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¿Se desmarca Francia de Europa?

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Durante los últimos años, la política francesa ha estado dominada por Nicolás Sarkozy. Representante de la derecha, llegó al poder en un momento en el cual Europa (y la UE) estaba más dividida ideológicamente que actualmente. Él ha tenido el protagonismo absoluto mientras el socialismo francés se desangraba por una lucha de egos en la cual nos hemos encontrado desde el enfrentamiento político entre ex parejas sentimentales (Francois Hollande vs. Segolene Royal) hasta el cúmulo de escándalos encadenados por Strauss-Kahn que le han apartado, en última instancia, de la carrera presidencial.

Sarkozy durante su mandato puso fin a determinados "vicios políticos" que habían mostrado sus antecesores, particularmente Mitterrand y Chirac, destacando por encima de todos ellos el antiamericanismo. Asimismo, mantuvo fielmente el vínculo con la Alemania de Ángela Merkel y con respecto a Reino Unido, a pesar de las discrepancias observadas a nivel de la UE, no lo despreció como socio, sino todo lo contrario, cuando las cuestiones de defensa estaban de por medio.

En efecto, en temas de seguridad, Sarkozy se ha alejado del buenismo que caracteriza a la izquierda francesa, tan dada tanto a hablar de multiculturalismo (pero no a definirlo) como a poner a su país como ejemplo de integración entre comunidades de inmigrantes.

En plena campaña electoral, Sarkozy ha sido "políticamente incorrecto" y no ha tenido reparos en comparar a "su Francia" con España en lo que a la economía se refiere. Para ello ha hablado de recortes (palabra que, por otro lado, según a quién, le produce sudores fríos) cuando simplemente implican poner coto al intervencionismo, esto es, al despilfarrado desmedido, algo en lo que España entre 2004-2011 ha sido, desgraciadamente, ejemplo.

Consecuentemente, Sarkozy insiste una y otra vez en la necesidad de sanear la economía, por poco agradable que pueda resultar esta premisa para el votante. Mientras tanto, Hollande opta por un mal entendido nacionalismo y desafía a la UE. ¿No quedamos en que Francia era el motor y corazón de Europa?

Esta crítica hacia nuestro país, despiadada en algunas ocasiones pero real, ha tenido la respuesta vociferadora y sin argumentos por parte de los socialistas de ambos lados de los Pirineos. Por eso, no debemos rechazar (o más bien deberíamos afirmar) que el triunfo de Hollande sea festejado por el PSOE como algo propio, siguiendo así la constante histórica de nuestro socialismo como es su deseo de asimilarse/mimetizarse con el francés.

Parece que en una segunda vuelta, Sarkozy sería el perdedor frente al socialista Hollande, político de perfil bajo que lidera un partido donde los excesivos personalismos parecen silenciados, aunque no es descartable que, ante una hipotética llegada al Elíseo, reaparezcan.

Por tanto, cabe preguntarse si Francia se ha vuelto socialista y reniega de los años de Sarkozy. La respuesta está más bien en otro hecho que no debemos perder de vista: las diferentes izquierdas que se presentan a estas elecciones. Así, aunque Hollande es el único con opciones reales de acceder a la segunda vuelta, los Jean Luc Melenchon o Eva Joly pueden jugar sus cartas a la hora de orientar a sus votantes. A ellos habría que atribuir un porcentaje muy importante de ese triunfo final y, en consecuencia, a las decisiones que el Presidente (Hollande) tomase.

En este punto, el último en sumarse a dar su punto de vista sobre estas elecciones ha sido Rafael Correa. Ha apoyado, vía carta, a Melenchon, y aunque es poco probable que el electorado galo conozca quién es realmente el Presidente ecuatoriano (y mucho menos, la forma en que acostumbra obrar), es un dato significativo de la naturaleza del votante del Frente de la Izquierda.

Por todo ello, prestemos atención a lo que suceda el 6 de mayo. No habrá un ganador individual, sino un proyecto, en el caso de Hollande, compartido por varias familias y éste, haciendo un guiño a todas ellas, ya habla de "una Francia más fuerte que los mercados". Buena frase de marketing pero ¿qué implica?

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