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Tres Palabras Mágicas

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"Escuelas, Hospitales y Pensiones", tres palabras mágicas, que al oírlas convierten al español medio en sumiso contribuyente, en pagano obligatorio, pero feliz y esperanzado… Tres palabras que al ser pronunciadas disparan un resorte en la mente del ciudadano que le deja inerte y anula su capacidad crítica.

Porque ¿qué alma desalmada puede estar en contra de que haya más hospitales para nuestros enfermos, más escuelas para los niños, más pensiones para nuestros mayores?

Así, una gran parte del fruto de nuestro trabajo nos es requisado y si por un casual alguien no está de acuerdo, si alguien replica que es su dinero, que es su propiedad, que le ha costado mucho esfuerzo ganarlo, allí están las tres palabras, "Escuelas, Hospitales y Pensiones", que caen como una maza sobre el insolidario discrepante.

Realmente, estos tres elementos, los "Pilares del Estado del Bienestar", se han convertido en una fuerza autónoma, en un ente con vida propia que cada vez crece más, consume más recursos y se desarrolla e hipertrofia por cuestiones absolutamente ajenas a sus funciones originales, educar, curar y mantenerse en la vejez. Tres funciones que puede y de hecho hace la iniciativa privada con mucha mayor eficacia y menor coste que la burocracia estatal. Siempre que le dejan, como bien saben los políticos, especialmente los socialistas, grandes usuarios del sector privado y fervientes defensores del sector público para los demás.

Básicamente, la clave del "Estado del Bienestar", la razón de su existencia, es que constituye la excusa perfecta, "Escuelas, hospitales y pensiones", para que haya dinero público a disposición de los políticos, un dinero que es usado para muchísimas otras cuestiones, desde construir y mantener una red de hoteles de lujo como son los Paradores hasta dar de comer (bastante bien por cierto) a unos artistas afines. Pero, eso sí, con un único y exclusivo fin, mantener sus privilegios y su control sobre la sociedad.

Llegan las elecciones. Y allí están las tres palabras. Todos los políticos "apuestan", con el dinero de los demás, por la educación -"la educación es el futuro"-, por la sanidad -"es un derecho de todos"-, por las pensiones -"que estarán garantizadas"-.

Hablan de que incluso en estos tiempos de crisis harán "esfuerzos inversores" en estos tres sectores y se arrojarán a la cabeza unos a otros la palabra prohibida "recortes" ante una opinión pública hipnotizada por las tres palabras mágicas.

"Escuelas, hospitales y pensiones"… Prueben a discutir con un progre sobre límites del estado, sobre libertad individual, sobre déficit público y ya verán cuánto tardan en aparecer, como un mantra, las tres palabras mágicas…

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