La Asociación de Internautas ha publicado un interesante informe que evalúa la situación en que se encuentra la sociedad de la información en España, en cuanto a acceso a Internet y uso de ella. El grueso del mismo es una comparación de la situación de nuestro país con respecto al resto de la Unión Europea, difícil de realizar por las grandes diferencias que tienen muchas veces los resultados de las diversas encuestas realizadas sobre este asunto, y en la que nuestro país sale bastante mal parado.
La propuesta más llamativa que realiza la AI es la liberalización del ADSL, una posibilidad ya filtrada por el gobierno hace unos meses. Los grandes márgenes de que disponen los revendedores del ADSL de Telefónica inhiben la realización de inversiones para ofrecer un producto propio diferenciado –como precios más baratos pero con limitaciones por tiempo o volumen– y además suponen un sobrecoste debido a la protección que la regulación actual les ofrece. Eliminar esta protección posiblemente haría desaparecer a muchas de ellas, pero mejoraría la oferta de las que quedaran. Es el efecto de la competencia, cuando se permite que exista.
Otro punto donde el informe hace especial hincapié es en las pocas líneas de teléfono fijo que hay en nuestro país, donde estamos por debajo de la media de los 25. Dado que en la mayoría de los casos el acceso a Internet se realiza de forma conjunta a la instalación de la línea telefónica, podría ser una razón más del bajo uso de Internet en España. La CMT parece considerar que, dada la extensión de la telefonía móvil, la fija ha llegado a un techo que sólo cabe repartirse entre las operadoras. Sin embargo, la regulación no facilita a las operadoras hacer ofertas que reduzcan el alto precio de las altas.
Tampoco las redes públicas escapan al escrutinio de la asociación, que realiza una crítica contundente a los reclamos por la nacionalización de las telecomunicaciones, ya sea a nivel estatal o municipal. La crítica se basa en la definición de bienes públicos, negando que Internet lo sea, y es perfectamente válida en esos términos de economía neoclásica, que son los que emplean los defensores de Atarfe, aunque muchos economistas nieguen utilidad práctica a esa definición.
Desgraciadamente para la AI o incluso para Libertad Digital, el dato más llamativo es que dos tercios de quienes no son usuarios de Internet reconocen que es por falta de interés, necesidad o conocimiento de lo que es la red de redes. Y eso cambiará lentamente. Las mejoras del mercado de las telecomunicaciones no harán mucha mella en este sector mayoritario, por lo que no cabe esperar que las diferencias con la UE se vayan a reducir en exceso, aunque el gobierno tomara todas las decisiones adecuadas.