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Los instrumentos del banco central para expandir el crédito

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El sistema basado en el patrón oro impidió a los gobiernos extenderse y crecer debido a las grandes restricciones presupuestarias a las que se veían sujetos. Sin embargo, desde que el Estado expropió el oro, la inflación empezó a utilizarse como recurso de autofinanciación. De ahí que Jacques Rueff hablase de "era de la inflación".

El proceso inflacionario debe entenderse no como el aumento generalizado de precios, sino como el incremento de la cantidad de dinero en el sistema económico como consecuencia de políticas monetarias, que suele producir (aunque no siempre) un aumento de los precios porque la moneda pierde valor adquisitivo y calidad. La inflación es, por tanto, un fenómeno monetario causado por la expansión crediticia por parte de las autoridades monetarias.

Bajo el sistema de patrón oro la estabilidad del oro era tal que su valor variaba muy lentamente. Si el stock de oro se modificaba (producción nunca por encima del 4 por ciento anual), los precios relativos tendían a ajustarse a la nueva cantidad. En un sistema de Banca Central en el que se sustituye el dinero-mercancía por dinero fiat, las autoridades monetarias pueden manipular la oferta monetaria y expandir el crédito a discreción. Cuando el objetivo de las autoridades monetarias es el de introducir más dinero en circulación, se habla de política monetaria expansiva.

Dentro de las operaciones que amplían la base monetaria podemos distinguir las que son externas al banco central (autónomas) y las que son internas (controlables). Las operaciones externas serían los superávit de la balanza de pagos (sector exterior). Si hay saldo positivo en el comercio exterior porque las exportaciones superen a las importaciones, las reservas en divisas aumentarán provocando un aumento en la base monetaria.

Nos interesa resaltar y prestar más atención a las operaciones internas, ya que son las operaciones utilizadas por el banco central para controlar la base monetaria, y de esa manera influir en la oferta monetaria y expandir el crédito. Dentro de estos instrumentos de control, encontramos las siguientes:

Operaciones de mercado abierto. Son las operaciones de compra-venta que lleva a cabo el banco central con las entidades financieras en el mercado abierto para adquirir o desprenderse de títulos de deuda pública (letras, bonos y obligaciones). Si compra deuda pública, incrementará el activo en la cuenta de crédito sobre el sector público, por lo que tendrá que aumentar el pasivo monetario (creación de dinero). Las entidades financieras se desprenden de valores de renta fija por liquidez, que podrá ser utilizada para conceder más préstamos. Es la herramienta más importante de control monetario de los bancos centrales.

Préstamos a la banca. Las autoridades monetarias pueden aumentar el dinero en circulación otorgando préstamos a los bancos. El tipo de redescuento es el interés que cobra el banco central a los bancos que acuden a descontar títulos previamente descontados por ellos. Estos créditos se realizan, principalmente, a través de operaciones de mercado abierto y a través de facilidades permanentes. Las tasas de descuento que fijan los bancos centrales por realizar el redescuento resultan de gran importancia para el conjunto de la economía ya que sus cambios están relacionados directamente con la cantidad de dinero que circula en el mercado. Si reduce la tasa, hará más atractivos los préstamos bancarios en la ventanilla de descuento. Las entidades financieras solicitarán mayores importes (expandiéndose de esta forma la base monetaria) y los empresarios dispondrán más fácilmente de dinero para invertirlo en sus proyectos.

Operaciones de cambio. Cuando el banco central compra y vende activos en moneda extranjera. La compra de activos externos tiene efectos sobre la cantidad de dinero en la economía ya que aumenta la oferta de dinero.

Coeficiente de caja. El banco central decide las reservas mínimas, es decir, el mínimo de reservas que deben tener los bancos en proporción a los depósitos a la vista para poder satisfacer la demanda de efectivo por parte de los depositantes. El coeficiente de caja (o encaje bancario) indica el porcentaje de los depósitos que ha de mantenerse líquido, es decir, sin prestarse. Actualmente, éstos deben tener, al menos, un coeficiente de caja igual a un 2 por ciento de sus depósitos en el caso europeo. Si el banco central decide reducir el coeficiente de caja, estará propiciando que los bancos reserven menos dinero y presten más, con lo que la cantidad de dinero en circulación será mayor, aumentándose la oferta monetaria. Si baja el encaje se expande el crédito mediante el multiplicador monetario.

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