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Pensiones sin futuro

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A medida que pasan los años y uno madura, empieza a pensar menos en el corto plazo y más en lo que sucederá cuando se retire. Normalmente, empezará a ahorrar más para complementar la pensión que se ha ido ganando tras muchos años de trabajo. De cada nómina, le habrán detraído, o mejor dicho sangrado, cientos de euros para cubrir esas prestaciones.

Pero llega un día en el que lee que el Secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado asegura que “los beneficiarios [de las pensiones] van a tener que hacer mayores aportaciones durante periodos de tiempo más largos”. A continuación, conoce que el Gobierno ha pactado con sindicatos y patronal incrementar a quince años el periodo mínimo de cotización.

Entonces, despierta de su feliz sueño y se pregunta si no ha estado haciendo el canelo toda su vida laboral. Si hubiera dispuesto de lo que le han saqueado cada mes, sin pausa, hubiera podido permitirse suscribir un sistema privado de pensiones que le garantizaría, contrato mediante, la percepción de lo asegurado.

El Estado, órgano deífico que se ocupa de su vida, desde que nace hasta que se muere, a pesar de las promesas de velar por usted, incumple reiteradamente su deber de tutela.

Usted ya depende de la ineficacia, del dispendio masivo y del déficit. Usted no es dueño de lo que paga, sino un mero pedigüeño que tiene que lanzarse a la calle a clamar por el dinero que ha depositado en una institución que dice ser el mecanismo que impide que el hombre sea lobo para el hombre.

Mientras se lame las heridas, siente que los lobos tienen más dignidad que las personas que viven sometidas a una dictadura moral en la que se les exige supeditarse a la sociedad, entregar el fruto de su esfuerzo y esperar a que el líder de la tribu reparta las ganancias según el criterio que estime más oportuno.

En el caso de que se queje por la ración que le ha sido entregada, no tendrá más que echarse a su catre y gimotear sin descanso.

Ya ha descubierto la espantosa verdad: el Estado es un parásito que vive a su costa.

Ahora sabe lo que es Matrix. ¿Se atreve a descubrírselo a los demás?

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