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Las máquinas que no nos quitaron el trabajo

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Asumir que el progreso ha venido a quitarnos el trabajo es tan absurdo como creer que el ordenador desde el que usted lee esto es malo.

El 2 de marzo de 1821 y a plena luz del día, unos mil doscientos obreros y campesinos armados con palos y piedras asaltaron distintos almacenes de los alrededores de la ciudad de Alcoy, en Alicante. En su incursión destruyeron diecisiete máquinas de cardar lana. Se detuvieron por la promesa del alcalde de que las decenas restantes en el interior de la ciudad serían desmanteladas. Pocas semanas después, unidades militares lograron sofocar la revolución de aquellos campesinos que trabajaban, tras labrar los campos, hilando y cardando la lana en sus hogares y que vieron aquellas máquinas como enemigas que venían a quitarles el trabajo.

Este sentimiento no fue original de los alcoyanos, sino que vino a ser una importación de las ideas luditas que casi un siglo antes habían supuesto la destrucción de miles de libras en maquinaria y el retraso del avance de la tan necesaria Revolución Industrial en los arrabales de Nottingham y otras ciudades inglesas. Aquellos pensaban, en su ignorancia, que una máquina que automatizase el trabajo dejaría a las familias empobrecidas y supondría un paso atrás en el avance de la calidad de vida del común de los mortales. No sólo se equivocaban, sino que gracias a la mecanización del trabajo se han salvado millones de personas que en otras circunstancias perecían en penosos accidentes y se ha ido mejorando exponencialmente el nivel de vida. Por supuesto, no se destruyeron puestos de trabajo, sino que se transformaron. El hijo de un minero ya no tenía que ser minero, sino que debido al aumento de la renta media pudo explorar otras alternativas. Entre otros logros, se acabó con la inmovilidad social que suponían los gremios y los oficios hereditarios. En Inglaterra se contaba con seis millones de habitantes en 1740. Un siglo después, tras la industrialización de la mayoría de áreas estratégicas de la Corona, se llegó a los diecisiete millones de ciudadanos. Si la gente hubiera acabado en el paro y totalmente empobrecida, ¿cómo se habría reproducido con tanta celeridad?

Que hace un par de siglos los campesinos alcoyanos vieran a una máquina -que necesitaba pocas horas para cardar lo que ellos tardaban semanas- como una enemiga podría resultar comprensible. El continuo avance de la civilización ha demostrado que se equivocaban. Lo que resulta verdaderamente incomprensible e incluso preocupante es que, a día de hoy, en nuestras sociedades, se continúe con esta idea. Da igual que se sea presidente del Gobierno y doctor en Economía: se puede sostener que las máquinas son malas, porque se asume la idea de que estas vienen a quitarnos el trabajo. Es una muestra de gran ignorancia ver a un “robot” como un enemigo, tan sólo por usar el término “robot” como una categoría propia a la que temer. Una cultura tecnológica basada en las películas de dibujos animados tiene consecuencias como que se pretenda que las empresas tributen por cada máquina moderna que automatice una tarea. Es de suponer que los que ven a un “robot” como un enemigo también tirarán a la basura su Thermomix para contratar a una cocinera, devolverán su lavavajillas para limpiar sus platos en el río o desmontarán su despertador electrónico para adoptar un buen gallo de corral, lo que además sería un gesto muy verde. Resulta tan insultante para la inteligencia media creer que el avance tecnológico es enemigo del progreso que habría que preguntarse si también aquellos se opondrán a que se les opere con modernos sistemas de cirugía pudiendo hacerlo con un cuchillo y un palo, o preferían un zumo de frutas y un par de oraciones al Dios Sol en lugar de quimioterapia. Podría seguir, pero tampoco debería sorprendernos esa actitud en una sociedad en la que un peligroso porcentaje de contribuyentes (y votantes) han preferido dar su opinión basada en vídeos de Facebook e hilos de Twitter contra toda la comunidad médica mundial en lo que a vacunas se refiere. Y sí, hay quien no vacuna a sus hijos porque se lo ha dicho su gurú. Y luego se quejan cuando se les mueren.

Asumir que el progreso ha venido a quitarnos el trabajo es tan absurdo como creer que el ordenador o el móvil desde el que usted lee esto es malo. Quién sabe si sería mucho mejor escribir a máquina y publicar las noticias en semanarios, o hablar por teléfono fijo. Esas pobres operadoras que conectaban una llamada con otra, ¿dónde estarán? Quizás sus hijas no sean operadoras, sino médicos, abogadas o profesoras. Probablemente el avance de la sociedad debido al ahorro, el capitalismo y el trabajo duro les ha brindado la oportunidad de no tener que heredar los oficios de sus madres en una vieja sociedad en la que no existía movilidad social.

Olivetti, líder en máquinas de escribir, se reinventó y ahora vende productos informáticos. Kodak, empresa puntera en carretes fotográficos no supo adaptarse al mercado y se encuentra en concurso de acreedores. Habrá quien crea que sería mejor volver a las máquinas de escribir y a las cámaras de fotos con carrete. Probablemente piensen, esos mismos, que cuando Kodak termine cerrando esa pobre gente acabará en la calle por culpa de las cámaras digitales. No. Será porque los responsables de su empresa no supieron adaptarse a un mundo que ya no imprime fotografías. Y contra el avance, gracias a Dios, no se puede luchar.

Hoy Alcoy es una importante ciudad de la Comunidad Valenciana que cuenta con casi sesenta mil habitantes. Cuando los campesinos se sublevaron, no llegaban a diez mil almas. Parece que no les vino tan mal a los alcoyanos un poco de progreso. Ni a los demás, tampoco.

7 Comentarios

  1. Hace algún tiempo, en el
    Hace algún tiempo, en el distinguido espacio televisivo «El Intermedio», uno de los secuaces lugartenientes de El Gran Wyoming intentaba ridiculizar a las personas con suficiente entereza moral e intelectual para cuestionar la propaganda sobre «el cambio climático» (calentamiento global antropogénico, para ser exactos, o AGW por sus siglas en inglés). Además de apelar al consabido (y ficticio) «consenso científico», se basaba en un gráfico que mostraba una serie de temperaturas ascendente junto con otra de concentración atmosférica de CO2 también ascendente. Aseveraba que eran tontos o malvados por no aceptar la evidente causalidad implicada (!?) por esta correlación. El telejuez de este tribunal gran-wyominesco dictaba así sentencia, confiando en el carácter hipnótico e inhibidor del sentido crítico del medio televisivo para que el público de tan distinguido espacio no se percatara de las trampas utilizadas en el proceso. Como, por ejemplo, que el gráfico en cuestión comenzaba en el siglo XIX. El periodo de tiempo en consideración era tan insignificante que excluía de partida cualquier posibilidad de que la variación climática tenga causas naturales. Si el gráfico hubiera comenzado en el siglo XVI seguiría siendo un periodo de tiempo insignificante e insuficiente; pero otra correlación habría aflorado. Parafraseando al consigliere Al Gore, una correlación incómoda para los propagandistas: la coincidencia entre la Pequeña Edad de Hielo (clima) y el Mínimo de Maunder (actividad solar), que ocurrieron antes de la Revolución Industrial.

    Mas todo esto son minucias, perversiones mentales de criminales del pensamiento. La casta sacerdotalcientifista… científica del naciente régimen tecnocrático mundial se ocupa de resolver estos pequeños detalles, por el bien común. Ustedes sigan los dictados de los expertos que componen la casta cientifista. Repitan conmigo, niños, una y otra vez: «las vacunas son seguras y eficaces», «hay que salvar el planeta», «el cambio climático, ¡ay!, el cambio climático», etc. etc. etc.

    Y sigan viendo «El Intermedio». O leyendo los artículos del IJM. Total, últimamente ya lo mismo da una cosa que la otra. Sean listos y buenos y nada peligrosos. No sean criminales del pensamiento.

    Jubal

    —–
    Este mensaje será destruido dentro de treinta días. Tal vez sea lo mejor, tal y como está degenerando el clima (sociopolítico)…

    • Estoy con usted con el
      Estoy con usted con el alarmismo social del cambio climático pero no entiendo qué tiene que ver con el texto del artículo. Me ha parecido que intenta criticar las vacunas con una falacia ad hominem. Si Wyoming defiende el calentamiento global (es real pero suscita un alarmismo que no comparto), sus argumentos sobre las vacunas quedan invalidados automáticamente.

    • Joan Salvatella:
      Joan Salvatella:
      No hay falacia ad hominem por mi parte, sino por parte de los que intentan ridiculizar y silenciar a los disidentes. Intento mostrar la similitud del modus operandi de los policías del pensamiento en ambas cuestiones. (Desgraciadamente, muchos «liberales» se expresan como si creyeran que ningún mal puede venir de las grandes compañías transnacionales, como si fueran prístinas representantes del libre mercado y el progreso, en lugar de entidades que forman parte de la estructura de poder, asociadas al Estado y al que compran legislación a medida para ganar ventajas sobre la competencia y sobre las masas desorganizadas.)

      Lo liberal es defender la libertad de pensamiento. Y, si como dice Juan Morillo en su último artículo, «[el principio de autopropiedad] es la base filosófica del pensamiento liberal, y establece que el individuo es propietario de su propia persona o, dicho de otra manera, que tiene un derecho natural o moral a controlar su cuerpo y vida», entonces lo liberal es defender el derecho de todo individuo a decidir si él/ella y sus hijos se vacunan o no.

      Este derecho está siendo atacado. Por ejemplo, el gobierno alemán ha preparado un borrador de ley para obligar a los padres a someter a sus hijos a la vacuna contra el sarampión, con multas de 2500€ para los infractores. En Nueva York, el alarmismo por un brote de sarampión ha venido acompañado por amenazas de multa de 1000$. Y todo esto mientras se está produciendo una campaña de censura a gran escala contra los críticos y escépticos de los programas de vacunación que implican de cada vez más y más dosis de vacunas. Una campaña de censura que, a su vez, es parte de una campaña mayor que ataca a los disidentes por su crítica a otros muchos dictados del régimen tecnocrático. El ataque al derecho a no vacunarse es solo uno de los frentes en la guerra que los censores, los propagandistas y los legisladores han desatado contra la libertad de pensamiento y acción.

      Jubal

      Observación adicional: Y, aunque la cuestión clave es el derecho a la libertad, los intentos de ridiculización (falacia ad hominem) de los críticos y escépticos de los programas de vacunación, como si se tratara de una secta de ignorantes supersticiosos salidos directamente de la más oscura Edad Media (falacias del falso dilema y del hombre de paja) son especialmente perversos. Las preocupaciones de estos críticos y escépticos son legítimas y racionales.

    • Somos muchisimos millones de
      Somos muchisimos millones de personas los que sabíamos que dichos comentarios sobre el calentamiento global partían de una falsa premisa.Desde que el mundo es mundo ha habido-y habrá -, cambios de temperaturas y si no partimos de la Falsa premisa Impuesta, sabemos y conocemos que el hombre Poco o Nada puede hacer para cambiar la temperatura de la tierra.Sabemos e intuimos que SOLO el sol y sus circunstancias intervienen en dicho tema-.Hay personajillos muy deleznables y muy, muy incultos que dirigen programas, como así mosmo,hay diarios que son el catecismo de los haraganes e indigentes mentales que en este pàis son LEGIÖN.

  2. De momento el enorme
    De momento el enorme incremento de la productividad, nos ha permitido , vivir mejor y tener ocio , aunque me temo muy mal aprovechado, como es estar sentado frente a unas televisiones con sus mensajes preparados para el aborregamiento del personal. En USA, el paro es del 4% y nosotros con menos maquinas superamos el 14%. Cuando se introduce el teléfono ,voces ecologistas alarmaban con la muerte de los pájaros. Es inútil oponer razones a lo políticamente correcto,en un viaje a Suecia y paseando por Upsala, pregunte que estaba pasando a un amable paseante. Mire nuestros medios no pueden decir abiertamente nada de lo correcto , las multas a las que te enfrentas son durisimas. Ni se te ocurra, oponerse a la multiculturalidad. Suecia es un pais , que obedece los msndatos culturales de Soros y de la UE,

    • Dice usted que «es inútil
      Dice usted que «es inútil oponer razones a lo políticamente correcto». Ese es el clima reinante. La censura más descarada y liberticida va en aumento. Una de las últimas víctimas ha sido el periodista independiente Jon Rappoport, cuyo blog ha sido «borrado» de la faz de internet por WordPress:

      «La era del debate racional, si alguna ve existió, ha terminado. Ahora se trata simplemente de encontrar el punto de vista disidente y silenciarlo.» ~Jon Rappoport

      Una característica especialmente insidiosa de la censura, que las grandes plataformas de internet ahora practican a manos llenas al son marcado por el régimen tecnocrático mundial, es que hace las demás amenazas contra la libertad todavía más peligrosas si cabe, al impedir que se puedan denunciar. También es insidioso que articulistas que se presentan como liberales, no solo no alcen su voz contra esta censura, sino que además inserten, en artículos cuyos temas principales son más bien inconsecuentes para la causa de la libertad, mensajes de carácter totalitario que reman en el mismo sentido que la censura: contra la libertad, contra el debate, contra la verdad.

      Jubal

    • «…si alguna vez existió…»
      «…si alguna vez existió…»


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