integrada en el siguiente artículo:
        Allen Porter «The Philosophy Underlying DEI (Diversity, Equity and Inclusion)»
        https://lawliberty.org/the-philosophy-underlying-dei/

        Un resumen podría ser:
        » ¿Por qué debemos esperar que esta deriva woke continúe? La pregunta tiene dos aspectos, filosófico y sociológico:

        -La DEI es filosófica e ideológicamente central para la izquierda identitaria posmoderna (PIL), que es hegemónica en la academia y cada vez más en la cultura en general, y que impulsa la acción afirmativa gubernamental, académica y corporativa, así como todo lo demás asociado con «la izquierda woke».

        – La DEI es ahora un negocio burocrático, desde los campus universitarios hasta los departamentos de recursos humanos de las grandes corporaciones, y desde la industria del entretenimiento hasta los gobiernos, y las burocracias crecen naturalmente en lugar de reducirse si no hay intervención externa (ley de hierro de la expansión de las burocracias), especialmente cuando hay fondos y dinero lanzado a espuertas desde todos los sectores, desde multimillonarios como McKenzie Scott hasta la administración Biden.

        Tras la caída del muro de Berlín, y las varias debacles del socialismo y el comunismo, apareció lo que Porter llama filosofía postmodernista anti-metafísica, que es anti-esencialista, anti-universalista y anti-fundacionalista, lo que la hace incompatible tanto con el liberalismo tradicional, como con el propio marxismo clásico.

        El resultado es una reinterpretación subversiva del significado de lo que era la verdadera democracia (democracia liberal; hoy sustituida por…), predicada sobre la generalización de la filosofía de la historia marxista. Ya no tenemos una lucha de supuestas clases económicas, sino que la historia es el conjunto de historietas de la lucha política entre unas nuevas identidades inventadas y predefinidas como opresoras y otras nuevas identidades predefinidas como oprimidas, siempre nuevas y crecientemente inventadas (que llega a incluir a animales y materia inanimada), con el objetivo de expandir la revolución «democrática» (en realidad el socialismo o el burocratismo) en nuevas direcciones.»

        • Por ‘acción afirmativa’ del gobierno se entiende DISCRIMINACIÓN POSITIVA, que implica conjuntos de políticas y prácticas que buscan incluir grupos particulares en función de su género, raza, sexualidad, credo o nacionalidad en áreas en las que dichos grupos se entiende que están infrarrepresentados, como pueda ser en la educación y el empleo (pretendiendo corregir aparentes errores, daños u obstáculos del pasado).

          • La anterior definición de «acción afirmativa» la he sacado de Wikipedia, y como se puede ver ya incluye los tópicos propios de la filosofía woke, PIL o «buenista»: los adjetivos «positiva» o «afirmativa» tiene de por sí connotaciones positivas; y quién no va a querer «incluir» a alguien… o corregir aparentes errores, daños u obstáculos del pasado.

            Pero en realidad la mejor manera de corregir obstáculos del pasado consiste en quitarlos (eliminar barreras coactivas) en el presente para que en el presente y en el futuro el campo de juego esté abierto a todos.

            Y los daños ocurridos en el pasado habría que juzgarlos y estudiarlos caso por caso, y persona por persona. Y una vez juzgados y conocido el culpable, siempre es complicado decidir el modo o la vía y la medida en que se pudiera resarcir (pues siempre se corre el riesgo de generar un daño aun mayor).

            Por otro lado, al igual que la primera versión de la ideología marxista, la noción de «clase» (en esta nueva versión pasa a ser identidad, o «intersección» de identidades, lo cual aun lo complica más) presenta serios problemas en su definición.

            Se deja de lado también la explicación del mecanismo por el cual la política propuesta, calificada de «acción afirmativa», vendría a compensar a los concretos afectados en el pasado, y en su justa medida, y por qué o cómo no viene a ser aun peor (incluso para ellos mismos) y dañar o perjudicar además a nueva personas (o clases, «ahora sí» definibles precisamente por contraste con los beneficiarios de dicha «acción afirmativa», que suele ser coactiva, y ahí está el problema).

            En conclusión, que esta nueva versión del marxismo (aunque sea muy influyente) tampoco hay por dónde cogerla.


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