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Tres hurras por el Brexit: un triunfo para Europa

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El resultado, que refleja la rebelión de los británicos contra la unión política europea, es enormemente positivo por motivos que me llevan a felicitar a los electores con sendos hurras.

Europa nunca ha llegado a constituir una unidad política centralizada. En ello ha radicado históricamente su éxito. Historiadores como Jean Baechler, Eric Jones o Rubén Zorrilla explican claramente que la fragmentación política europea permitió a los habitantes de nuestro continente escapar del estancamiento político y económico de espacios como el chino, que habían ensayado antes la centralización política. La corrupción de la moneda (los chinos inventaron el papel moneda), el despotismo político y el bajo dinamismo económico, acompañaron lentamente al establecimiento del poder imperial en China. Y esa situación no les libró de guerras muy cruentas y a una escala mayor. Europa se libró de ese destino por muchas razones, entre ellas la geográfica, como apunta Fukuyama en su último libro sobre el orden estatal. Esto le permitió desarrollar una avanzada civilización y facilitar un enorme desarrollo económico. La fragmentación política dificultaba, aunque no impedía, la manipulación estatal de la economía y la corrupción monetaria. Si a un pequeño reino europeo premoderno se le ocurría emitir papel-moneda sería objeto de la irrisión general dado que no sería aceptado más allá de su pequeño espacio geográfico. Lo mismo acontece con regulaciones laborales o del comercio, que serían fácilmente burladas gracias a otros países. La libertad de expresión de ideas se veía facilitada por la existencia de países con leyes distintas (los libros españoles prohibidos se imprimían, por ejemplo, en los Países Bajos) y, por lo tanto, con la posibilidad que se le abría al disidente de refugiarse en otro sitio. Los experimentos en política económica eran rápidamente imitados si resultaban exitosos y rechazados si fallaban, pero se realizaban siempre a escala de un pequeño país y no dañaban al conjunto del sistema en caso de fracasar. Y, sobre todo, permitían comparar y tener referencias de buen o mal desempeño. De todo esto carecía el modelo chino. Este modelo fragmentado hizo que la antes pobre Europa poco a poco se convirtiese en una civilización con alto nivel de desarrollo que poco a poco se impuso (no siempre, eso sí, de forma pacífica) como referente a nivel global.

No es de extrañar que los proyectos históricos de unificación europea de tiempos modernos, el de Carlos V, el de Napoleón o el último el de Hitler se malograran, pues la población europea se mostró en contra tanto en la forma de llevarlos a cabo como en el fondo. El historiador conservador John Laughland, en un clásico libertario poco recordado hoy como es su genial La fuente impura, rastrea, por ejemplo, el origen de las modernas ideas de unidad política europea y encuentra que muchas de estas no tienen un germen, digamos, muy recomendable.

El moderno proyecto de unidad política europea es el primero que se realiza de forma pacífica, voluntaria y a través de medios democráticos. Pero su ideal sigue siendo el mismo, la unificación política de los pueblos europeos y la construcción de instituciones de gobierno más o menos centralizadas. El proceso comenzó bien, con la eliminación de barreras al comercio y facilitando la libre circulación de personas y mercancías, sin pretender ir más allá en el ámbito político. Era el momento del mercado común, una época de paz y prosperidad sin precedentes en los pueblos de Europa occidental. Si hubiera llegado a triunfar el plan de Rueff y De Gaulle de regresar al patrón oro, que de haberse implantado seguro que pronto habría sido imitado, no cabe duda que el Viejo Continente habría vuelto a ser un ejemplo para el mundo. Pero el mercado común pronto se transformó, a partir de los acuerdos de Maastricht, en un proyecto de unificación política a gran escala, con poca responsabilidad democrática y dirigido por un conjunto élites tecnocráticas que pretendían dirigir el proceso hacia la construcción de un megaestado europeo. No dudaron, por ejemplo, en hacer repetir los referendos contrarios a sus intereses las veces que hiciese falta hasta conseguir sus objetivos. Y en el caso de ver frustradas democráticamente sus pretensiones, como fue en el caso de la ratificación de la Constitución Europea, no tuvieron empacho en burlar el proceso y aprobarla con otro nombre. El proceso comenzaría primero con una integración económica forzosa para luego conseguir su objetivo de una unión política.

Contra esto se rebelaron la mayoría de los electores británicos en el referéndum del Brexit. Independientemente de los matices que cada uno pueda establecer, entiendo que este resultado es enormemente positivo por los siguientes tres motivos que me llevan a felicitar a los electores británicos con sendos hurras.

  1. Hurra por atacar de frente el poder de la tecnocracia. Paul Gottfried, viejo luchador paleoconservador, describió en sus libros, especialmente en After Liberalism, la lucha entre la nueva élite tecnoburocrática, bien descrita en obras como El futuro de los intelectuales y el ascenso de la nueva clase de Alvin Gouldner, y las viejas élites políticas. La nueva élite basa su poder en la pericia técnica y en conocimientos académicos mientras la segunda se basa en instintos políticos y electorales y en el conocimiento e identificación de las preferencias de los electores. Una disputa, por ejemplo, entre draghis, por un lado, y farages o berlusconis, por otro. Las sociedades occidentales modernas cuentan con equilibrios inestables y luchas entre ambas, pero donde se da el dominio pleno de la nueva clase es en las instituciones comunitarias, que son incluso usadas por ésta para extender su poder en el ámbito de los propios ejecutivos nacionales. El caso de la imposición de miembros de esta clase como Mario Monti o Lucas Papademos en Italia y Grecia respectivamente, usando mecanismos de poder en el seno de la Union Europea, son ejemplos de lo dicho. La tecnocracia es una forma de poder fría y a mi entender potencialmente mucho más peligrosa que las viejas elites caciquiles o semipopulistas, pues resulta intervencionista en grado sumo y pretende regular todos los aspectos de la vida social y económica, dado que ahí radica la fuente de su poder. Cuantos más aspectos sean regulados e intervenidos, más fuerza tendrán tanto en número como en capacidad. Y más recursos podrán obtener de los lobbies que tienen asociados. De ahí que quieran diseñar desde el precio del dinero a cosas tan nimias como el color de las casas (no es broma) o el tipo de combustible que deben usar los automóviles (la idea de imponer el automóvil eléctrico, por ejemplo). También les gusta rediseñar países y hacer guerras en nombre de valores como al democracia o la libertad, como nos muestra el ejemplo de los viejos tecnócratas “cabezas de huevo” como McNamara en la guerra del Vietnam. Su arma es la planificación y la regulación y usan una forma de ejercer el poder que no tiene en cuenta las realidades particulares o los problemas de la ciudadanía. Su fuerza es que controlan el sistema educativo y la mayoría de los medios serios (los que les hacen frente son denominados como medios basura) y, por tanto, cuentan con la legitimidad de las ideas. Comparado con  ellos, los políticos tradicionales son potencialmente mucho menos dañinos, por lo que este voto del Brexit supone un duro golpe a las pretensiones de hegemonía de la nueva clase. No es de descartar, sin embargo, que ideen alguna estratagema para burlar la decisión popular.
  2. Hurra por frenar el proceso de concentración del poder en manos de las agencias y comisiones europeas. Si se analiza la política europea se observa que en los últimos años el proceso es de centralizar cada vez más competencias en manos de las agencias comunitarias. El caso de la política monetaria es el ejemplo por antonomasia. Pero también la pesca, la industria naval y muchos otros sectores. Pero este proceso es unívoco, se da sólo de la periferia al centro. Una vez adquirida una competencia es raro que se suelte y se devuelva a administraciones inferiores. Es cierto que la administración europea es relativamente pequeña en tamaño, pero no en influencia y legitimidad. Cualquier directiva de una de estas agencias es inmediatamente adoptada por las administraciones de orden inferior (Estados o autonomías en el caso español) sin casi discusión, pues su gobierno es de corte indirecto, casi como la administración británica en la India. Las resistencias administrativas a una norma son muy inferiores a las de una norma de rango estatal, que a pesar de estar dotadas de un más elevado grado de legitimidad democrática, o quizás por ello, son mucho más discutidas y resistidas. El Brexit pone en cuestión esta legitimidad, la debilita e indica que el camino de centralización puede ser reversible.
  3. Hurra por la secesión. La secesión es una de las mejores herramientas que tiene el género humano para garantizar su libertad. Si una asociación, ya sea humana o comercial, no nos convence, la forma mas pacífica y legítima es simplemente separarse. Si no estamos a gusto en una empresa o relación, lo mejor es separarse y gobernar cada uno su vida como mejor lo entienda. 

12 Comentarios

  1. Es prematuro hablar de
    Es prematuro hablar de triunfo. No lo es aplaudir una expresión de orden espontáneo contra una organización planificada y planificadora. La realidad histórica y social británica negando el proyecto burocrático de los Estados Unidos de Europa. Británicos pretendiendo ser británicos…¡inconcebible!

  2. El rechazo a una burocracia
    El rechazo a una burocracia que se cree con el derecho de imponer los puntos de vista del Nuevo Orden Mundial a todo el mundo, sin admitir discrepancias, llegando a la amenaza como están haciendo con Polonia y Hungría (y posiblemente hagan en el futuro próximo con Austria) no debe hacernos olvidar la capacidad de la Unión para suavizar los peores excesos de algunos países miembros. Si no hubiera sido por la Comunidad y en concreto por la pertenencia al Euro, Zapatero hubiera puesto a funcionar la máquina de imprimir pesetas para satisfacer sus delirios ideológicos, y a estas alturas (o mejor, a estas bajuras) tendríamos una inflación como la de Zimbabwe bajo otro iluminado semejante, Mugabe.

    Y si los peores augurios del triunfo podemita se hubieran realizado, solo la pertenencia a la Unión nos hubiera salvado de convertirnos en otro estado fallido bolivariano.

    Por otro lado, en la Declaración de Independencia del Reino Unido respecta a la unión Europea, no todo es tan idílico. En primer lugar, muy probablemente marca el principio del fin del propio Reino Unido, porque si un referéndum puede sacarlo de la Unión, ¿como negarse a que otro Referéndum independice a Escocia? ¿Y por qué la zona nororiental de Escocia tiene que compartir SU PETRÓLEO con Glasgow? ¿No estarían mejor asociados a Noruega, cuyos campos petroleros son la continuación de los escoceses ? Estas cosas se sabe como empiezan pero no como acaban.

    En segundo lugar, el BREXIT ha despertado algunos de los peores instintos de los hooligans británicos. En los pocos días transcurridos se han multiplicado las amenazas y agresiones hacia ciudadanos comunitarios trabajando en Inglaterra, como polacos, o españoles. O hacia personas de nacionalidad inglesa, con muchos años de permanencia, pero de origen paquistaní, por ejemplo. Es obvio que estos salvajes no son la mayoría de los que votaron por la salida, pero el enconamiento que el referéndum ha producido les estimula.

    En fin, que las cosas no son tan claras, y en conjunto los aspectos negativos, no solo económicos, del Brexit pueden superar los positivos.

    • Si se tratara de un mero
      Si se tratara de un mero problema contable –cuantificar pros y contras de la unión política- lo tendríamos fácil, pero por desgracia el asunto es algo más complejo.

      Obviamente el Estado moderno surgió como reacción a los excesos del feudalismo, porque monopolizar el mal y la violencia también tiene sus ventajas. Sin embargo, el Estado democrático hiperlegitimado deviene inevitablemente hacia el totalitarismo y, lejos de constituir una solución, supone en sí mismo gran amenaza a la dignidad humana.

      No avanzaremos dando bandazos entre extremos ni tratando de encontrar un punto de equilibrio entre el estadón y los estaditos. Ambas fórmulas son deletéreas y nocivas para el ser humano; aunque el Estado mundial resulte lo lógico y coherente una vez negada la soberanía individual: el nacionalismo estatista constituye una grosera e insultante contradicción en los términos.

      Siendo cierto que, como bien señalas, la UE tiene sus ventajas respecto a ciertas derivas y que el nacionalismo separatista es un insulto a la inteligencia, también lo es que hay que detener al Gran Estado Totalitario europeo en ciernes y en este sentido el Brexit es objetivamente una buena noticia, pero llevas razón en que limitarse a celebrarlo sin profundizar demasiado puede causar algún estupor.

      Echo de menos en el artículo una ilustradora alusión directa y explícita a la soberanía individual como concepto. El píe en pared británico parece detener algo la opresiva maquinaria, pero es más bien una reacción refleja e inconsciente, instintiva, que si no se orienta teóricamente se pervertirá. No podemos dejarlo todo en manos de espontáneas “leyes” de la Historia, pudiendo acelerar el progreso.

  3. El rechazo a una burocracia
    El rechazo a una burocracia que se cree con el derecho de imponer los puntos de vista del Nuevo Orden Mundial a todo el mundo, sin admitir discrepancias, llegando a la amenaza como están haciendo con Polonia y Hungría (y posiblemente hagan en el futuro próximo con Austria) no debe hacernos olvidar la capacidad de la Unión para suavizar los peores excesos de algunos países miembros. Si no hubiera sido por la Comunidad y en concreto por la pertenencia al Euro, Zapatero hubiera puesto a funcionar la máquina de imprimir pesetas para satisfacer sus delirios ideológicos, y a estas alturas (o mejor, a estas bajuras) tendríamos una inflación como la de Zimbabwe bajo otro iluminado semejante, Mugabe.

    Y si los peores augurios del triunfo podemita se hubieran realizado, solo la pertenencia a la Unión nos hubiera salvado de convertirnos en otro estado fallido bolivariano.

    Por otro lado, en la Declaración de Independencia del Reino Unido respecta a la unión Europea, no todo es tan idílico. En primer lugar, muy probablemente marca el principio del fin del propio Reino Unido, porque si un referéndum puede sacarlo de la Unión, ¿como negarse a que otro Referéndum independice a Escocia? ¿Y por qué la zona nororiental de Escocia tiene que compartir SU PETRÓLEO con Glasgow? ¿No estarían mejor asociados a Noruega, cuyos campos petroleros son la continuación de los escoceses ? Estas cosas se sabe como empiezan pero no como acaban.

    En segundo lugar, el BREXIT ha despertado algunos de los peores instintos de los hooligans británicos. En los pocos días transcurridos se han multiplicado las amenazas y agresiones hacia ciudadanos comunitarios trabajando en Inglaterra, como polacos, o españoles. O hacia personas de nacionalidad inglesa, con muchos años de permanencia, pero de origen paquistaní, por ejemplo. Es obvio que estos salvajes no son la mayoría de los que votaron por la salida, pero el enconamiento que el referéndum ha producido les estimula.

    En fin, que las cosas no son tan claras, y en conjunto los aspectos negativos, no solo económicos, del Brexit pueden superar los positivos.

  4. ¿A qué país van a emigrar los
    ¿A qué país van a emigrar los españoles con un paro todavía del 20% en España? Los que tienen un trabajo fijo, como los profesores de universidades públicas, pueden ser de lo más idealistas. Y la gente sin trabajo que sólo habla inglés aparte de español, ¿adónde van?

  5. …Y un cuarto !Hurra! para
    …Y un cuarto !Hurra! para este magnifico y ejemplar pensamiento de Miguel Anxo Bastos . No todos hacemos filosofía como decía Gramsci . Es necesaria esa tercera dimensión que se eleva por sobre las ideas del común. Esa perspectiva que devela los enormes intereses financieros y corporativos de la City del Bremain.
    El autor bien sabe que una tasa del 2.1 % extrazona no afectara la industria pos Brexit y que los gigantes financieros londinenses no serán afectados al tener que abrir sucursales en el continente. Y eso de que afectara la permanencia laboral de los británicos trabajando en la UE es absurdo ¿ En el tren de Europa, Alemania, con su inmigración indiscriminada, uno de los pilares del voto » leave,» con 400,000 refugiados (recibidos por Merkel en solo quince días) amontonados en un galpón de la Secretaria del Interior ansiando poder gozar de los beneficios de la fiesta del walfare germano, pagado con los impuestos de los «afortunados» integrantes de la UE
    Que mas puedo decir que no sea volver a felicitar al autor del presente.

  6. Muy interesante el analisis
    Muy interesante el analisis pero es muy difícil de leer por culpa del formato. Me parece que las líneas están demasiado juntas. Necesitan un poco más de espaciado.

  7. Me temo que la victoria del
    Me temo que la victoria del «leave» no sé debe a consideraciones de la altura intelectual de las del profesor Bastos. Se deben más bien a sentimientos como la xenofobia y el rechazo a la inmigración. Ideas peregrinas como que «el país está lleno».
    Por otra parte el resultado va a ser restricciones al comercio y a la circulacion de personas.

    Nota: soy residente en Reino Unido desde hace 17 años.

  8. Coincido con ESPECTADOR7.
    Coincido con ESPECTADOR7.

    Luchar contra la planificación y la excesiva burocrácia no puede ir de la mano del proteccionismo, el nacionalismo, el miedo a compartir el Estado del Bienestar o la pérdida de los límites que impone la UE a los gobernantes díscolos.

    El camino debe conservar la libertad de movimientos, los límites al dispéndio y reducir el poder del dirigente europeo. Revertir la tendencia a la burocratización.

  9. Yo canto otro hurra por el
    Yo canto otro hurra por el frenazo a un macro estado descontrolado, lento y poco competitivo. Felicidades a los britis por su apoyo ala libertad y la no aceptacion de la tirania de los imbeciles


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