Skip to content

La fuente de los Principios

Publicado en Libertad Digital

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Mucho se ha escrito acerca de la importancia de los Principios de Economía Política de Carl Menger. Sin embargo, la mayor parte de los estudiosos colocan esta gran obra en un equivocado lugar de la historia del pensamiento económico. Las dos afirmaciones más repetidas consisten en que el fundador de la Escuela Austriaca de Economía provocó una verdadera revolución y que sus orígenes remotos habría que buscarlos en el mundo anglosajón. Sin embargo, es difícil determinar cuál de estos dos asertos encaja peor con la realidad histórica.

El coste entendido como coste de oportunidad, la relación entre precios y costes, la determinación del precio de los factores de producción, el subjetivismo, la definición de bienes económicos y la relación entre la unidades incrementales y la ley que explica el valor son algunas de las aportaciones originales que Menger habría hecho a la ciencia económica. Pero lo cierto es que no fue así. La adecuada definición del coste económico y su relación con los precios fueron desarrolladas varias décadas antes por Hermann, Ray, Roscher y Schultz. Hermann, por ejemplo, llegó a afirmar que «de la demanda y de lo que los demandantes están dispuestos a ofrecer por un bien vemos que cantidad de bienes están dispuestos a renunciar a cambio del deseado y esto determina cual puede ser el nivel superior del coste de la producción menos remunerada». Tampoco el subjetivismo fue una aportación original de Menger. Autores como Hufeland lo desarrollaron y lo aplican a la economía desde comienzos del siglo XIX. Hildebrand hizo lo propio con la idea de marginalidad y, todos los autores citados, casi sin excepción, explicaron de manera previa y muy similar a Menger las características que tiene un bien económico.

No cabe duda de que Menger tomó prestada la mayoría de los conceptos que le caracterizan según la visión actual de la historia de las doctrinas económicas e incluso según los economistas y pensadores contemporáneos de la Escuela Austríaca. Su obra, sin embargo, no supuso una revolución radical como suele pensarse sino un paso más en una tradición en la que Menger se había empapado durante años. Sus aportaciones más importantes a esta línea de pensamiento son su inconfundible individualismo metodológico, por un lado, y por el otro su tratamiento de la interacción de los mercados analizando más de un precio simultáneamente en una estructura de producción intertemporal ligada a la clasificación vertical de órdenes de producción. A estas dos contribuciones habría quizá que añadir la integración de la idea subjetiva de tiempo y la de incertidumbre en el cuerpo teórico de la economía. Sin embargo, el subjetivismo económico era algo totalmente arraigado y desarrollado cuando Menger escribe sus Principios. La verdadera revolución de la época, como ha explicado Streissler, llegó de la mano de Schmoller.

Pero, ¿quiénes eran estos autores que precedieron a Menger en muchas de sus supuestas aportaciones? Actualmente se les conoce como a los miembros de la Gebrauchtwertschule. Y lo curioso es que Menger reconoce una y otra vez su enorme deuda con todos ellos. En el comienzo de los Principios, dedicados por cierto a Roscher, declara que «la reforma aquí intentada de los principios supremos de nuestra ciencia se fundamenta en un trabajo previo, llevado a cabo casi sin excepción gracias a la laboriosidad de investigadores alemanes.» Así pues está claro que los autores de esta escuela alemana son el precedente más directo de la Escuela Austriaca de Economía.

Si esto es así, ¿cómo es posible que Mises situara los orígenes de la Escuela en el mundo anglosajón? Este es uno de los errores más misterios e intrigantes que surgen de los escritos de Mises y de Schumpeter. Los cierto es que tanto uno como otro sabían (a través de Menger, Böhm-Bawerk y Wieser) de la importancia decisiva de la Gebrauchtwertschule en los Principios de Economía Política pero ambos decidieron ocultarla e incluso negarla. Sin embargo Mises ignoró a los autores alemanes y puso a los Smith y compañía en el lugar de predecesores de Menger. Y no cabe siquiera especular que Mises pensara que a su vez, esta escuela alemana estuvo influida de tal forma por la escuela escocesa que se pueda decir que la anglosajona es el origen de la austríaca y que no merecía la pena mencionar a los alemanes. De hecho, si por algo se caracterizaron estos autores alemanes fue por su fiero rechazo a la teoría anglosajona del valor y de ahí su nombre de Escuela del Valor de Uso. Por su parte Schumpeter llegó a afirmar que este grupo de autores alemanes no tienen otro valor que el de haber repetido lo que decía Adam Smith. De nuevo, nada más alejado de la realidad. Por poner un ejemplo, Oberndorfer concluyó una de las más demoledoras críticas a la teoría del valor en La Riqueza de las Naciones con estas palabras: «Y puesto que en sí mismo el trabajo no tiene valor, tampoco puede tener en sí mismo precio y, por lo tanto, tampoco puede ser medida de precios.»

Al otro lado de la interpretación histórica se sitúan los propios autores alemanes que recibieron la obra de Menger como un gran paso delante de su trabajo. Wilhem Roscher, el miembro más destacado de la Gebrauchtwertschule cuando se publican los Principios de Economía Política, considera a Menger como el gran continuador de la escuela alemana del valor de uso. Refiriéndose a «aquellos economistas que continúan en el camino de Hermann», Roscher destaca al «austríaco C. Menger y su análisis conceptual altamente abstracto, siempre original y a menudo bastante fructífero, fundamentado habitualmente en un conocimiento exhaustivo de la historia del pensamiento». Como ejemplo demostrativo de estas cualidades Roscher señala que Menger «examina primero la formación de los precios en el caso de un intercambio aislado, luego en el caso del intercambio monopolístico y tan sólo finalmente en el caso de la influencia de la competencia por ambos lados».

No cabe duda de que los autores de la Gebrauchtwertschule, una escuela de pensamiento económico unida a través de su crítica a la concepción smithiana del valor, fueron la fuente inmediata de donde bebió Carl Menger para sus Principios. Donde sí surgen infinidad de interrogantes es en el motivo por el que Mises y Schumpeter decidieron desviar la atención sobre este hecho y trataron de colocar a la Escuela Austriaca en un lugar que no le corresponde.

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

El día en que faltaban pisos

El tema de la vivienda es, sin duda, el principal problema de la generación más joven de país, podríamos decir de la gente menor de 35 años que no ha accedido al mercado de vivienda en la misma situación que sus padres, y no digamos ya de sus abuelos.