El pasado 11 de octubre se dieron a conocer los galardonados con el Premio Nobel de Economía 2021. En este caso, fueron tres los economistas reconocidos con este título. Sobre uno de ellos, David Card, se ha generado bastante debate por su trabajo sobre los efectos del salario mínimo en Nueva Jersey y Pensilvania. Esta excesiva atención ha hecho que los otros dos ganadores del Nobel, Joshua Angrist y Guido Imbens, y sus contribuciones, hayan pasado casi desapercibidos; al menos, para el público no tan académico. Sin embargo, todos los galardonados, los tres, han sido premiados por demostrar que los experimentos naturales pueden ser empleados en economía y ciencias sociales para responder problemas centrales para la sociedad; cuestiones como el salario mínimo, la inmigración o la educación. Es decir, el premio Nobel de Economía en el año 2021 ha sido otorgado por las contribuciones a la metodología de la economía. Como bien han indicado desde la Real Academia de Ciencias de Suecia, los trabajos de Card, Angrist e Imbens permiten extraer conclusiones sobre las causas y efectos de los fenómenos económicos, acercando la economía al plano más empírico, revolucionando también otras disciplinas.
Dado que el Nobel se ha otorgado por cuestiones metodológicas, y conociendo mi interés por la metodología de la economía, no podía dejar pasar la oportunidad de hacer unos comentarios breves sobre la idea de los experimentos naturales en economía. Concretamente, me gustaría revisar la idoneidad de los experimentos naturales para descubrir la causa y efecto de los fenómenos económicos desde la perspectiva metodológica de la Escuela Austriaca, que suele caracterizarse como más alejada del empirismo y los experimentos.
Experimentos naturales
Tradicionalmente, se ha entendido que una de las cosas que diferenciaba a las ciencias naturales de la economía es que, mientras en la primera se podían verificar leyes universales mediante experimentos de laboratorio, en la última esto no era posible, pues falla un presupuesto fundamental: la constancia de las variables. Es decir, en la economía puede haber muchas variables influyendo un fenómeno, a la vez que cambian constantemente, lo que hace que estas no puedan controlarse por el investigador. Así lo afirmaban, por ejemplo, Samuelson y Nordhaus en la duodécima edición de Economía:
El mundo económico es extremadamente complicado. Hay millones de personas y empresas, miles de precios e industrias. Una forma de construir leyes económicas en este entorno es mediante experimentos controlados. Un experimento controlado tiene lugar cuando todo lo que se investiga se mantiene constante excepto una variable (…).
Los economistas no pueden permitirse ese lujo cuando testean leyes económicas. No pueden desarrollar los mismos experimentos controlados que hacen químicos o biólogos porque no pueden controlar fácilmente otros factores importantes. Como los astrónomos o los meteorólogos, los economistas deben contentarse por lo general con observar (Samuelson and Nordhaus 1985).
No obstante, en los últimos años, los métodos experimentales han cobrado fuerza en economía. Desde el premio Nobel otorgado en 2002 a Vernon Smith por establecer los experimentos de laboratorio como una herramienta para el análisis económico, especialmente en el estudio de mecanismos alternativos de mercado, los experimentos son cada vez más comunes entre investigadores económicos. Esto plantea nuevos interrogantes para la ciencia económica, como por ejemplo, si los resultados obtenidos en un experimento pueden generalizarse a entornos fuera de laboratorio, o la utilidad de distintos tipos de experimentos en función del entorno o el grado de consciencia de los agentes que participan en el experimento. Por tanto, permítanme hacer una clasificación de tipos de experimentos (List 2011):
- Experimentos de laboratorio: son experimentos que se realizan en pequeños entornos controlados, cuyos participantes suelen ser estudiantes que conocen la naturaleza del experimento.
- Experimentos artefactuales: experimentos que replican a los de laboratorio pero con sujetos no estándar, es decir, no son estudiantes que conocen el experimento.
- Experimentos de campo: son experimentos que se realizan con sujetos seleccionados para tal pero en su entorno natural, para evitar que el ambiente del laboratorio los condicione.
- Experimentos naturales: se realizan con sujetos realizando tareas habituales en su entorno natural, y no son conscientes de que son participantes de un experimento ni tampoco pueden controlar el evento o situación.
De entre los cuatro tipos, los experimentos naturales son los que destacan ahora en economía, puesto que combinan lo mejor de los métodos experimentales: aleatoriedad y realismo, lo que permite al investigador evitar muchos sesgos muy comunes en otros métodos experimentales, como puede ser el de selección.
De la mano de los experimentos naturales en economía, se han hecho también famosos en la disciplina métodos como los RCT (randomized controlled trials), que son pruebas controladas que permiten distinguir el impacto de determinados inputs o fenómenos sobre una población que ha sido dividida de forma aleatoria en grupos de tratamiento, a los que se aplica el input, y de control, a los que no. De esta manera, se puede estudiar el impacto de una variable sobre un mismo grupo de población, de forma clara, en el mismo espacio temporal y las mismas condiciones. Esto permite identificar mucho mejor la causa y efecto de los fenómenos económicos. Los ganadores del Nobel en Economía en 2019, Banerjee, Duflo y Kremer, destacaron por haber realizado una aplicación de los RCT a experimentos relacionados con la pobreza y el desarrollo económico. Entonces, ahora, cabe preguntarnos: ¿por qué se supone que estos métodos experimentales son mejores que los métodos formales tradicionales que se han usado en economía? Para responder a esa pregunta, me gustaría rescatar algunas ideas de Dani Rodrik, que menciona en su libro Economic Rules (hice una revisión del libro aquí).
Según Rodrik (2015), la economía política tradicional, así como la ciencia económica más moderna, se ha obsesionado siempre con descubrir leyes universales que apliquen a cualquiera de los múltiples casos que se puedan dar en la realidad. Empero, esto no es posible en economía, puesto que la realidad es tan compleja y cambiante que solo pueden desarrollarse teorías aplicadas y concretas a determinados contextos, o lo que comúnmente llamamos modelos. Este razonamiento explica por qué las teorías universales tradicionales han fallado en pronosticar y comprender realidades económicas recientes como la Gran Recesión. En consecuencia, la ciencia económica actual pretende un cambio de paradigma hacia una ciencia más humilde y realista, alejada de leyes universales y concentrada en circunstancias concretas. En ese objetivo, métodos experimentales como los experimentos naturales o los RCT son de gran utilidad.
Una perspectiva austriaca
Desde la metodología austriaca pueden decirse muchas cosas sobre los experimentos naturales y técnicas como los RCT. En primer lugar, y en línea con lo que comenté en mi revisión sobre el libro de Rodrik, es un error negar la existencia de leyes universales en economía o procurar tomarlas como inútiles. Como ya afirmamos, las leyes universales existen y son necesarias, aunque no suficientes. Su negación implica su confirmación y, además, son las que presentan los fundamentos básicos que debe respetar todo modelo o teoría contingente. Si este nuevo paradigma en economía basado en unos métodos más aplicados y experimentales implica el rechazo de las leyes universales (que no digo que así sea, solo planteo la posibilidad), podrá presentar severos problemas de fundamentación.
Por otro lado, se puede reconocer la existencia de leyes universales y, al mismo tiempo, creer que estos experimentos naturales controlados servirán mejor para verificar teorías universales. Aunque esto no es muy común, como Rodrik indica, también puede ocurrir. En este caso, estaríamos tratando directamente con la aplicación de un método inductivo para la economía. Este método no es válido para las ciencias humanas al asumir una distribución de probabilidad conocida o conocible, objetiva, que garantiza que las proposiciones a las que llega el método inductivo son ciertas en determinado grado de probabilidad. No obstante, sabemos que en el mundo de la acción humana, la probabilidad objetiva no tiene cabida y la subjetiva solo puede estimarse a posteriori, por lo que, a priori, lo único que encontramos es incertidumbre, es decir, desconocimiento sobre lo que ocurrirá en un futuro (Hoppe 2007). Entonces, si no conocemos la probabilidad con la que puede ocurrir un fenómeno particular, no podemos transformarlo o usarlo para producir una proposición general. Por ello, el método de la economía es deductivo.
Un austriaco puede reconocer la utilidad de los métodos experimentales naturales, puesto que se basan en la observación del ambiente real y de personas de carne y hueso, algo que va en línea con el realismo que defiende la Escuela Austriaca y que, sin duda, es preferible a modelos universales simplificados de agentes representativos o condiciones ideales de mercado. Por ello, podrían ser de utilidad para construir teorías contingentes. Aun así, puede haber algunos problemas, como por ejemplo, la aplicación de conceptos como probabilidad objetiva a la economía o el espejismo de que algunos fenómenos micro son simples o están bajo control, cuando puede suceder que hasta la más mínima interacción esté motivada o causada por fenómenos complejos. Por ello, sería importante determinar hasta qué punto o a partir de donde se asume el fenómeno de constancia y control en la economía. ¿En los fenómenos micro sí existe constancia pero los macro son complejos? ¿dónde se encuentra la línea que diferencia un fenómeno micro de uno macro?
En último lugar, cabe mencionar las consecuencias que esta economía experimental tiene para la política pública. Como resultado del acercamiento al contexto, entorno y sujetos a estudiar, el diseño de políticas públicas también ha adoptado un enfoque más micro, aplicado, experimental y centrado en la evaluación de impacto. Desde un punto de vista austriaco o libertario, esta nueva forma de plantear políticas públicas es más deseable que aquellas previas que tenían un carácter más centralizador. El enfoque más experimental implica un impulso por la toma de decisiones descentralizada, nutriéndose de información que tiene un carácter disperso. De hecho, esto puede ser compatible con el enfoque policéntrico de gobernanza que propone Ostrom (2010). No obstante, el hecho de que estos métodos no sean exactos y no garanticen conocimiento certero sobre los fenómenos económicos hace que la posible intervención pública, por muy pequeña y descentralizada que sea, no alcance un resultado superior en optimalidad o incluso justicia que la propia autoorganización social. En realidad, este es uno de los puntos de Ostrom (2015): la gestión de los recursos comunales, de forma privada y descentralizada. Y, en efecto, Ostrom también empleó un enfoque experimental para demostrarlo (Janssen 2012).
En conclusión, podemos decir que los nuevos métodos experimentales, como los experimentos naturales, aportan una visión más realista del mundo que los modelos tradicionales. Sin embargo, hay que tener en cuenta sus posibles limitaciones (espejismo de control, simplificación de fenómenos complejos), así como advertir de que este enfoque más experimental no puede reemplazar a las leyes universales ni tampoco servir para un método inductivo. Todo esto, por supuesto, también ha de considerarse a la hora de plantear políticas públicas. Ostrom ya nos demostró con estudios de caso que la autoorganización puede resultar más eficiente que la planificación política.
Referencias
Hoppe, Hans-Hermann. 2007. “The Limits of Numerical Probability: Frank H. Knight and Ludwig von Mises and The Frequency Interpretation.” The Quarterly Journal of Austrian Economics 10 (1): 1–20. https://doi.org/10.1007/s12113-007-9005-3.
Janssen, Marco A. 2012. “Elinor Ostrom (1933–2012).” Nature 487 (July). https://doi.org/10.1038/487172a.
List, John A. 2011. “Why Economists Should Conduct Field Experiments and 14 Tips for Pulling One Off.” Journal of Economic Perspectives 25 (3): 3–16. https://doi.org/10.1257/JEP.25.3.3.
Ostrom, Elinor. 2010. “Beyond Markets and States: Polycentric Governance of Complex Economic Systems.” American Economic Review 100 (3): 641–72. https://doi.org/10.1257/aer.100.3.641.
———. 2015. Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action. Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action. https://doi.org/10.1017/CBO9781316423936.
Rodrik, Dani. 2015. Economics Rules: The Rights and Wrongs of The Dismal Science. New York: W.W. Norton.
Samuelson, Paul A., and William D. Nordhaus. 1985. Economics. 12th ed. New York: McGraw-Hill.
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