Skip to content

¿La globalización destruye las culturas locales?

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Los defensores de esta tesis arguyen que las distintas identidades locales quedarán destruidas por una cultura estándar global.

Una de las críticas a la globalización es que destruye las culturas locales. Los defensores de esta tesis arguyen que las distintas identidades locales quedarán destruidas por una cultura estándar global.

El principal problema de los defensores de esta tesis es que no comprenden que la cultura es una institución social viva, evolutiva e increíblemente dinámica. Todas las culturas son una mezcla continua de otras. No existe una cultura “pura”.

Tendemos a pensar que nuestra cultura actual es única, inamovible y perenne, pero si echamos la vista atrás tan solo 50 años veremos que ha cambiado profundamente… ¡y para bien! La cultura que ahora valoramos, que nos enriquece como personas y que pensamos que es ideal para nosotros, no existía hace poco tiempo. Ha evolucionado de la anterior. Y qué duda cabe que, cuando miramos la forma de pensar y estilos de vida de hace 50 años, tenemos la sensación de haber avanzado mucho en todos los sentidos.

La globalización multiplica la comunicación e interacción de los individuos, por lo que la cultura evoluciona más rápidamente. Y eso es magnífico, ya que significa que los individuos encuentran información que perciben como más útil para trazar sus planes de acción en aras de alcanzar sus objetivos. Las culturas no desaparecen, se transforman y evolucionan.

No solamente no desaparecen, sino que cada vez son más relevantes. Hemos pasado de pensar la globalización como un proceso de estandarización cultural a darnos cuenta que la identidad y cultura local es cada vez más importante.

Desde el punto de vista empresarial, las diferencias culturales son tan relevantes que las empresas se enfrentan a notables retos: adaptar sus productos a múltiples mercados con necesidades distintas debido a diferentes normas y valores sociales; proceso de adaptación de los expatriados al país de destino; correcto establecimiento de los precios de los productos en distintos países y mercados; canales de distribución diferentes según mercado; herramientas de comunicación desiguales dependiendo del mercado, etc. Si las diferencias culturales no fueran tan importantes, las empresas se ahorrarían una gran cantidad de inversiones extra y fracasos empresariales.

Pero es que, además, son precisamente los valores locales lo que el ser humano valora al percibirlos como diferentes y únicos.

Pongamos el caso del turismo, donde el viajero no busca simplemente desplazarse de un lugar a otro, sino que busca una experiencia. Una experiencia que vivir, que compartir y que contar a sus allegados. Ciertamente, algo que cobra realmente importancia para el viajero merecerá ser contado por éste. Esto es así porque el ser humano valora un ofrecimiento que satisfaga necesidades sociales e individuales.

Uno de los valores que consiguen colmar de contenido la experiencia son los valores locales de un determinado territorio, región o país. Éstos son considerados por el viajero como diferentes, únicos, valiosos, escasos y exclusivos. Pese a que mundo tiende a la globalización, los valores y culturas locales tienen cada vez más importancia. La promoción es global pero la experiencia siempre es local.

El aspecto local está íntimamente ligado al turismo. El turismo no deja de ser una búsqueda de experiencia cultural ajena a la propia de forma que contribuya al enriquecimiento personal.

Esa experiencia que el viajero busca la conforman el territorio, el patrimonio cultural, los habitantes, el clima, la tradición, la historia, el paisaje y la gastronomía, entre otros.

Es por tanto que comprobamos que la globalización, en lugar de destruir las culturas locales, las ensalza hasta hacerlas únicas, irrepetibles y merecedoras de ser conocidas.

7 Comentarios

  1. Lo malo es cuando las
    Lo malo es cuando las culturas preñadas de crueldad destruyen a las otras y nos llevan a una cruel involución.

  2. La globalización expone a una
    La globalización expone a una influencia extensa e intensa a todos y en todas partes, lo que acelera las transformaciones culturales que destruyen las culturas locales tal y como se recordaban. A quien le disguste, debiera preguntarse si el cambio es evitable, si el canon cultural lo define él o si el ritmo de transformación lo regula su particular criterio. Los demás consideramos que los cambios son inevitables, que traen cosas positivas, y otras negativas, y que los cambios bruscos dan vértigo y frecuentemente desadaptaciones.

  3. Las culturas locales y
    Las culturas locales y ancestrales son fascinantes, pero su supervivencia no puede justificar que se condene a ciertas personas, por el mero hecho de pertenecer a un pueblo con una cultura ancestral, a seguir viviendo en la edad de piedra.
    Todas las personas tienen derecho a conocer y disfrutar las ventajas que ofrece el siglo XXI. Y luego decidir cómo quiere vivir.

    • Hola Zuppi,
      Totalmente de acuerdo con no aislar a estas comunidades intencionadamente para que se mantengan «puras» (no contaminadas o influenciadas por el modernismo), y luego tratarles como monos de feria. Y de acuerdo con dar la oportunidad de que si su deseo es modernizarse, de que tengan las herramientas y recursos para hacerlo.
      ¿Pero y si su deseo es infundido por un menosprecio hacia su forma de vida? ¿Por muy felices que vivan, si te comparan y te hacen creer que eres menos que aquellos? ¿Que eres pobre y debes «modernizarte» y «progresar» para poder tener una mejor calidad de vida? ¿Para así ser qué, más feliz? He visto casos de por ejemplo las Islas Mentawai, que jóvenes de mi edad que se les vende eso, y luego resulta que son tremendamente más infelices, esclavos del sistema y sin apenas poder llevarse nada a la boca. Cuando antes, se sentían mucho más felices, viviendo en comunidad, libres, sabiendo que la naturaleza les proporciona todo lo que necesitan.
      Lamentablemente la visión del hombre occidental blanco (imperialista) que viene a salvar a estos pobres, es que estas culturas y formas de vida tradicionales y ancestrales son arcaicas (como dices, de la edad de piedra) y deben modernizarse, y en muchísimos casos, imponiéndoselo. Ya sea por «su bien» o por intereses socio-económicos, para juntarles en pueblos creados por el gobierno, para así poder explotar sus recursos naturales, poder controlarles, y homogenizar la cultura nacional mediante la asimilación. Muriendo así toda su cultura ancestral milenaria…

      Como dicen, démosles la oportunidad de conocer ambos mundos (pero intentando influenciar lo menos posible), y que sean ellos mismos, viendo lo bueno y malo de ambos estilos de vida, que decidan cómo quieren vivir.

      ¿Qué opináis?
      Saludos,
      Odei

  4. Hay un problema conceptual.
    Hay un problema conceptual. «La» globalización, así, en abstracto, es algo muy ambiguo.

    Está claro que la globalización de las comunicaciones puede ayudar a transformar las culturas en sentido positivo, al tiempo que ayuda a mantenerlas, aunque parezca paradójico.

    La creación de un mega-Estado supranacional ya me resulta más sofocante. La UE, la ONU, el FMI, el Banco Mundial, etc., todo eso debería ser desmantelado, en mi opinión.

    Y la idea de un gobierno mundial me resulta francamente indeseable.

  5. No entiendo. ¿Cómo que la globalización ensalza las culturas locales?
    La modernización y globalización nos hace estar hiperconectados a nivel mundial, nos homogeniza en una sola cultura global, cada una con su herencia cultural única, pero al fin y al cabo se crea una única cultura global, que va moviéndose y transformándose según la economía y las modas. Es decir, terminamos comiendo, vistiendo, bailando, cantando, trabajando, incluso soñando y creyendo lo mismo o casi lo mismo. Repito, cada una dándole más o menos matices de sus herencias culturales locales, pero el juego pasó a ser global, y ello conlleva la desaparición de culturas únicas y diversas creadas durante milenios por pueblos más aislados (digo más, porque siempre ha habido influencias de culturas a culturas, pero nada que ver con el nivel y la inmediatez de hoy en día).

    Todo esto a raíz de un juego capitalista donde las mismas multinacionales y sus consumidores son esclavos de su propio circulo vicioso de trabajo, consumo, dinero y poder, donde nos alimentamos horas y horas a diario de contenido de las mismas RRSS como TIKTOK, Instagram, Youtube, o Facebook, y que nos hacen esclavos de otro juego de EGO-s superficiales, apariencias, y falsedad, condenándonos a no estar contentos con nuestra apariencia y alimentar así sectores MULTIBILLONARIOS como el del diseño/moda/cosmética/estética/»deporte» gym/fitness, etc. que crean y se alimentan de nuestras inseguridades.

    Cultura es cómo un grupo de personas (familia/empresa/comunidad/pueblo/nación, etc.) se relaciona, se comunican, cantan, bailan, juegan, se visten, su gastronomía, cosmología, y un larguísimo etc. Son los rasgos que les hace ser quiénes son. Esto, puede evolucionar mucho y rápido o poco y lento, pero eventualmente se transforma. La globalización efectivamente no destruye culturas, porque las culturas no se pueden destruir, cambian, se transforman. La globalización lo que hace es conectar los pueblos y naciones de todo el mundo, influenciándose unas a otras, pero como todo, con una gran mayoría que sigue un patrón, una moda global popular, y por ende homogenizando a cierto nivel y reduciendo la diversidad.

    Lo que sí que destruye son las tradiciones. El progreso es lo opuesto a la tradición. En nuestro día a día vivimos en una cultura moderna en constante «progreso», pero seguimos manteniendo (o intentando mantener/preservar) algunas tradiciones «vivas» como si de una cajita de oro se tratase para admirar lo que algún día fuimos.
    Un ejemplo concreto, en mi pueblo (como en la mayoría) vivimos modernizados: teléfonos móviles, televisiones, coches y otros medios de transporte, electrodomésticos, industria 3.0 y 4.0, alimentos e infinidad de productos importados de todas partes del mundo, y como no, recursos fósiles y/o renovables para alimentas toda esta maquinaria llamada capitalismo. Este contexto cultural del día a día será muy similar a cualquier otro contexto de cualquier metrópoli o pueblo de Europa o gran parte del mundo, ¿verdad? Muy bien. Y luego tenemos cada uno nuestra cajita, nuestro conjunto de tradicionales bailes, vestimenta, música, arquitectura, gastronomía, etc. que un día fuimos, es decir nuestra cultura tradicional, que mantenemos semi-viva antes de pasar a ser parte de un museo, y el cual el capitalismo lo tiene como una cajita de oro para entretener a los turistas (€).

    Pero amigo, de ahí a decir que las ensalza… Yo no lo comparto.

    Saludos,


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Cómo el mundo se hizo rico

La obra de Acemoglu, Robinson y Johnson, por sus trampas y errores, seguramente no merezcan un Premio Nobel.