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Respeto por la vida y la propiedad privada, la mejor respuesta frente al racismo contra los asiáticos

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Recientemente, la noticia de los estadounidenses de origen asiático que habían perdido la vida en algunos conflictos violentos recibió amplia cobertura por parte de los medios occidentales. Después del incidente, mis amigos españoles y compatriotas asiáticos hablaron este tema conmigo. Como economista, mi investigación no se centra en el tema de la raza. Pero como académico asiático en Europa, los amigos y académicos que me rodean esperan a menudo que hable sobre los problemas raciales que enfrentan los asiáticos.

La discriminación racial contra los asiáticos existe hasta cierto punto en la sociedad occidental. El reciente artículo editorial de Bloomberg Businessweek «Los estadounidenses de origen asiático están listos para un héroe» aportó algunos datos de interés: (1) La falta de representantes políticos y culturales asiáticos; (2) la supuesta personalidad tranquila de los asiáticos  dificulta que estos se vean inmersos en episodios de  violencia racial; (3) las comunidades asiáticas se enfrentan a menudo a la discriminación laboral, puesto que se quejan menos sobre la intensidad del trabajo y los salarios; (4) los asiáticos a menudo son etiquetados como ricos, mientras que se ignora la discriminación por cuestiones sociales; y (5) el éxito académico de los estadounidenses de origen asiático ha hecho que algunas personas de otras razas crean que los estándares de evaluación del círculo académico son más favorables para los asiáticos.

Durante los ocho años que llevo viviendo en España, también he observado algunos casos de discriminación contra asiáticos. A continuación, menciono alguno de ellos, esperando que estos sean casos aislados y no fenómenos extendidos. Por un lado, tengo amigos filipinos que se quejan de que algunos españoles los llaman constantemente “chinos” (parece ser una situación común que encuentran otros asiáticos en España). También, a los chinos étnicos a menudo se les pregunta si comen carne de perro (aunque el consumo de carne de perro solo existe en algunos países asiáticos debido al clima). De igual modo, he podido comprobar el trato relativamente duro que reciben algunos asiáticos en los departamentos gubernamentales españoles y algunos en el sector privado. Por último, también he visto como algunos grupos minoritarios no aceptan a los asiáticos en cuestiones emocionales y maritales.

Con respecto a la discriminación racial contra los asiáticos, por un lado, algunos medios de comunicación suelen utilizar propaganda exagerada para incitar a los votantes de las minorías a obtener beneficios para elecciones políticos. Este fenómeno quizás sea una normalidad en las democracias occidentales. Por otro lado, la discriminación contra los asiáticos existe en varios grados en la sociedad occidental. Sin embargo, la discriminación racial no se limita necesariamente a la discriminación que sufren los asiáticos en comunidades predominantemente europeas. Cualquier minoría étnica puede sufrir discriminación en un nuevo país. Una minoría europea también puede ser discriminada en los países asiáticos.

Los asiáticos también deberían valorar la protección de sus vidas y propiedad privada. Deben adoptar estrategias autodefensivas cuando se encuentren con ataques violentos por parte de otros individuos. También pueden recurrir a la justicia y la ley para proteger sus vidas y propiedades cuando se enfrentan a discriminación violenta. No responder a la discriminación violenta puede hacer que los asiáticos se depriman psicológicamente o incluso que se venguen violentamente contra otros grupos étnicos.

Intentar resolver cualquier discriminación no violenta (es decir, bromas, prejuicios y exclusión; aunque las bromas, prejuicios y la exclusión no son violentas desde la ética libertaria) contra los asiáticos a través de una legislación gubernamental sólo puede empeorar la situación. No hay forma de prohibir los pensamientos más profundos que puede tener una persona sobre los demás. El valor es subjetivo. Una persona puede permanecer en silencio frente a órdenes políticas obligatorias. Aun así, las leyes del gobierno no pueden limitarlo.

Es imposible detectar sentimientos discriminatorios o racistas en la cabeza de una persona. Las leyes obligatorias solo pueden profundizar el miedo, la distancia e incluso el odio hacia las minorías raciales. No pueden resolver el problema de la discriminación racial por sí mismas. Solo respetando la vida, los derechos de propiedad privada y los intercambios de mercado, pueden las personas interactuar más, entenderse y cuidarse mutuamente. La economía de libre mercado traerá inmigrantes asiáticos sobresalientes y trabajadores a la comunidad europea, permitiendo que las personas de la comunidad local comprendan las características culturales y la diversidad del grupo étnico asiático a través de la comunicación cara a cara, en lugar de información falsa de algunos medios de comunicación y prejuicios errados que circulan en la sociedad.

Aunque algunos partidos políticos en Occidente han estado tratando de usar el decreto coercitivo como herramienta para comprar votos a los asiáticos, también nos complace ver que algunos asiáticos, incluidos trabajadores, oficinistas, empresarios, académicos y líderes religiosos, buscan reducir la discriminación contra los grupos asiáticos mediante el diálogo, los intercambios y la cooperación voluntaria. El respeto por la vida, la propiedad privada y el orden del mercado es la mejor manera de resolver el racismo. A través de la voluntad y el respeto mutuo para comprender y tratar a la gente, la población local aumentará la empatía y permitirá que personas de diferentes razas en la sociedad expresen su amor mutuo a través de acciones voluntarias.

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