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La casta televisiva ha enfermado de covid-19

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Mucha gente no quiere la verdad, quiere tener acceso al boletín oficial de lo que está pasando.

Hace 16 años viví una de las noches más surrealistas de mi vida. Se estaban contando los votos de las elecciones presidenciales de Estado Unidos. George W. Bush contra Kerry. La guerra de Irak y el apoyo del gobierno de Aznar habían convertido la política americana en un tema central de atención del periodismo español. Era la época de las finas viñetas de Bush con el cerebro de un cacahuete en El Mundo, y algunos, en nuestra inocencia juvenil, pensábamos que ya habíamos visto tocar fondo a nuestra sesgada prensa.

El recuento de votos en Estados Unidos, como los Óscar, coincide con un horario donde en España no hay nada que hacer salvo dormir. Por lo tanto, no era raro que las televisiones le dedicaran programas especiales de varias horas de duración. La novedad estuvo en el gran despliegue que las cadenas hicieron aquella noche, y en cómo todas mostraron exactamente el mismo exagerado sesgo.

A un lector de 2020 le divertirá mi bochorno al ver presentadores e invitados mordiéndose las uñas esperando la derrota de Bush. Pero la total identificación de los informativos españoles con el partido Demócrata no era tan normal entonces como lo es ahora. La prensa era principalmente antiamericana, sí, pero no bebían frappuccinos ni tenían en nómina únicamente a hijos de papá que solo saben traducir todo lo que les llega del otro lado del charco.

Así que en ese momento me chocó bastante ver a toda una presentadora de informativos de Tele 5 haciendo pucheros a las 6 de la mañana porque los votos de Florida no permitirían que Kerry, con un programa electoral a la derecha del PP, le arrebatara el poder a Bush.

Entonces no fui consciente de un fenómeno que empezaba a producirse: el uso cada vez mayor de internet estaba agudizando los peores defectos de la televisión.

La focalización de buena parte de la atención de toda la población en pocas cadenas de televisión nunca ha sido una buena idea. Es un poder enorme que es muy fácil de ser monopolizado. De ahí la sacralización de la televisión pública, por un lado, y de las mil excusas para mantener un número reducido de cadenas privadas, por el otro.

Pero mientras que todos los estamentos de la sociedad se reunían frente a la misma pantalla para informarse, hubo un cierto control de calidad de su contenido. Además, la prensa de papel, dirigida a la parte más instruida de la población, era la base de casi toda la información de los noticiarios televisivos. Así que la implosión de su modelo de negocio al pasar del papel a la red (de la que, por cierto, década y media después algunos siguen sin enterarse) supuso la desaparición de ese primer filtro.

Año tras año, según internet le ha ido quitando espectadores críticos, la televisión ha ido degenerando hasta convertirse en lo que es hoy en día. Pero eso no es la mala noticia.

Una televisión sin rigor y dirigida a la parte menos exigente de la sociedad podría sonar bien. Sería el paso previo a su desaparición y sustitución por medios más eficientes de transmisión de información. El problema es que eso no va a pasar. Y no lo va a hacer por dos motivos:

Primero, el Estado, y demás poderes fácticos, no van a dejar morir un invento que les sirve para llegar a todos los hogares. Las redes sociales también pueden ser controladas (están trabajando en ello), pero por su propia naturaleza permiten demasiada libertad de elección para su gusto.

Segundo, informarse por una selección propia de fuentes es algo muy inteligente, pero tiene un problema: te da una idea equivocada de qué piensa el resto de la sociedad. 

Nuestra mente lo tiene muy difícil para ser consciente de lo que supone 47 millones de otras mentes. Un canal de YouTube sobre política que sea popular puede tener cien mil o doscientas reproducciones por video. A cualquiera con ese público le puede parecer que es el tipo más popular de España, pero lo cierto es que seguramente no tenga más seguidores que un programa de cocina de La 2

Por lo tanto, una parte muy importante de la gente va a demandar una forma de informarse que les permita saber qué piensan el resto de los seres que conviven con ellos, y amoldarse a ellos si es necesario para seguir encajando.

Es algo que cuando se dice en voz alta no gusta, pero no por ello deja de ser verdad. Mucha gente no quiere la verdad, quiere tener acceso al boletín oficial de lo que está pasando. Y si existieran muchas versiones de este boletín les resultaría todo demasiado confuso e inútil.

Así que hemos llegado a una de las mayores crisis de los últimos cien años con unas televisiones que no tienen la más mínima credibilidad, pero que al mismo tiempo siguen siendo la fuente principal de información de la sociedad.

Esto está creando una situación insostenible en el tiempo y con unas repercusiones difíciles de predecir. Cada vez menos gente ve representada en la televisión la realidad en la que vive, pero al mismo tiempo sabe que todo lo que no salga en televisión deja de existir. Por lo tanto, percibe que alguien, no sabe muy bien quién, le está condenando a la invisibilidad.

Y tener el poder de invisibilizar no es ninguna tontería. Hace tres meses alguien decidió invisibilizar a quienes advertían de que no estábamos ante una gripe común. Después a quienes pedían que se usaran mascarillas. Posteriormente hicieron desaparecer miles y miles de ataúdes. Y ahora están invisibilizando a cualquiera que describa en voz alta la desastrosa realidad económica que se nos avecina.

Y una cosa es pasar el rodillo a una población conservadora y liberal, y otra muy distinta es venderle la fiesta de los balcones a personas cuyo padre ha muerto solo y al que no van a poder velar y, en muchos casos, ni ver enterrar.

Los próximos meses van a ser vitales en muchas cosas. Pero la principal va a ser la lucha entre la casta televisiva y la población que ha descubierto que su vida y la de sus seres queridos depende de dejar de seguir siendo invisibles. Y puede que la forma en la que escojan volver a ser visibles no le guste a nadie, pero será la que les han obligado a escoger.

14 Comentarios

  1. El Informes «MoMo» del
    El Informes «MoMo» del Instituto de Salud Carlos III detecta 30968 fallecidos en exceso atribuibles a COVID-19 (obtenidos como resta del nivel basal que se hubiera esperado de unos 1100 fallecidos/día, o sea 33.000 fallecidos/mes sin epidemia). Ver la gráfica de la hoja que enlazo a continuación que muestra la mortalidad (diaria –debe ser–) y su tabla adjunta con los números desagregados por franjas de edad: https://momo.isciii.es/public/momo/dashboard/momo_dashboard.html

    Para ver cómo se compara ese exceso de fallecidos por COVID-19 y los correspondientes excesos de las temporadas de gripe anteriores, ver la penúltima gráfica del siguiente Informe (hoja 4 al final, Figura 10, línea roja, que se representa hasta poco después del pico; tener en cuenta que ahora se representa la mortalidad semanal en vez de diaria): https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2019-20/grn152020.pdf

    Si comparáramos el área bajo la curva (completando el perfil de esa línea roja), tendríamos la proporción entre los fallecidos en unas «olas» epidémicas y otras.
    No escribo las conclusiones (obvias) porque me tiran del país …

    • Hola.
      Hola.
      Gracias, camarada anónimo, por los enlaces.
      Soy un poco lento en la cabeza. Deme alguna pista de las conclusiones obvias:
      Le doy dos opciones:
      a) ¿opina usted que están inflando las muertes por covid y las están quitando de las de la gripe normal*?
      b) ¿opina usted que están intentando ocultar las muertes de por covid haciéndolas pasar por gripe?

      La opción a implica un golpe de estado encubierto para cambiar el régimen político de España. La opción b implica mera desesperación para destruir pruebas y salvarse de la prisión permanente no revisable que tanta gente merece.

      Quizás haya otra interpretación. Ilumine a este pobre desgraciado.

      Finalmente, ¿ha visto usted el vídeo del diputado italiano Sgarbi del 25-04?
      https://www.youtube.com/watch?v=bUCWcft6kao

      Yo lo vi hace cuatro días y todavía me estoy riendo.

      (*nota: la gripe no debería ser normal, es una mierda y deberíamos acabar con ella, para lo cual quizás habría que dejar de usar los fármacos contra el colesterol, pues son estos fármacos tan eficaces que también impiden la producción endógena de vitamina D (según tengo entendido, el colesterol es sintetizado por el hígado, el colesterol pasa mediante la sangre a la piel, entra en contacto con luz solar o artificial de la longitud de onda adecuada para producir cholecalcitriol, vuelve al hígado para ser convertido en calcifediol, y esta última molécula ha de llegar a unos riñones sanos y funcionales para ser convertida en calcitriol, que es la vitamina d «de verdad». Este calcitriol (1-alfa,25-dihidroxicolecalciferol) es la forma activa de esta hormona de la que todo el mundo habla ahora, a la cual se le atribuyen muchas capacidades milagrosas, como la de curar (sí, curar) infecciones respiratorias, prevenir infecciones respiratorias, paliar los síntomas de la neumonía y reducir el periodo de convalecencia, así como reducir la mortalidad; reducir las muertes por enfermedad cardiaca en general, debido a un supuesto efecto protector del epitelio; prevenir el cáncer y curar el cáncer; prevenir demencia senil, enfermedad de Alzheimer; TOC y depresión. Me gustaría creer que todo esto es cierto, pero tiendo a creer que la mayoría de estas cosas son falsas (o no completamente verdaderas), dejando abierta la posibilidad de que alguna sea auténtica. Si resultara cierto que gran parte del exceso de gastos médicos (coincidiendo con la tremenda bajada de precio de todos los cacharritos tecnológicos, y esa (supuesta) mejor formación científica y técnica de las nuevas generaciones) de las últimas décadas se puede achacar directamente a los efectos perniciosos de los medicamentos contra el colesterol, entonces estaríamos ante el mayor desastre financiero y político de la historia, pues son las estatinas los medicamentos más vendidos y que más beneficios han reportado a las compañías farmacéuticas (tan defendidas en ocasiones por miembros del IJM), que viven en asociación fascista pura con las democracias totalitarias modernas.
      Esto es más que vampirismo o parasitismo. La metáfora se nos queda muy pequeña.)

    • Mi respuesta iría en estas
      Mi respuesta iría en estas dos direcciones:
      (a) El artículo de Libertad González y Ana Rodríguez, “La mortalidad por covid-19 en perspectiva histórica” 15/04/2020: https://nadaesgratis.es/admin/la-mortalidad-por-covid-19-en-perspectiva-historica

      (b) La conferencia de Enrique Couto «Confianza y prensa: posverdad y pérdida de credibilidad» 25/02/2020 https://www.juandemariana.org/ijm-media/video/enrique-couto-confianza-y-prensa-posverdad-y-perdida-de-credibilidad … especialmente la frase (min. 50-56): «Cualquier cifra aislada, si no tenemos elementos comparativos, parece muy grande; […] nos parece terrible y no hacemos comparaciones históricas».

    • Mi respuesta iría en estas
      Mi respuesta iría en estas dos direcciones:
      (a) El artículo de Libertad González y Ana Rodríguez, “La mortalidad por covid-19 en perspectiva histórica” 15/04/2020: https://nadaesgratis.es/admin/la-mortalidad-por-covid-19-en-perspectiva-historica

      (b) La conferencia de Enrique Couto «Confianza y prensa: posverdad y pérdida de credibilidad» 25/02/2020 https://www.juandemariana.org/ijm-media/video/enrique-couto-confianza-y-prensa-posverdad-y-perdida-de-credibilidad … especialmente la frase (min. 50-56): «Cualquier cifra aislada, si no tenemos elementos comparativos, parece muy grande; […] nos parece terrible y no hacemos comparaciones históricas».

    • Gracias por el enlace: vemos
      Gracias por el enlace: aún quedan médicos con criterio… en EE.UU.
      En España ha habido algo así como una extinción de ese tipo de persona (que antiguamente sí que existía).
      Echo de menos el antiguo programa «La Clave» de J.L. Balbín que veía cuando era un crío (cuando me dejaban) en TVE2: https://es.wikipedia.org/wiki/La_clave
      Dejar hablar a expertos (sin comillas) independientes y educados, seleccionados (sin tener ya predecidido de antemano «el resultado») para que se pudieran oír las muy diferentes posturas o enfoques relativas a un mismo tema, sin límite de tiempo, sin censuras, con réplicas… ¡Qué maravilla!
      Hace un par de años, a altas horas de la madrugada, también en TVE2, hicieron algo similar presentado por Ramón Colom bajo el nombre de Millennium, con un formato más rígido, con cuatro «expertos». Excepto una vez que salió JR Rallo, tras ver varios llegué a la conclusión de que estaba todo predecidido y predirigido desde la propia selección (incluso de la posible voz discordante) a reforzar el… relato (¿de la OMS, globalismo, etc.?).

    • TVE y «Millennium» como
      TVE y «Millennium» como ejemplo de presunta pluralidad (disfrazada de «objetividad») con debates predirigidos a reforzar o inculcar de arriba a abajo un determinado pensamiento ÚNICO: el control del relato (y así se entiende desde el cierre de La Clave, hasta el reparto de licencias de TV «privadas», las subvenciones incluso por Decreto-Ley, etc.).
      Por ejemplo en la conferencia de ayer de Paco Capella un comentarista bajo en nick F. se preguntaba que por qué no se hablaba de que frente a covid-19 determinadas cánulas nasales con oxígeno a presión funcionaban mejor que los respiradores, etc. Esto es, por qué las cuestiones cruciales no solo no se debaten sino que incluso ni se plantean…
      Finn Andreen resume aquí el conjunto de procesos que llevan a ese estado de cosas: https://mises.org/es/wire/los-politicos-han-destruido-los-mercados-e-ignorado-los-derechos-humanos-con-un-entusiasmo
      Dos puntos de un comentario (de James Anthony):
      – Los políticos progresistas transfieren la responsabilidad tanto como pueden a las personas no elegidas. Las agencias o comités de «expertos» brindan a los políticos una forma de vender servicios a los ciudadanos. Ya saben, están luchando por usted. Los expertos extienden a los políticos un cheque en blanco (exento de responsabilidad).

      – Los «expertos» no son investigadores científicos, son burócratas del gobierno. La mayoría de los expertos académicos no son buscados como expertos científicos, sino como personas dependientes del gobierno o de ONG dependientes del gobierno. Esta dependencia atrae desproporciona-damente a activistas amigables con el gobierno y luego deforma el trabajo de todos. Esta dependencia crea presuntos expertos cuyo pensamiento y comportamiento son muy parecidos a los de los políticos progresistas.

      – Los medios de comunicación son progresistas aún más abiertamente, nunca se ven limitados por tener que enfrentar al público en las elecciones (ni en sus cuentas de resultados –añado yo para el caso de España–).

    • El título de ese artículo de
      Fin Andreen «Los políticos han destruido los mercados e ignorado los derechos humanos con un entusiasmo alarmante»: –resumen–
      https://mises.org/es/wire/los-politicos-han-destruido-los-mercados-e-ignorado-los-derechos-humanos-con-un-entusiasmo

      Un cataclismo económico ha sido desatado por los políticos y burócratas occidentales. La mayoría de los empresarios y los trabajadores por cuenta propia o en empresas privadas han visto peligrar sus medios de vida.

      Este desastre no es el resultado de la pandemia, sino de la reacción exagerada de los funcionarios gubernamentales. Un número creciente de investigadores y profesionales de la salud están sugiriendo que el número total de casos es mucho mayor de lo que se pensaba, lo que significa que COVID-19 es mucho menos mortal de lo que los medios de comunicación y los asesores gubernamentales insisten. Estas tasas de mortalidad revisadas sitúan las muertes por COVID-19 en muchos lugares a un ritmo similar al de la gripe, que mata a cientos de miles de personas cada año en todo el mundo, sin provocar ninguna reacción política notablemente grande.

      Los políticos a veces confían demasiado en los científicos, que generalmente no tienen ninguna formación en materia social, y no entienden el orden espontáneo del mercado.

      Pero la presión más fuerte proviene de los medios de comunicación, propensos s dramatizar y exagerar los acontecimientos. Aunque ello se haga a costa de un futuro dolor, pretenden situarnos ante el dilema socialista e intervencionista: en un mundo de recursos escasos, ¿cuánto dinero de los contribuyentes debe gastar el Estado para salvar una vida?

      Por último, es necesario considerar una explicación más oscura y cínica: el Estado nunca pierde la oportunidad de aumentar su poder. Las crisis han sido utilizadas innumerables veces en la historia por los gobernantes. Este fue el caso durante y después de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, así como después del 11 de septiembre, con la aprobación de la Ley PATRIOT. Los paquetes de estímulo que ahora se proponen volverán a beneficiar a los banqueros corporativos.

      Estos hechos debería servir de llamada de atención para aquellas almas inocentes que todavía piensan, incluso después del juicio espectáculo de Julián Assange, que Occidente sigue protegiendo la libertad individual. Una peligrosa y aterradora evolución política está en camino. Aunque quizás el orden «democrático-liberal» occidental nunca lo fue, excepto en el nombre, es evidente que ahora se ha dado un paso decisivo en otra dirección.

      Esta crisis económica de origen político podría entonces conducir también, es de esperar, a que la población comprenda mejor que se debe limitar las facultades de los poderes ejecutivos en todas partes. Esperemos que esa sea la lección que aprendan los millones de personas confinadas en sus hogares por la voluntad arbitraria del Estado.

  2. Transcribo el audio de lo que
    Traduzco lo que dice este médico estadounidense a la puerta del hospital (https://twitter.com/PhilippBagus/status/1259049778102534145 ):
    «- ¿Qué pasa si los expertos están equivocados?
    – ¿Qué pasa si poner en cuarentena a las personas sanas no salva vidas realmente?
    – ¿Qué pasa si llevar una mascarilla en público no es efectivo?
    – Mi nombre es Doctor Jeff Barke y estoy aquí representando a miles de médicos de todo el país cuyas voces están siendo silenciadas porque nosotros no estamos de acuerdo con los medios de comunicación main-stream y los «expertos» que nos están diciéndonos qué debemos hacer.
    – Nunca en la historia de esta gran República hemos puesto en cuarentena a los sanos.
    – Nunca en la historia de esta gran República les hemos dicho a quienes van a la iglesia que es ilegal para ti ejercer tu derecho de la primera enmienda de libertad de religión. Sin embargo al mismo tiempo es esencial mantener los dispensadores de marihuana abiertos.
    – Nunca en la historia de nuestro país nos han dicho que tú no puedes ir a la iglesia porque no es esencial, pero tú puedes ir a trapichear porque eso sí que es esencial.
    – Nunca antes en nuestro país hemos dejado que los criminales estén en la cárcel, pero usted le dijo que no puede ejercer su derecho de la segunda enmienda a protegerse a sí mismo de un tiroteo.
    – Cuando las tiendas de licores son consideradas esenciales pero vuestros negocios están siendo tratados como no esenciales, hay en marcha algo extraño.
    – Este librito, la Declaración de Independencia en nuestra Constitución de los EE.UU. nunca fue pensada para restringir a la ciudadanía. ¡Fue diseñada para restringir el Gobierno!»

  3. Animo a ver esta nueva video
    Animo a ver esta nueva video-entrevista al investigador en epidemiológía
    Knut Wittkowski: https://www.youtube.com/watch?v=k0Q4naYOYDw
    reafirmándose en sus sensatas opiniones previas tras haber pasado un tiempo,
    después de haber recibido numerosos ataques ad hominem e intentos de desacreditarlo (Perspectives on the pandemic, episode 5; adjunta también enlace a artículo del mismo autor en revista MedRxiv ).

    Una de las cosas que dice es que no sabe de dónde sacan los gobiernos
    a sus «expertos» en epidemiología. Y que esto no hubiera ocurrido
    si la ciudadanía estuviera ‘atenta’ a su responsabilidad democrática.

    La opinión de este investigador la recomendó un comentarista
    en estas mismas páginas (creo que fue Andrés Crego).


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