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Más allá del cambio climático: tres contribuciones de Nordhaus a la ciencia económica

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Las empresas sólo retienen una mínima parte de los beneficios generados por la innovación.

William D. Nordhaus, profesor de la Universidad de Yale desde 1967, ha sido galardonado recientemente con el Premio Nobel de Economía (para ser más precisos, el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel) por su análisis del cambio climático desde una perspectiva económica[1]. Nordhaus fue el primero en desarrollar un modelo de evaluación integrada para cuantificar el impacto del cambio climático sobre la economía mundial. No obstante, las aportaciones de Nordhaus al avance de la ciencia económica no se limitan a este ámbito. He aquí tres contribuciones relevantes del economista estadounidense que no están relacionadas con su trabajo sobre cambio climático.

1. ¿Son las estimaciones del crecimiento económico fiables?

Para calcular el crecimiento económico en términos reales se necesitan tres magnitudes: el PIB nominal del año inicial, el PIB nominal del año final y un índice de precios que nos ayude a aislar el componente del crecimiento que se debe al aumento de los precios. ¿Qué sucede si no estimamos correctamente dicho índice? Sencillo: que estaríamos midiendo mal el crecimiento real de la economía[2].

Ahora imaginad que las estimaciones sobre crecimiento económico en los últimos dos siglos fuesen erróneas por culpa de un cálculo deficiente de los cambios en el nivel de precios, subestimando de forma considerable la magnitud de dicho crecimiento. Esta es precisamente la conclusión a la que llega Nordhaus en su artículo Do Real-Output and Real-Wage Measures Capture Reality? The History of Lighting Suggests Not, publicado en 1994. Para ello, el economista estadounidense analiza el coste de la luz desde 1800.

Según las estimaciones tradicionales, entre 1800 y 1992, el precio de la luz se habría multiplicado por tres en términos nominales. Sin embargo, si se tienen cuenta las mejoras en la calidad y eficiencia de los dispositivos de emisión de luz, el precio no sólo no habría aumentado, sino que se habría reducido de forma espectacular. El siguiente gráfico compara el índice de precios tradicional con el estimado por Nordhaus.

Precio electricidad Nordhaus

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de Nordhaus.

Como se observa en el gráfico, la diferencia es sustancial. Si tomamos 1800 como punto de partida (1800=100), Nordhaus estima que el precio de la luz se habría reducido nada más y nada menos que un 99,97% entre 1800 y 1992. Si extrapolamos estos resultados a un índice general de precios al consumo, nos encontramos que los salarios reales en Estados Unidos se habrían multiplicado por entre 40 y 190, muy lejos de las estimaciones tradicionales[3].

2. Los consumidores son los principales beneficiarios de las innovaciones tecnológicas

Lejos de ser las principales beneficiarías de la innovación tecnológica que ellas mismas generan en forma de nuevos bienes y servicios, las empresas sólo retienen una mínima parte de los beneficios generados por la innovación. Esta es la fascinante conclusión a la que llega Nordhaus en su artículo de 2004 “Schumpeterian Profits in the American Economy: Theory and Mismeasurement” (si no queréis leerlo entero, aquí tenéis un excelente resumen del mismo).   

De acuerdo con las estimaciones de Nordhaus, entre 1948 y 2001, el sector privado estadounidense habría capturado sólo el 2% de los beneficios generados por las innovaciones tecnológicas. El 98% restante habría sido transferido a los consumidores en forma de precios más bajos. Dicho de otro modo, y al contrario de lo que suele pensarse, son los consumidores los que más se benefician de las innovaciones empresariales que tienen lugar en entornos competitivos. Esto refuta la tesis de que el capitalismo sólo beneficia a las grandes corporaciones a costa de los consumidores.

3. Los políticos como causantes del ciclo económico

¿Manipulan los políticos la economía por razones electorales? Ésta es la pregunta que se hizo Nordhaus hace más de 40 años en su artículo “The Political Business Cycle”, dando lugar a una nueva área de estudio centrada en explicar las causas del ciclo económico desde la perspectiva del juego político.

La teoría de Nordhaus se basa en una premisa simple: los políticos toman decisiones para maximizar la probabilidad de ser reelegidos. Tradicionalmente, esto los ha llevado a acometer políticas monetarias y fiscales expansivas para reducir la tasa de paro a corto plazo, disparando la inflación. Después de las elecciones, los políticos intentan frenar las presiones inflacionarias mediante políticas contractivas, haciendo que el crecimiento de los precios sea menor del esperado por los agentes económicos. Esto a su vez provoca un descenso en la producción y un aumento en el desempleo.

Aunque alguno de los supuestos en los que basa su modelo no son realistas (por ejemplo, no incluye las expectativas racionales de los agentes), el trabajo de Nordhaus sobre las raíces políticas de las fluctuaciones económicas inauguró una nueva forma de analizar la interacción entre el Gobierno y la economía basada en la aplicación de la Teoría de la Elección Pública al análisis de los ciclos económicos. 


[1] Para un análisis crítico del trabajo de Nordhaus sobre cambio climático, os recomiendo leer este artículo del economista Jaime Nieto:  http://geeds.gir.uva.es/news/nordhaus-un-nobel-contra-los-limites/.

[2] Esto mismo es aplicable al crecimiento de los salarios reales.

[3] Las estimaciones convencionales indican que los salarios reales se multiplicaron por 13 entre 1800 y 1992.

 

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