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La libertad sexual es una genuina causa liberal

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Unas de las mayores víctimas de esta unión Iglesia-Estado fueron los homosexuales.

“Todo proceso de liberación es un proceso de privatización”.

Cuando hablamos de libertad sexual, es ineludible mencionar las limitaciones, restricciones, sanciones y prohibiciones morales y legales que ha sufrido en la historia Occidente. Comparadas con otras civilizaciones, la judeocristiana ha imprimido un profundo rechazo a la libertad sexual en general y a los actos homosexuales en particular. Tampoco nadie puede negar el papel que la Iglesia ha jugado en este sentido, quien se ha opuesto “no solamente ni primordialmente porque fuera ‘antinatural’ o ‘anormal’ sino porque satisfacía el lujo carnal”, en palabras del psiquiatra libertario Thomas Szasz. Pero probablemente esa oposición de la Iglesia habría significado poco si no hubiera sido por una alianza: la que selló con el Estado, con el poder político. Si no puedes con tu enemigo, alíate a él. Tras el emperador Constantino y particularmente con Teodosio en el siglo IV, la unión Iglesia-Estado iniciaría un muy largo recorrido en Occidente. La Iglesia exaltaría el papel del Estado y éste, en contrapartida, legislaría de acuerdo a los dictados morales de aquélla.

Unas de las mayores víctimas de esta unión Iglesia-Estado fueron los homosexuales. Chivos expiatorios y filisteos cuya expurgación social servía como reafirmación de los morales y rectos a ojos de la curia en su frenesí antisexualista. Incluso en el siglo XVIII se quemaban a homosexuales en hogueras en la propia ciudad de París. Pero hace falta remarcarlo: todo ello fue gracias al poder del Estado. John Boswell, de la Universidad de Yale, asegura que los homosexuales tenían mucha mayor libertad en la República romana que tras la unión Iglesia-Estado en la época del Imperio.

En la época de la Ilustración nació un nuevo movimiento social, político y ético: el liberalismo. Ya en 1764 podemos encontrar en el jurista liberal Cesare Beccaria en su libro Of crimes and punishments argumentar contra las leyes antisodomía. Montesquieu y Voltaire también criticaron su criminalización y Adam Smith afirmó que la sodomía era algo que le resultaba indiferente.

La primera publicación gay data de 1896 en Alemania, Der Eigene. Su creador fue Adolf Brand, un anarquista individualista que tuvo que clausurar la publicación en 1933 con el régimen nazi. En Intimate Matters: A History of Sexuality in America, Freedman y D’Emilio notan cómo el auge del liberalismo desde finales del XVIII llevó a América a “una reducción en la regulación estatal de la moralidad”.

En 1859, el pensador liberal John Stuart Mill formuló en su obra On Liberty que “sobre su mente y su cuerpo, sólo cada individuo es soberano”. El economista y pensador liberal Friedrich Hayek condenó el “tratamiento de la homosexualidad” en 1960 en su obra The Constitution of Liberty, puesto que “las prácticas consentidas entre adultos, aunque puedan aborrecer a una mayoría, no deben estar sujetas a acción coactiva del Estado”.

Mientras el liberalismo abrió la puerta a la causa de la libertad sexual, su gran oponente ideológico, el socialismo marxista inició su propia contrarrevolución. La represión de los homosexuales en la Era Contemporánea ha alcanzado su máxima crudeza en los regímenes socialistas. El primer Congreso Nacional de Arte y Cultura en la Cuba socialista resolvió que “los homosexuales no deberían tener una influencia directa sobre los jóvenes”. La situación en la China de Mao y sus campos de concentración es aún más trágica y sangrienta. Nótese igualmente hoy la dura represión sexual en países donde hoy se lidera la alianza Estado-Iglesia: en países islámicos.

El primer partido político de relevancia a un nivel nacional que defendió la plena igualdad de las personas homosexuales ante la ley fue el Partido Libertario de EEUU desde su fundación en 1972, posiblemente el partido más relevante en defensa de los ideales de libertad individual y Capitalismo laissez faire. En la Libertarian National Convention de 1975 en Nueva York se adoptó por unanimidad en el programa del partido la “abolición de todas las leyes relativas a las relaciones sexuales consentidas, incluyendo la prostitución y su búsqueda, y el cese inmediato de la opresión del Gobierno sobre hombres y mujeres homosexuales”. Igualmente se adoptó en el programa marco la igualdad y libertad de los homosexuales en el ejército. Dos décadas después, el demócrata Bill Clinton aprobó una ley (la DOMA) que permitía a los homosexuales estar en el ejército siempre que no dijeran ni propagaran su condición sexual como si fuera algo vergonzante.

Fuera del Partido Libertario, pionero en la causa de la libertad de homosexuales en la escena estadounidense fue Barry Goldwater, candidato presidencial del Partido Republicano en 1964 y senador republicano por Arizona. Apodado Mr. Conservative y autor de “La Conciencia de un Conservador”, fue un político que reivindicaba fuertemente el viejo conservadurismo americano de raíz libertaria con origen en la Revolución Americana y que afirmó que “los gays y lesbianas son parte de la familia americana y no debemos defraudarles en sus esfuerzos por vivir mejor y servir a sus comunidades”. Tiempo después, ya en 2004, la demócrata-izquierdista Hillary Clinton expresaba en el Senado su oposición a que el matrimonio fuera otra distinta del exclusivamente heterosexual. El insostenible mito de que la izquierda política tiene principios a favor de la libertad de los homosexuales (como tampoco los tiene la derecha antiliberal) puede también deconstruirse para el caso de nuestro país en el libro “De Sodoma a Chueca. Una historia cultural de la homosexualidad en España en el siglo XX” de Alberto Mira.

Los liberales y libertarios no defendemos la liberación y libertad de los homosexuales porque se nos sintamos cómodos y en simpatía (o incómodos o en antipatía) hacia ellos, del mismo modo que sucede con los negros, las mujeres o todos aquellos grupos que históricamente podemos definir como subyugados. En el fondo, el argumento último para reclamar la libertad de éstos o aquéllos no se basa en la pertenencia a ningún grupo o conjunto más allá de pertenecer al género humano. Porque todo individuo es dueño absoluto de sí mismo, su cuerpo y su mente. Y toda libertad nace y brota de este concepto de propiedad privada, de auto-propiedad.

Todo proceso de liberación de personas es, en suma y por definición, un proceso de privatización. Pues reivindicar la libertad de una persona supone reivindicar su absoluta e inalienable propiedad sobre sí misma. Cualquier genuina libertad, como la sexual, es una genuina causa liberal.

21 Comentarios

  1. Lo que las persona hagamos
    Lo que las persona hagamos voluntariamente con nuestros cuerpos en privado es de nuestro señorío.

    Los usos y costumbres cambian constantemente peor no por ley o por justicia sino flemáticamente por conocimiento y utilidad ( de lo que escasean los usos sexuales )

    La libertad sexual es una genuina causa liberal y como todas las causas liberales, socialmente sospechosa.

    La misma urticaria nos producen aquellos que pretenden imponer lo que los demás pueden o no pueden hacer con su cuerpo como aquellos que pretenden cambiar la sociedad por ley vertical.

    • Que hay mas util que el
      Que hay mas util que el placer y la felicidad para el ser humano?

      La unica cosa impuesta via vertical ha sido la represion en los ultimos siglos

    • Hola Adolfo
      Hola Adolfo

      En los usos y costumbres la utilidad social es importante a la hora de consolidarlos. La utilidad social de las prácticas sexuales no reproductivas no resulta socialmente evidente aunque la suma de felicidades individuales sí sea de utilidad social.

      Las imposiciones verticales son las leyes , las imposiciones horizontales son las estigmatizaciones sociales.

      La represión en los últimos siglos no ha sido la única cosa impuesta vía vertical.

      Un saludo.

    • Hola, Pizarro.
      Hola, Pizarro.

      Me ha llamado la atención eso de la “imposición horizontal” diríase que equiparada a la represión violenta de una ley. Dudo que fuera esa tu intención, pero en todo caso creo que viene bien señalar que estigmatizar en el sentido de negarse a colaborar con alguien, por los prejuicios que sean, no es de suyo una imposición violenta y sería perfectamente legítimo.

      Si no existiera poder político, los estigmas sociales devendrían inocuos por completo. El problema, a mi entender, es que se comienza estigmatizando y se acaba reprimiendo con violencia mediante leyes injustas.

      Saludos.

    • Hola Berdonio
      Hola Berdonio

      Somos sociales y la amenaza de la exclusión social era, en origen, una amenaza de muerte. Hoy día la estigmatización social no es mortal pero en absoluto es inocua.

      Los acuerdos voluntarios entre individuos con complejos, sobre todo por la injerencia Estatal, pero cotidianos.
      La armonía entre el individuo y la sociedad en la que se desarrolla es aún más compleja porque el interlocutor es un impersonal patrón de usos y costumbres, además el Estado también chapotea por aquí.

      La imposición horizontal es fácil de sortear en una sociedad abierta, no tanto en una sociedad cerrada.

      Ambas imposiciones pretenden lo mismo, sojuzgar al individuo.

      Los estatalistas creen que son lo mismo, los sectarios aspiran a igualarlas y los libertarios las combatimos con igual denuedo.

    • A ver si me explico. Que la
      A ver si me explico. Que la chica de tus sueños te dé calabazas no es inocuo, pero es muy diferente a que te muerda una oreja. Lo primero puede hacerlo, lo segundo no.

      Existe una diferencia esencial entre ese tipo de imposiciones que citas, las cuales, como bien dices, los estatalistas confunden, pero los libertarios no podemos combatir con igual denuedo, porque unas son legítimas y las otras no.

      Contra una inmoralidad que no inicie violencia no se puede iniciar violencia. Por ejemplo, la homosexualidad es una inmoralidad a juicio de algunos con los que discrepo, pero cometerían un grave crimen si actuaran con violencia contra ella. El mismo que cometeríamos nosotros si los violentásemos por oponerse pacificamente a nuestros amigos homosexuales.

      Esta es cuestión clave que entiendo no se puede pasar por alto; discúlpame si te parezco puntilloso.

    • Hola Berdonio, te explicas y
      Hola Berdonio, te explicas y sí me lo pareces pero no hay nada que disculpar.

      Si todas las chicas de tu pueblo acuerdan que solo puedes ligar con Susana, que por cierto muerde orejas y no te gusta, pues por supuesto que pueden hacerlo y desde luego es una faena abstenerte de ligar o tener que irte de tu propio pueblo.
      Ni te cuento cómo se te pone el panorama si no hay más pueblos.
      Si la cosa es que te conciertan un matrimonio o que no te casas si no estás ablacionada, la cuestión deja de ser una bromita.
      Cuando la imposición social es una opción, difiere de una coacción, cuando es la única opción, no difiere en nada y la ilegitimidad es la misma.
      Con denuedo debemos denunciar la coacción estatal y con denuedo debemos exigir opciones y alternativas a las imposiciones sociales.
      Un saludo.

    • No puedo estar más en
      No puedo estar más en desacuerdo y créeme que no te molestaría si no me pareciera cuestión fundamental.

      Si no distinguimos con nitidez lo que es violencia (como la cursilería, nos puede costar describirla pero la reconocemos en cuanto la vemos) de lo que no, todas nuestra convicciones liberales carecen de sentido, pues podría ser legítima defensa que alguien nos golpeara por negarnos a aceptar el «justo» trato que propone.

    • El desacuerdo es retador y
      El desacuerdo es retador y estimulante.
      La violencia entre individuos es inequívocamente la violencia física.
      La violencia entre el individuo y el grupo es física y por aislamiento que es la imposibilidad de colaborar con los demás, es decir de sobrevivir, si no existe grupo alternativo.
      Ante la violencia física: Auto-defensa o apelar a las instituciones de seguridad/justicia del grupo. Acuerdos voluntarios y mutuamente beneficiosos.
      Ante la violencia por aislamiento: Exilio o solidaridad entre insurrectos. Múltiples grupos y grupos abiertos.
      Rara vez la violencia no es la expresión de miedo/impotencia, la colaboración mutuamente beneficiosa es confianza y posibilidad. En ocasiones es expresión del mal.
      La respuesta de anulación incluye violencia legítima.
      Un saludo.

    • Sí, nada como un fértil
      Sí, nada como un fértil desacuerdo.

      Eso de la violencia por aislamiento es nuevo para mí. Pero estoy seguro de que no está tipificada en ningún código penal tradicional. Que le abandonen a uno (sobre todo si se está muy enamorado) puede, en efecto, deparar consecuencias mortales pero me parece absurdo considerarlo un delito.

      La denegación de auxilio es sin duda una inmoralidad, pero no es violencia. Imagínate que te estás muriendo de sed en el desierto y yo paso de largo indiferente a tu sufrimiento. Este proceder sería execrable, pero en modo alguno violento. Si sostienes que estoy obligado a salvarte, estarás apoyando la moral cálida de la socialdemocracia. Por deleznable que nos parezca negarse a colaborar con el prójimo, castigarlo con violencia comporta mucho peores consecuencias, que me parece innecesario explicar a un liberal. Contra el boicot y el desprecio está el boicot y el rechazo, pero no la violencia.

      Negar lo anterior equivale a perder el oremus liberal y un criterio objetivo para resolver conflictos. Por ejemplo, si para atajar la discriminación laboral de los homosexuales recurrimos a la violencia, nos pondremos exactamente a la altura de quienes los encarcelan para combatir lo que consideran una perniciosa influencia. Objetarás que la discriminación es un mal, pero la influencia homosexual no, lo cual es harto discutible (yo apoyo la libre selección de personal y un fundamentalista islámico opinará otra cosa), no habrá manera de ponerse de acuerdo y existe el riesgo cierto de que los contendientes acaben a tortas, ya que en cualquier caso alguien será violentado.

      El único modo de que reine la paz y la armonía es un rechazo absoluto al inicio de violencia. Lo demás se podrá combatir pacíficamente pero no iniciando la violencia.

      La conclusión de todo esto es que no con idéntico denuedo se deben atajar la compulsión física o amenaza de ella y la presión social no violenta. La primera se puede y se debe combatir con legítima violencia de represalia, la segunda no. Si no existe manera de casarse sin pasar por el aro (qué rebuscados casos extremos hay que oír para justificar violencias rutinarias), pues no se casa uno, como si se viviera en una isla desierta, y en paz, pero violar voluntades ajenas no es la solución correcta.

      Un saludo y nuevamente disculpa. No pretendo pasar por el guardián de las esencias, pero si equiparamos explotación y violencia ¿en qué nos diferenciamos de los marxistas?

    • Aclaración: Uno está
      Aclaración: Uno está moralmente obligado a salvar al sediento, pero no debe ser castigado violentamente si no lo hace.

    • En la interacción entre
      En la interacción entre individuos la violencia es simple: violencia física.
      En la relación entre individuo-grupo, la violencia es compleja, absolutamente asimétrica y conspirativa.

      Algo habrá escrito en algún código penal sobre la confabulación, seguro.

      Si te mueres de sed porque no has sido capaz de conseguir agua mediante pago, trueque o misericordia, efectivamente la cosa en triste y mezquina pero no punible.

      Si te mueres de sed porque todos, sin excepción, los poceros y habitantes del pueblo conspiran para no venderte-cambiarte-darte agua para obtener el beneficio de tu cambio de actitud, sojuzgándola, entonces la situación es triste, mezquina, sin violencia física y perfectamente punible. Aunque sea punible, date por fastidiado porque no tienes a quien recurrir.
      Afortunadamente en la mayoría de los casos hay distintas maneras de entender las cosas entre los habitantes y poceros de los pueblos y hay distintos pueblos.
      El denuedo de los liberales ante el pensamiento único y la cartelización ha de ser constante.

    • Creo que no consigo
      Creo que no consigo explicarme bien. Permíteme un último intento.

      La conspiración pacífica no cabe sino entenderla como la privación de una ventaja, con el fin de inducir determinado comportamiento.

      Hay dos maneras de promover una conducta: amenazar con un castigo o incentivar con una recompensa. Las presiones sociales no violentas siempre son del segundo tipo por oposición al apremio político. Las relaciones individuo-grupo serán muy complejas y asimétricas, pero que devengan irresistibles en la práctica no les confiere necesariamente un carácter violento. Esos poceros que se confabulan para negarte su agua no son violentos ni su conducta es punible como si lo fuera, con independencia de las consecuencias más o menos trascendentes de su acción o de que se pueda o no contraatacar. Simplemente hay que imaginarse que esos poceros no existen ni, por supuesto, el fruto de su trabajo, los pozos. Si no quieres someterte a unas condiciones que consideras abusivas, olvídate de que esos pozos están ahí y excava los tuyos; cosa distinta es que trataran de impedírtelo usando violencia.

      No obstante, es cierto que en tasadas ocasiones será incluso moral atacar a los pacíficos poceros para impedir que alguien se muera de sed, pero esa es otra cuestión. Primero reconocemos que atacar a los pacíficos es un delito y luego concedemos que excepcionalmente cometer delitos naturales puede ser moral (la comisión de meros positivos siempre lo es); pero eso sí, siempre a pasar por caja, que las heroicidades no salen gratis. Se salva al sediento pero se asumen religiosamente las responsabilidades penales y las indemnizaciones correspondientes a que hubiere lugar.

      Otra cosa. Algún tipo de confabulación puede estar contemplada en algún código, pero se trataría de mero mandato improcedente y no de una respetable y genuina ley general y abstracta.

      El denuedo ante el pensamiento único y los cárteles no caracteriza a un liberal, sino el denuedo contra el inicio de la violencia. Es fundamental entender el matiz. Si la gente decide voluntariamente aborregarse o coaligarse es muy libre, faltaría más.
      Saludos.

    • Te explicas con nitidez,
      Te explicas con nitidez, para ti, todo acto libre/voluntario y pacífico en relación con tu propiedad no es punible, mezquindades aparte. Liberal de manual.

      La esencia de la libertad es poder elegir entre opciones.

      La capacidad de un individuo para reducir tus opciones a una sin usar la violencia, es nula.

      La capacidad de un grupo para reducir tus opciones a una sin usar la violencia, no es nula.

      Anular la libertad por medio de la violencia, punible, anularla por confabulación pacífica, punible. Liberal desnortado, supongo.

      Por supuesto cuando hablo de confabulación para anular la libertad es reducir las opciones a una, no a que las opciones sean pocas o no te gusten.

      Un saludo.

    • Pues ya tenemos localizado el
      Pues ya tenemos localizado el meollo de la disensión: yo creo que la esencia de la libertad es no sufrir coacción (libertad negativa). Poder elegir entre opciones (libertad positiva) no se corresponde con lo que entiendo genuina y cabal libertad; y me atrevo a afirmar que en esto el heterodoxo eres tú.

      Con el mayor respeto te invito a revisar tus fundamentos para evitar que caigas en contradicciones insolubles, como verte obligado a declarar sometido y esclavo a quien no puede levitar y libre como el viento a un pirata asesino que no vea limitada su acción por ningún escrúpulo.

      Por otra parte, te niego que la capacidad de un grupo para reducir tus opciones a una sin usar la violencia no es nula. Es nula. Sin violencia nadie ni nada puede reducir las opciones de un individuo a una. Eso equivaldría al absurdo de asegurar que un único individuo en el planeta sólo tendría la opción de quedarse inmóvil e inactivo. La capacidad de acción del ser humano es infinita salvo que sufra violencia. Te reto a que me pongas un solo ejemplo de cómo se puede impedir el pacífico curso de acción ajena sin violencia (reducir las opciones a una, inmovilizar)

      Y, por favor, no me digas que si la tribu le comunica a una mujer que si no se ablaciona nadie querrá casarse con ella y todos la mirarán muy mal, no le dejan opción. Aunque nadie colaborase con ella tendría opciones si goza de manos y piernas. Incluso si no los tuviera podría implorar ayuda con los ojos. Y si no morirá con dignidad, pero nadie la habrá matado.

      Si fueras capaz de ponerme un solo ejemplo te lo agradecería infinitamente, pues me habrías sacado de un gran error

    • Graciosillo el video, pero no
      Graciosillo el video, pero no demuestra la capacidad de un grupo para anular ( propiamente, el tío no giraba contra su voluntad, sólo aceptaba sugerencias) de modo pacífico la voluntad del individuo, por eso nos hace gracia; si le dieran una paliza no nos parecería una broma.. Mucho menos avala que eso merezca una defensa violenta como la merecería una compulsión física.

      Observa también que la distinción que estableces entre grupo (ente con capacidad, según tú, de sojuzgar pacíficamente ¡vaya oxímoron!) e individuo (sin esa capacidad) es por completo arbitraria: una sola persona puede resultar igualmente persuasiva

      No serás capaz de darme el ejemplo que te pido, porque sencillamente no existe; con lo que creo que este pequeño debate ha concluido.

      Gracias y hasta otra ocasión.

  2. Efectivamente, lo que hagan
    Efectivamente, lo que hagan adultos en privado con sus cuerpos no es incumbencia del Estado, pero tampoco lo es el que a algunas personas ciertas prácticas (sexuales o de otro cualquier otro tipo, claro) les resulten aborrecibles y puedan expresar públicamente esta opinión y tratar de convencer a otros para que no las practiquen.
    El liberalismo no consiste en que apruebes todas las conductas de los demás que no dañen a terceros, si no que no pretendas prohibirlas solamente porque te desagraden

  3. Estando en general de acuerdo
    Estando en general de acuerdo con su artículo, convendría afinar la secular y permanente alianza «Iglesia-Estado» con la que señala este problema. Hasta donde yo sé, poca alianza hubo al recpeto en Gran Bretaña y sus amplias colonias del siglo XVI a finales del XIX, ni en Japón del siglo XVII hasta el XIX, ni en los países socialistas a lo largo de todo el siglo XX, ni hoy en los amplísimos territorios de los países islámicos. Y no parece que en ninguno de estos conextos la situación de los homosexuales haya sido mucho mejor. Por lo demás, el rigor definitivamente se derrumba en sus consideraciones sobre la unión Iglesia-Estado de los países islámicos. Utiliza la palabra iglesia de una forma que, sinceramente, pone la pasión por encima de la razón, y el interés en reforzar sus argumentos por encima del análisis de la realidad: prejuicios, estereotipos y extensiones semánticas inaceptables en un análisis serio. La legitimidad de los presupuestados de partida de su artículo no le permiten forzar la realidad ante ese extremo. Le aseguro que mucha gente de la «iglesia», las de verdad, no sufren menos en esos países islámcios a los que atribuye una alianza «iglesia-estado». En este último aspecto, la falta de rigor entra directamente en la inmoralidad argumental.

  4. Complejo y polémico articulo
    Complejo y polémico articulo.
    Indudablemente los dogmas morales cristianos determinaron la actitud de los estados hacia las minorias homosexuales.
    Desde la Republica Romana la simbiosis Estado -Iglesia afectó la libertad de las minorías homosexuales., agravándose con la aparición del islamismo y sus teocracias como la de Iran, en la que la dualidad Iglesia Estado paso a ser la politización de lo sacro como medio de dominación y manipulación social. Decía E. Cioran, pensador rumano, que el creyente y el no creyente comparten el mismo malestar: al primero lo atormenta sus certezas, al segundo sus perplejidades. Aunque soy creyente me parece mas humano la perplejidad que la certeza . Con la primera continuamos la búsqueda de la verdad, con la segunda ya arribamos y «es mejor el camino que la arribada . cuando ya no se desea nada más, y se ha secado la fontana del desear.» (Ortega). Niego el determinismo. Niego que un estado coaccione mi libre albedrio y no me deje alternativas como comportarme frente a esas minorías. Niego que sea discriminatorio que un empresario pastelero se niegue a hacer un pastel de casamiento a una pareja de lesbianas (EEUU) Eso es inaceptable coacción a la libertad individual y una indebida intromisión del civil servant ante una elemental libertad negativa.

  5. Hola buenas noches ¿Cómo está? Quería preguntarle si este contenido no lo tiene para compartir por Whatsapp, porque quiero mandárselo a un grupo de interesados y no veo la opción. Gracias. Saludos!


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