Venezuela es hoy la una terrible advertencia para todos los países que coquetean con el populismo.
En Venezuela se vive una tragedia humanitaria. El que fuera el país más rico de Latinoamérica hoy experimenta una crisis terminal.
Víctima de las políticas socialistas del régimen chavista, Venezuela es hoy la una terrible advertencia para todos los países que coquetean con el populismo, la violación del estado de Derecho y la propiedad privada.
Abajo, nueve postales del infierno al cual nos quieren arrastrar.
I. Colapso económico
La caída del PBI de Venezuela desde 2013 ha sido del 35 % (y 40% per capita). Para entender la magnitud de la catástrofe, tenemos que pensar que los Estados Unidos de la “Gran Represión” cayeron 28% entre 1929 y 1933.
II. Una pobreza nunca vista
La pobreza en Venezuela ha alcanzado al 90% de la población.
III. Falta de comida
A principios de 2016, un 70% de los venezolanos afirmaba que comía 3 platos de comida al día. A fines de 2016, ese número se redujo a sólo 34%.
IV. Entreguismo
La petrolera estatal PDVSA firmó en mayo pasado un acuerdo con Goldman Sachs por el cual, a cambio de u$d 865 M se compromete a pagar, hasta 2022, un total de u$d 3650 M. Lo que equivale a una tasa de 48% anual en dólares.
V. Salarios miserables
El sueldo mínimo en Venezuela es de 7 dólares mensuales (aprox).
VI. Aislamiento
Delta Airlines es la aerolínea que más recientemente ha dejado de volar a Venezuela. Se une a Avianca, Air Canada, Alitalia, Aerolíneas Argentinas, GOL, Tiara Air, Lufthansa, Latam, Aeroméxico y United Airlines (entre otras).
VII. Brutal represión
Sólo este año han sido asesinadas por el régimen chavista 133 personas en el marco de las multitudinarias protestas contra la dictadura.
VIII. Cierre del Parlamento
Tal como hicieran Adolf Hitler en 1933 o Alberto Fujimori en 1992, el gobierno de Nicolás Maduro ha disuelto el Parlamento durante este año.
IX. El horror del hambre
“Los puestos de perros calientes son un clásico callejero de Caracas. Pararse a comer una salchicha a la que encima se le coloca una montaña de repollo, cebolla, papitas ruffles, maíz, queso amarillo, salsa de tomate, mayonesa y mostaza, con las piernas abiertas para evitar mancharse, es una experiencia imperdible. Una tarde cualquiera, quien se coma el suyo y arroje al cesto de basura la servilleta con los restos de salsa y algún último maíz pegado, verá a un niño salir corriendo a rescatarla para lamer el envoltorio y pedirle el último sorbo de la lata de bebida. El hambre ya hace estragos” (Leonardo Mindez).
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