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Venezuela: la tragedia de los recursos naturales

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Los problemas que está atravesando Venezuela son notorios. Las cifras de su economía son más difíciles de refinar que su crudo (de baja calidad por su alto contenido de azufre): problemas extremos de liquidez, acumulación de vencimientos, desabastecimiento galopante del 55%, PIB per cápita cayendo, pobreza del 27,3% y aumentando, inflación que ya supera el 63%, importaciones notables y crecientes, devaluaciones de moneda (el mercado ya la está repudiando), escasez de divisas y expropiaciones. Es actualmente uno de los países con menos libertad económica del mundo y el segundo país más violento del mundo con casi 70 homicidios por día en 2014.

Ciertamente, Venezuela sufre la "maldición de los recursos naturales". Hay países que en un momento dado descubren un recurso natural que resulta ser muy valorado por los seres humanos, en este caso fuentes de recursos no renovables como el petróleo.

[Recordemos que el valor de los bienes económicos es subjetivo y no intrínseco, en el sentido de que depende de la abundancia de ese determinado bien y principalmente de la valoración que los seres humanos tengan del mismo. El petróleo era denominado "la maldición de Texas" hasta descubrirse su importante utilidad para satisfacer necesidades humanas].

Estos recursos se suelen presentar y considerar como una increíble oportunidad a nivel económico. Y, sin embargo, en infinidad de casos esto ha significado el empobrecimiento y deterioro de las condiciones materiales y sociales de los países.

Sin ir más lejos, en el caso de Venezuela ha llevado a la descomposición institucional y a la descomposición social.

Descomposición institucional porque el gobierno ha utilizado el recurso para subvencionar y comprar a la población y, de esta manera, perpetuarse en el poder sine die. De forma oportunista, los gobiernos han sometido al país al petróleo, haciendo de éste la principal actividad económica del país y concentrándolo en sus manos.

El privilegio a este sector ha supuesto la progresiva destrucción del resto de sectores productivos de la economía venezolana, hasta el punto de ser prácticamente inexistentes. Los ingresos del gobierno venezolano provienen en un 96% del petróleo, por lo que podemos decir que el país es un petro-estado.

No hay tejido ni vida empresarial por lo que el destino del país está ligado exclusivamente al petróleo. Esta tragedia se aplaza parcialmente en el tiempo si el precio del barril se sitúa a precios muy elevados que permitan gastar de forma desmesurada para llevar a cabo sus políticas populistas. Venezuela ha disfrutado de precios de hasta 140-150$ barril, lo que ha permitido enmascarar sus políticas bolivarianas empobrecedoras y derrochadoras.

¿Pero qué sucede cuando el barril disminuye hasta 50$ barril o menos? Pues básicamente que es imposible cubrir ese gigantesco déficit y descomunal desequilibrio de las cuentas nacionales. Se estima que Venezuela necesita que el barril se sitúe en más 120$ para cubrir sus gastos. Lo que significa que el país está en la más absoluta bancarrota.

Ligada a la descomposición institucional está la descomposición social. Deriva de que el gobierno bolivariano es dueño absoluto de facto de la economía del país. Sin tejido productivo y actividad económica los ciudadanos sólo tienen incentivos de aproximarse al poder y ganarse su favor. Es la única forma posible de prosperar y sobrevivir. Aumenta la corrupción, el clientelismo, los favores, las subvenciones y la compra de votos.

La política ha sustituido a la economía. El rent-seeking es lo único viable y rentable. Lo que hace que el gobierno sea cada vez más totalitario y represor, alcanzando cotas inasumibles.

Qué duda cabe que existen países que han convertido los recursos naturales en oportunidad para incrementar su crecimiento y bienestar, véase Estados Unidos, Australia o Canadá entre otros. Estados Unidos ha desarrollado la técnica del fracking y ya es independiente energéticamente, lo que ha hecho que combata la crisis mejor y más rápido que el resto de zonas de mundo. Asimismo, hay países muy prósperos que no poseen recursos naturales, véase Suiza.

Y es que la riqueza de las naciones no depende de sus recursos naturales, sino de establecer marcos institucionales que permitan el crecimiento y progreso económico. Pero Venezuela escogió otro camino: el de dilapidar toda la riqueza proveniente del oro negro. Ha destruido las instituciones y la actividad productiva del país. Una vez los ingresos del petróleo se han mostrado insuficientes, Venezuela tiene un serio problema. Venezuela lo tiene crudo.

@jmorillobentue

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