El mercantilismo, ese sistema político-económico que se basaba en los privilegios, en la vinculación entre la Corona y el empresario, es el que nos domina.
Una de las tareas que ocupan a todo liberal defensor del sistema capitalista es defenderse de quienes te acusan de querer la muerte de los pobres, de promover el comportamiento vicioso y egoísta de los empresarios (ya se sabe, una panda de ladrones todos) y, además, de hacerlo por un plato de lentejas o por treinta monedas de plata (en algunos países el valor debe ser equivalente).
Esta vez se trata de algo así. Tras un artículo criticando los problemas que los madrileños tenemos los fines de semana gracias a Manuela Carmena, y amén de insultos varios por parte de aguerridos “carmenitas”, un tuitero directamente me preguntó por qué no escribía nada sobre Rato y la trama Púnica. Como si tuviera algo que ver el corte del eje Recoletos-Castellana con don Rodrigo o con la corrupción pepera. Y entonces empiezan los comentarios insidiosos acerca de si defiendo al PP y esas cosas. Como cuando me tachan de conservadora. Como si defender al PSOE o a Podemos, ambos con mucho que callar, fuera más honesto que defender al PP, que debería meter la cabeza bajo el ala también. Todos son una vergüenza. Y quienes les votaron sabiendo que aquello olía fatal pero lo aceptaron, son cómplices, desde mi punto de vista. La idea de “estos me roban menos” no me convence moralmente.
Pero el tema de Rato me permite abordar un tema al que le tengo ganas desde hace tiempo: el ataque al capitalismo como sistema basándose en el comportamiento de algunas personas. En este caso, se trata de un político que puso en práctica políticas intervencionistas o no intervencionistas según le convenía, pero sin defender necesariamente el liberalismo, sino en el mismo espíritu que llevó a González a hacer lo propio e iniciar las privatizaciones en España. Y ese es un buen punto de partida: las privatizaciones. Que una empresa pública gestionada por un amiguete del Gobierno pase a ser gestionada “privadamente” por un amiguete del Gobierno no es una privatización.
Rodrigo Rato está acusado de blanqueo de capitales, fraude fiscal y de corrupción entre particulares. Vamos a ver en qué queda la acusación. Pero no les voy a decir que me asombra. Rato es uno de los protagonistas de la enorme puerta giratoria de la política de nuestro país. Ese juego de sillas musicales en el que él siempre ha sabido sentarse cuando paraba la música. Muy hábil, el tipo. Pero ¿este comportamiento tan cuestionable y anti mercado que consiste en buscar privilegios del poderoso y de obtener ventaja a costa de lo que sea frente a la competencia es una actitud “capitalista”? Pues no, señores. Es la opuesta. Es propio de un mercantilista de pro.
El mercantilismo, ese sistema político-económico que se basaba en los privilegios, en la vinculación entre la Corona y el empresario, es el que nos domina. La actitud de estos empresarios es lo que hoy en día llamamos “crony capitalism”, en un intento de poner una gota de modernidad en algo tan viejo, habida cuenta de que la empresa mercantilista por antonomasia, La Compañía Inglesa de las Indias Orientales se fundó en 1600. Como todo sistema económico y toda “era” en la historia económica, el mercantilismo tuvo luces y sombras. Como el capitalismo. Porque como me decía el otro día un amigo, una sociedad libre no es una sociedad donde solamente existe el bien. ¿Y entonces? En ninguna sociedad solamente existe el bien, pero la diferencia entre unos sistemas y otros es el conjunto de incentivos que fomenta. El trapicheo y el privilegio existen siempre, pero es sin ninguna duda en una sociedad mercantilista en la que se fomenta más. La competencia escuece. Bajar una vez que uno ha estado en la cima porque ha venido otro con una idea mejor, o ha encontrado cómo financiarse más barato, etc., cuesta. Y si tienes la oportunidad de tejer una red de favores bajo la mesa de manera que cuando pase la euforia tengas asegurado el poder y el dinero, no dejas pasar la oportunidad. A menos que te parezca inmoral vivir a costa del otro, y que rechaces los privilegios y estés dispuesto a navegar bajo los rigores de la competencia, el cumplimiento de los contratos y la propiedad privada.
Nada más alejado del comportamiento de Rato. ¿Cómo prevenir esta distorsión? Transparencia en las políticas aplicadas, en los políticos y sus patrimonios, rendición de cuentas a rajatabla, pudor extra sensible frente a las recolocaciones de políticos en la empresa privada y, sobre todo, fin de los privilegios a colectivos, empresas, partidos políticos, sindicatos y fundaciones. En fin, lo de siempre.
10 Comentarios
La psicología social enseña
La psicología social enseña que las masas (entiéndase: masas de personas) tienden a formar juicios absolutos basados en ideas de fácil digestión que, generalmente, están reñidas con la razón y la lógica. Las personas de izquierdas, por ejemplo, están programadas para creer que las acciones delictivas de un sujeto en su condición de ministro del Gobierno no afectan a la credibilidad, solvencia o legitimidad del Gobierno como institución, sino a la del Capitalismo como sistema de ordenación de la actividad económica. Es más, tienen una enorme facilidad para elevar los casos particulares a la categoría de arquetipos sólo cuando les interesa. Rato es el epítome y la cifra de la maldad connatural al Capitalismo; propóngase a Hitler, a Stalin o a Pol Pot como ejemplos análogos de la maldad connatural del Estado y se recibirán airadas respuestas con imperceptibles variaciones de la tesis aquélla del principio sano y la práctica perversa. Yo he llegado ya hace tiempo a la conclusión de que es inútil tratar de argumentar con esa clase de personas que tan felizmente se engranan en el mecanismo irracional de la masa. Me conformo, como decía el llorado maestro Cela, con no tomar por c..o.
Los enemigos de la libertad
Los enemigos de la libertad odian el sistema económico basado en la libertad, el capitalismo, y el sistema económico basado en el cohecho, el mercantilismo.
Los enemigos de la libertad identifican capitalismo y mercantilismo como sinónimos por desconocimiento o por la comodidad de atacar a la libertad haciéndola equivalente a la corrupción.
Hacer de docente o de abogado, es agotador.
Quizá resulte más práctico congratularse de la coincidencia en aborrecer el mercantilismo y plantear dudas sobre la ética de los sistemas que atacan a la libertad.
He desperdiciado mi tiempo
He desperdiciado mi tiempo con este articulo de 1°ESO. Aquí somos tofos kirznerianos, etc, ¿no? Pues a currarse los articurlos.
En 1 de la ESO no se habla
En 1 de la ESO no se habla del mercantilismo. Para empezar. Escribo en un tono divulgativo porque esto no es una revista académica. A coste cero y con el tiempo que tengo, esto es lo que hay. Criticar desde el anonimato y sin argumentos es lo más fácil. Cúrrate tú tus argumentos, chavalote.
Siempre vigente la patologia
Siempre vigente la patologia del mercantilismo, sindrome de toda democracia . El public choice del burocrata de turno lo conduce al facilismo de coaccionar (y muchas veces sobornar) al empresario para integrar el accionariado de su empresa. Los inventos de los gobiernos como la responsabildad social corporativa patrocinada por las entidades de izquierda como la OIT, La cada vez mas difusa y abarcativa legislacion tributaria de EEUU en la que todo empresario es un defraudador , salvo prueba en contrario que valorara el fiscal federal de acuerdo a un codigo de casi cuatro mil paginas de regulaciones federales. La evolucion de las democracias es cada vez menos libre mercado y libre empresa, pero esta de acuerdo con la naturaleza humana del lider politico sea este un democrata , un monarca o un tirano.
Interesante.
El Sr. Rato es otro exponente
El Sr. Rato es otro exponente mas del Capitalismo de amigotes, durante la época de Aznar. Aznar no privatizó, entregó a sus amigos las empresas públicas que le dió la gana, que es distinto. Privatizar, a mi entender, es hacer desaparecer al Estado y sus pezuñas de cualquier acción empresarial. Y competir con rivales por satisfacer al consumidor, sin la intervención estatal. Dicho ésto, nunca he creído en el poder de las masas. Las masas, por lo general, como las manadas de borregos, suelen seguir a los más irracionales, los más fanáticos, los más salvajes, y eso casa muy poco con el indivudualismo racional que defendemos los liberales. En éste país nuestro, tan listo para unas cosas (sobre todo para hablar de fútbol), y tan imbécil para otras (eligiendo siempre a los peores políticos, que luego volverán a engañarles), lo que prima es, para nuestra desgracia, el socialismo en cualquiera de sus múltiples variantes. Es lo que se les ha enseñado desde que nacen y hasta el final de sus días. Romper esa tendencia es labor nuestra, pero durará mucho tiempo, es una lucha titánica pero apasionante. Sigamos adelante pese a tanto idiota.
Hay muchos que están en
Hay muchos que están en contra de los privilegios a banqueros, empresarios y enteraos, pero no están en contra de los privilegios que les benefician a ellos. Por ejemplo, los universitarios.
Luego tenemos a otros que dicen que en el franquismo no había privilegios, y piensan que con un gobierno todavía más autoritario y centralista habría menos privilegios y más prosperidad. También hay perroflautas en la derecha.
Por definición, en un mercado
Por definición, en un mercado libre no hay títulos ni cátedras que valgan; el aval y el prestigio habría que ganárselo día a día en un examen permanente sin que absolutamente nadie pudiera dormirse en los laureles. Ningún liberal puede estar a favor del mínimo privilegio, sea el que sea.
Una cosa es manifestarse en abstracto contra los privilegios, la injusticia, la esclavitud…y demás grandilocuencias, y otra bien distinta que el discurso sea sólido y consistente, un verdadero camino hacia la paz y la armonía en vez de la típica sustitución de opresiones.
Utopía anarco-capitalista
Utopía anarco-capitalista entonces? Si el Marxismo esta desfasado Locke ( como desmonta su sistema ético en la economía, según la cual los empresarios son trustees del pueblo, con una consideración neutra del dinero como mero medio de intercambio es para hacérselo mirar) ya ni te cuento. El derecho a la propiedad y el derecho a la vida no pueden ser dos derechos fundamentales. O uno prima sobre el otro o tenemos bouttade para rato ( y para Rato).
El derecho fundamental no es
El derecho fundamental no es, propiamente, a la vida sino a que no te maten. Un derecho a la vida sería inconcebible, puesto que de hecho todos morimos. Si te aplicas un poco, comprobarás que no existe contradicción entre el derecho a la propiedad y el principio de no agresión: son lo mismo
Con esos errores de bulto no me extraña que llegues a conclusiones disparatadas