Escribo este comentario con el año recién acabado, y me hace ilusión comenzar 2013 con una referencia a la Escuela de Salamanca (tomando prestado uno de los títulos de la serie Matrix). Ya tuve ocasión de explicarles que este mismo año hemos celebrado algunos centenarios: como el de Diego de Covarrubias, Fernando Vázquez de Menchaca o la publicación del Governador Christiano de Juan Márquez, circunstancias que me han permitido recordar el pensamiento de aquellos doctores contemporáneos al inspirador de nuestro Instituto Juan de Mariana.
Pues bien, añado como colofón lo siguiente: hace tres o cuatro semanas asistí a un interesante Seminario del Capítulo de Historia de AEDOS en torno a la Escuela de Salamanca, del que quería hablarles. Giraba en torno a tres Mesas Redondas para analizar la "actualidad de su pensamiento", como señalaban sus organizadores Fernando Fernández y José Andrés Gallego: "Durante muchos años, se valoró casi exclusivamente en función de sus aportaciones al futuro derecho internacional (hasta el siglo XIX, "derecho de gentes") y, en el último medio siglo, se ha llegado a concluir que, simplemente, no habían sido leídos de forma exhaustiva y se habían pasado por alto otros aspectos capitales: la recuperación de conceptos básicos de la metafísica tomista, el pensamiento económico y político, la aplicación de la antropología y de la filosofía del derecho al principio de ‘la responsabilidad de proteger’ como un aspecto de la razón natural compartida por todas las naciones…".
Así, una primera reflexión abordó el marco histórico y el ámbito conceptual: desde la clasificación de sus autores y descripción del pensamiento (Juan Belda) hasta una interesante referencia a la crisis económica actual (Francisco Gómez Camacho). Por medio, Idoya Zorroza explicó el desarrollo y objetivos del proyecto editorial sobre Pensamiento Clásico Español de la Universidad de Navarra, que incorpora bastantes obras de los maestros salmantinos.
La segunda Mesa Redonda trató de los desarrollos filosóficos, teológicos y jurídicos, a partir de una exposición sobre Antropología y Ley Natural (Francisco Carpintero). Se trataba de comparar el ideárium de Tomás de Aquino con el de la Segunda Escolástica, particularmente a partir de los jesuitas Gabriel Vázquez y Francisco Suárez. Del mismo modo se planteó una de las tensiones doctrinales en la Alta Edad Media (Mario Šilar), entre canonistas y teólogos: en ambos casos, se puede ver el conflicto como una manera de avanzar en la especulación racional.
El contrapunto a una perspectiva demasiado intelectual vino desde la experiencia americana de los dominicos (Miguel Ángel Medina): cómo las cartas llegadas del Nuevo Mundo pudieron ser el detonante de las Relecciones de Vitoria en torno al poder civil y al estatuto de los indios. También se destacaron las tempranas críticas a la esclavitud (José Carlos Martín de la Hoz). Lo que nos refirió al problema de la libertad religiosa (Gerardo del Pozo) que, siendo planteada por nuestros Doctores, debió esperar al concilio Vaticano II para su comprensión moderna.
Ya en horario vespertino se abordó una tercera cuestión: los desarrollos económicos y políticos. José Antonio García Durán abrió la jornada con una referencia a la banca medieval en Gonzalo de Berceo, explicando que la liberalidad y la magnanimidad permiten conformar el horizonte temporal a largo plazo. También la seguridad jurídica, la estabilidad de las leyes y el cumplimiento de los acuerdos (Victoriano Martín) facilitan el desarrollo económico: no es un disparate encontrar en Luis de Molina y otros escolásticos un antecedente de la Nueva Economía Institucional (defensora de un Estado moderado junto al respeto de los derechos de propiedad).
Este punto abrió un interesante debate en torno a los límites de la propiedad privada (qué sea la "extrema necesidad"), la obligación moral de la limosna y la definición del bien común. Francisco Carpintero precisaría al respecto los términos latinos de "propietas" (referida más bien a una cualidad) frente a "possessio" (el uso y el dominio efectivo de los bienes).
La sesión terminaba con una consideración (Francisco Baciero) sobre el paso de la filosofía política salmantina al pensamiento moderno: propone desmitificar los Tratados sobre el Gobierno Civil de Locke, argumentando un fundamento escolástico nunca reconocido por el escritor inglés. Pero hoy conocemos bien cómo John Locke manejó una edición inglesa del Tratado sobre la Ley de Francisco Suárez, seguramente en sus debates con Filmer. Asimismo, hay que tener en cuenta las citas de Suárez y Bellarmino en el Patriarca de Robert Filmer: curiosamente, criticando la postura antiabsolutista de los autores jesuitas.
En fin, además de un agradable encuentro de muchos académicos interesados en la segunda escolástica hispana, este Seminario de AEDOS nos sigue animando a profundizar en el pensamiento salmantino como una de las más consistentes raíces de la Modernidad.
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