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¿Qué pasaría si…?

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El ayuntamiento de Madrid ha lanzado una campaña con el lema "¿Qué pasaría si no pasara nada?". Así formulada la pregunta, resulta lo suficientemente estúpida como para merecer ser una campaña institucional. Pero lo que quiere sugerir es otra cosa: ¿Qué pasaría si el ayuntamiento no hiciera nada? Pues que todo lo necesario quedaría por hacer, viene a decirnos.

El actual equipo de gobierno municipal, liderado por el sin par Alberto Ruiz-Gallardón, está sometiendo a la ciudad a un volumen de obras públicas sin parangón histórico, de las cuales, oportunamente, las principales se están concluyendo pocos meses antes de las elecciones locales. Como parte de su campaña, el ayuntamiento ha enviado a los medios de comunicación una nota en la que dice cosas como estas: Con su programa de obras, el gobierno local ha creado 60.000 empleos y creará otros 23.000; los 3.742 millones de euros invertidos (el 82 por ciento de los cuales están destinados a la vía de circunvalación M-30) generarán a corto plazo un valor añadido bruto de 2.814 millones de euros, más otros 3.925 a largo plazo (suponemos que es el valor descontado de las rentas futuras que generarían las infraestructuras). Es decir, que por cada euro invertido por el consistorio se producen 1,8 euros en valor añadido.

Los datos son espectaculares. Literalmente fabulosos; es decir, de fábula. Pues ¿cómo saben cuánto valor aportará la mejora de la infraestructura? Es imposible, especialmente si tenemos en cuenta que sus servicios no generan ningún ingreso, ya que no se pide un precio por ellos. Pero supongamos que, como dice el ayuntamiento, la rentabilidad de la inversión (expresada en los términos de la nota) es de un 80 por ciento. ¿No estaría cualquier empresa interesada en obtener esa extraordinaria rentabilidad? Por supuesto que sí. De modo que lo que pasaría si no tuviéramos ayuntamiento es que las obras se acometerían de todos modos, pero por parte de empresas privadas, movidas sola y exclusivamente por su afán de generar beneficios.

Solo que lo más seguro es que los datos de beneficios inmediatos y futuros, ya que son completamente arbitrarios, estén hinchados por parte del ayuntamiento. Por lo que se refiere a los costes, sólo ha tenido en cuenta la evolución de sus ricas arcas, pero no los costes generados por la propia ejecución de las obras sobre los madrileños. En definitiva, no está nada claro que la mejora de la M-30 y el resto de intervenciones haya resultado en una mejora neta de los sufridos madrileños, aunque no puede descartarse.

Por otro lado, ¿qué quiere decir con que las obras generan 83.000 puestos de trabajo? En todo caso lo que ha hecho el ayuntamiento es detraer de otros usos productivos esos 83.000 empleos. Y la cuestión, desde el punto de vista económico, es si el uso final, el dedicado a las obras del ayuntamiento, es más productivo que los que se hubieran podido realizar con esos trabajadores, pero quedaron sin efecto porque el consistorio pujó más por sus servicios.

Si Ruiz Gallardón contratara a Bill Gates para abrir una zanja y luego cerrarla, ¿habría creado un puesto de trabajo? Si comparamos la aportación de Gates durante su trabajo en la zanja pasajera y lo que podría haber aportado en Microsoft, ¿no puede ser que lo que hubiera generado el ayuntamiento fuera una pérdida? Claro es que el ejemplo es extremo, pero nos ayuda a ver que eso de que ha generado empleo y riqueza no está nada claro.

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