La vida marina en las zonas costeras está corriendo un grave riesgo nos advierte el periódico El Mundo. Pero esta vez el culpable no es el cambio climático, ni la sobreexplotación de las pesquerías, ni siquiera la especulación urbanística que degrada las costas…esta vez los culpables son los antidepresivos.
Según un estudio de la prestigiosa Universidad de Porstmouth, la concentración de antidepresivos en las zonas costeras está alterando el comportamiento de las gambas, las cuales, normalmente tímidas y retraídas, sometidas a la influencia de dichos fármacos, cambian su comportamiento y se vuelven alegres y confiadas, nadando hacia la luz donde son fácil presa de peces y aves. Según los autores del estudio, este comportamiento desinhibido está alterando la cadena trófica y sus consecuencias son imprevisibles pero, sin duda, dramáticas.
Una vez más vemos como el ser humano, la civilización occidental, las grandes corporaciones farmacéuticas, más preocupadas por sus beneficios que por la salud del planeta, ponen en riesgo el delicado equilibrio de la madre tierra.
Pero repasemos un poco las conclusiones de dicho estudio. Sin pararnos a analizar la situación del becario que quería ser Costeau y que ha acabado midiendo el grado de atracción hacia la luz de gambas con antidepresivos vs gambas con placebo, el estudio saca la siguiente conclusión: “En presencia de dichos compuestos las gambas son hasta cinco veces mas propensas a nadar hacia la luz”
Realmente, el informe nos deja un poco a medias. ¿Son todas las gambas cinco veces más propensas? ¿Algunas gambas sólo son dos veces más propensas? ¿Hay gambas, las más introvertidas, cuya respuesta a los antidepresivos les haga salir de su tristeza habitual, pero no lleguen a ir nadando alegremente hacia la luz y hacia una muerte segura?
Es evidente que según el estudio, se estaría produciendo una selección, en la cual, las gambas más extrovertidas, al reforzar su alegría natural y su tendencia hacia la luz, caerían víctimas de los depredadores, mientras que aquellos crustáceos más tristones seguirían vivos, y, a pesar de que les cuesta relacionarse, sí trasmitirán sus genes a la siguiente generación.
En un proceso análogo al de la polilla del abedul (Bison Betularia) que durante la Revolución Industrial cambio su color dominante del blanco al negro para poder camuflarse en los árboles llenos de hollín, las gambas extrovertidas serán sustituidas por las introvertidas.
Pero sigamos, pues el estudio artículo carece de una visión global, limitándose solo a las gambas Por ejemplo, ¿Qué pasa con los peces y las aves que se comen a las gambas desinhibidas? ¿Cambian también su comportamiento? Las merluzas, normalmente acostumbradas a nadar en bancos compactos, ¿empiezan a ir por libre? Los lenguados ¿abandonan sus escondites bajo la arena y se dedican a remolonear entre dos aguas?
Si subimos en la cadena trófica, y en un proceso similar a la famosa acumulación del DDT en los tejidos de los predadores, las antidepresivos también se acumulan, ¿qué pasaría con los delfines, ya de por sí alegres y desinhibidos?
Finalmente, en el vértice de la pirámide ¿Cómo afecta esto al consumo humano? Efectivamente, tomarse una de gambas con una caña en una terracita tiene un indudable valor antidepresivo pero no creo que se deba a los altos índices de serotonina presentes en los crustáceos.
Respecto a otros miembros del ecosistema, también sometidos a la presencia de dichas sustancia, las interrogantes se mantienen. ¿Cómo afectarían los antidepresivos a otros seres vivos? ¿Dejarían las ostras de ser tan aburridas? ¿Cambiarían los cangrejos su estilo de locomoción de adelante a atrás por de atrás a adelante? ¿Las quisquillas dejarán de ser tan quisquillosas? En resumen, ¿se está convirtiendo el lecho marino en una especie de episodio de Bob Esponja con la fauna desquiciada?
Sinceramente, creo que no: creo que estamos ante el típico estudio en el cual las conclusiones ya estaban concebidas a priori, en el cual se buscaban unos datos, en este caso el “incremento de la propensión de las gambas a ir hacia la luz”, para, una vez más, agitar la bandera del desastre ecológico, lo que sin duda es mucho más efectista y rentable (léase subvenciones) que no hacerlo.
Sin duda, un modelo de estudio y de conclusiones, así como de tratamiento periodístico que sabe perfectamente lo que esta buscando…Un modelo que sin duda tiene su máximo exponente actual en la calentología, pero que tiene raíces profundas en otros campos como por ejemplo en la antropología racial del S XIX y en los trabajos de Samuel GeorgeMorton , un modelo en el cual ya sabemos lo que vamos a encontrar y como utilizarlo.
Deprimente…
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