Eso sin mencionar su manual dirigido, a lo que parece, niños de preescolar, "qué debe saber de los ‘chiringuitos financieros’". En el libro coloreado, el regulador caracteriza a las pequeñas empresas como bichos o magos, e incluso presenta a un comercial como el diablo.
Quienes no están familiarizados con el mundo financiero tienden a creer que organismos como la CNMV nos protegen de los estafadores. Es un tremendo error. La CMNV actúa como cualquier otro organismo del Estado, se presenta como el salvador de un grupo y, antes que nos demos cuenta, lo domina todo. Su forma de actuar es similar al que podría tener una mafia local en un pueblo o barrio, esto es, extorsionando a los comerciantes vendiéndoles seguridad. Si el comerciante no contrata la seguridad de la mafia, ésta se vengará. Con la CNMV ocurre lo mismo: o estás con ellos obedeciéndoles y pagándoles o estás contra ellos. Así: "la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores […] establece […] que los recursos económicos de la CNMV estarán integrados, entre otros, por las tasas que perciba por la realización de sus actividades o la prestación de sus servicios". Sí, prestación de servicios pero por la fuerza, como el mafioso de barrio.
Evidentemente, el encarecimiento de costes que crea la CNMV sólo se lo pueden permitir los grandes. Por tanto, sacrifica a los pequeños empresarios financieros para mantener el mercado limpio no de estafadores, que los sigue habiendo, sino de opciones para el inversor y el ahorrador. Como no, ahí está el único interés de la CNMV: mantener y reforzar los monopolios financieros. No es más que capitalismo de estado, o de "amigotes", el que gobierna hoy día en el mundo financiero.
Y es que el gigantismo en el mundo financiero nos parece inamovible, pero no siempre fue así. Muchos bancos actuales, europeos y americanos, fueron creados por personas corrientes como comerciantes o empresarios hace más cien años. En esa época no había tantas regulaciones ni el Estado estaba tan obsesionado como ahora por sacar dinero de donde fuese. Por ejemplo, el Banco de Santander se fundó en 1857 y contaba inicialmente con 13 personas en plantilla. En aquel momento los comerciantes de Castilla tenían que embarcar en Santander sus cereales rumbo a las Américas a cambio de diversos productos que sólo tenía ese continente. Esta fue la razón que impulsó la unión de comerciantes de la zona y creó lo que ahora es un gran banco. Ahora sería imposible hacer algo así. Es más, la CNMV lo habría considerado un chiringuito financiero con ramificaciones internacionales y estaría en su buscador de delincuentes. La regulación masiva sólo ha servido para crear cárteles financieros que impiden la competencia y se reparten el mercado entre ellos.
Las pequeñas empresas siempre han de demostrar que son mejores que las grandes, da igual que vendan hortalizas, zapatos o productos financieros. Estas pequeñas empresas no se juegan tener menores beneficios como las grandes, sino su existencia. En el mundo financiero, competir contra los grandes se puede conseguir con comisiones más reducidas, algo que hacen imposible los requisitos de la CNMV, u ofreciendo productos de mayor rentabilidad/riesgo. Si la comisión se empeña en cerrar todas las pymes financieras, ¿dónde está la competencia real y la libre opción? El monopolio en el sector está asegurado. Y encima, ¿sabría nombrarme algún logro de la CNMV en sus 20 años? Todo lo que envuelve a la comisión son escándalos, corrupción e ineficiencia.