Europa se desmorona. Gerhard Schröder ha tenido que adelantar las elecciones generales a pesar de su desesperada campaña contra el capitalismo. En Francia y Holanda ha ganado el “NO”, y el tratado político de la unión ha quedado tocado de muerte junto a la reunificación socialista que implica. En España, ZP se dedica a manipular el sistema de contabilidad nacional para salir mejor en la foto y conseguir sus promesas.
Y para colmo, el BCE ha rebajado las previsiones de crecimiento de la zona euro para el año 2005 y 2006.
Europa se enfrenta a una tormenta económica y política que muy probablemente los burócratas de Maastricht quieran arreglar con la misma medicina que está matando a Europa: proteccionismo, intervencionismo y agresión contra las economías de sus ciudadanos y empresas. Todo es lícito para el enriquecimiento de la elite burocrática europea.
Por el contrario, China, que todos concebimos como un país “comunista”, está tomando el camino contrario: ha apostado fuerte por el libre mercado. La enérgica desintervención estatal ha permitido a un país sumergido en la miseria un crecimiento y acumulación de riqueza altísima respecto a años anteriores.
Recientemente el Development Research Centre ha publicado un informe que prevé un crecimiento del 8% para la China hasta el 2010. Por el momento, los políticos chinos saben que el libre mercado es la salida exitosa a la abundancia y riqueza. Así, la última medida de China ha sido eliminar aranceles de 81 categorías textiles. ¡Qué sea el mercado quien decida sobre él, y no los partidarios intereses de los políticos en alguna cumbre internacional a miles de kilómetros de la gente de a pie!
¿Cuál es la diferencia entre Europa y China? Mientras que en Europa se intenta distanciar más y más del capitalismo que le ha llevado al bienestar, China está apostando por todo lo contrario: el libre mercado. Y los resultados son evidentes. Decadencia y socialismo europeo contra aumento de la propiedad, alta producción, prosperidad y aspiraciones reales de un bienestar futuro.
Pero el actual problema de China sigue siendo la libertad económica. Aún no hay suficiente. Y es que será la libertad económica quien dé a China la libertad política.
En el libre mercado la gente se enriquece por su esfuerzo individual ganando mayor bienestar; y a mayor bienestar individual, menos estado y centralismo. Si en China perdura y se amplia el capitalismo, sus ciudadanos y las nuevas generaciones, que habrán aprendido la lección de lo que puede costar el socialismo, se darán cuenta que el estado es un estorbo a sus ansias de riqueza y prosperidad. Y como cualquier estorbo verán que lo mejor es eliminarlo del todo.
Mientras tanto, Europa, si sigue luchando por falsos sofismas y vacíos conceptos semánticos como igualdad, solidaridad (impuesta), estado del bienestar… verá aumentar una sociedad empobrecida, anquilosada y dependiente de un caudillo social y de la producción. ¡Tal vez el presidente de la Unión Europea! ¡El máximo burócrata que nos dirigirá a todos para su beneficio!
Aún podemos estar a tiempo. En lugar de fijarnos en viejos conceptos fallidos aprendamos de la nueva realidad china. Menos políticos, menos Europa y más libertad de mercado. La muerte de la Unión Europea puede ser el surgimiento de un nuevo tipo de economía global y capitalista.