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A Pinocho no le gustan las nucleares

Publicado en Libertad Digital

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Pero vayamos por partes. Alguien debería enseñarle a este señor una lección de economía muy elemental: algo puede ser muy costoso y muy rentable al mismo tiempo. Si la energía es demasiado costosa hasta el punto de no dejar beneficios, deje usted que los empresarios hagan sus cuentas y comprueben que no merece la pena invertir en centrales de este tipo. Sin embargo, ZP no permite ese elemental ejercicio de libertad empresarial y advierte a los potenciales empresarios del sector que no podrán instalar nuevos negocios de este tipo. ¿Pero no decían que no existía ningún impedimento legal ni político para construir una central nuclear en España tras la moratoria?

Dicho sea de paso, ¿qué le importará el coste de las centrales nucleares a este señor, si nos ha aburrido durante años con eso de cumplir con Kyoto, "cueste lo que cueste"?

Encima, la realidad parece ser la contraria de las historietas de Zapatero. La energía nuclear es una de las más económicas y rentables, al tiempo que supone una garantía de suministro de la potencia instalada. La industria nuclear tiene beneficios después de soportar, como es lógico, el coste del tratamiento de los residuos y la provisión para el eventual desmantelamiento de la central, a través de sus pagos a la empresa nacional de residuos, ENRESA.

Lo del agua es la monda. A lo mejor el hombre se ha creído que los reactores nucleares convierten el agua en energía. ¡Que no! Que eso no lo hacen ni las hidroeléctricas. Lo que convierten en energía es el uranio y en España, por cierto, tenemos de sobra. El agua se usa para refrigerar y esa agua no se difumina sino que se devuelve al rio del que vino un poco más calentita que antes, eso sí. Pero no lo digamos muy alto no vaya a ser que este señor se crea ahora que el cambio climático lo provocan las nucleares al calentar el agua. La imaginación de ZP no tiene límites. Tampoco me extrañaría que piense que los peces mutantes de Ecologistas en Acción, aquella trola que metieron estos ecolojetas radicales a la prensa cuando afirmaron haber descubierto peces que habían mutado por el agua de una central nuclear, eran de verdad y convierten el agua de los ríos en toneladas de CO2, dejándonos con una pertinaz sequía. No sé, este hombre, de verdad, me supera.

Nuestro Pinocho más internacional podía haber dicho, como admitía antes de ser presidente, que no le gustan las centrales nucleares y no le da la gana de permitirnos disfrutar libremente de una energía barata, sin subvenciones arrebatadas del bolsillo del contribuyente, garantizada y que no emite el famoso CO2 que provoca, según él, el mayor problema al que se enfrenta la humanidad. Pero no, el señorito se nos ha vuelto fino y en vez de reconocer simplemente que ha decido usar su monopolio de la violencia legal para que no hagamos lo que no le gusta, va contando por ahí las conclusiones de sus dos gloriosas tardes de economía y sus fabulosos conocimientos en hidrología nuclear.

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