Los autónomos se niegan a pagar más a cambio del espejismo de unas pensiones más dignas.
El Gobierno socialista sigue con su cruzada para sablear a los autónomos. No es de extrañar: la Seguridad Social carga con un déficit público de casi 20.000 millones de euros y nuestros políticos se niegan por ahora a atajar semejante desequilibrio merced a recortes de gasto, de modo que, al menos a corto plazo, sólo les queda la opción de arramblar con cualesquiera ingresos que se les pongan por delante. En este caso, los de los autónomos.
Ahora bien, para que los actos de parasitismo resulten verdaderamente eficaces y sostenibles en el tiempo, es esencial que se los camufle como si fueran actos de simbiosis: “no es que te esté vampirizando para chuparte la sangre, es que en el fondo los dos salimos ganando”. Por eso, Pedro Sánchez no solo está afilando su machete para recortarles varias libras de carne a los autónomos españoles, sino que también está tratando de lavarles el cerebro para que reputen tal expolio como una decisión política completamente razonable.
Para ello, el presidente del Gobierno está intentando justificar su rejonazo anti-autónomo con el siguiente argumento: “Con un poco más de cotización ajustada a sus ingresos reales, los autónomos podrían tener pensiones dignas”. Es decir, que la subida de las cotizaciones sociales no es una medida contra los autónomos sino, en última instancia, en su propio beneficio. O esa es la averiada moto que trata de vendernos, dado que esta consigna se fundamenta en una trampa y en una falsedad que están fuertemente interrelacionadas.
Primero, la trampa: con el actual régimen de cotización, los trabajadores autónomos ya son libres de determinar cuál es su base de cotizacióny es esa base de cotización la que a su vez determina las pensiones que (supuestamente) recibirán de la Seguridad Social. Por consiguiente, si los autónomos quisieran recibir en el futuro pensiones más dignas que las actuales, bastaría con que incrementaran voluntariamente las bases por las que cotizan: si no lo hacen, por tanto, es o porque no pueden o porque no quieren. En ninguno de ambos casos saldrán beneficiados del hecho de que un bravucón paternalista les imponga hacer algo que hoy prefieren no hacer.
Segundo, la mentira: no es verdad que las condiciones de acceso a la pensión vayan a mejorar para los autónomos (ni para el resto de los trabajadores) durante los próximos años por mucho que el Gobierno aumente sus tipos de cotización. A la postre, la situación financiera de la Seguridad Social es crítica y el único camino disponible a medio-largo plazo para estabilizar sus cuentas es mediante fuertes recortes futuros de las pensiones. ¿Recuerdan, si no, las palabras del secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granados, reconociendo que el presente modelo de pensiones apenas tiene una vigencia de diez años?
Las propias previsiones del Estado español ante la Comisión Europea pronostican que la tasa de sustitución (la relación entre la pensión recibida y los ingresos cotizados durante la vida laboral) se contraerá más de un 30% durante las próximas décadas. O dicho de otro modo: aunque hoy los autónomos coticen más, terminarán recibiendo menosque aquello que hoy el propio Sánchez nos califica como indigno.
De hecho, si muchos autónomos escogen actualmente cotizar por la base mínima es porque son conscientes de la situación de bancarrota de la Seguridad Social y, en consecuencia, se niegan a que sus ahorros sean devorados por ese agujero financiero negro. Y, asimismo, si el Gobierno de Sánchez quiere obligar a los autónomos a cotizar más no es porque se preocupe por su salud financiera futura, sino porque necesita apropiarse de parte de sus ingresos para minimizar los números rojos de la Seguridad Social.
En definitiva, precisamente porque la Seguridad Social va a empeorar significativamente las condiciones de acceso a una pensión, los autónomos se niegan a pagar más a cambio del espejismo de unas pensiones más dignas y, a su vez, Sánchez trata de embaucarlos para que coticen más a cambio del anzuelo de unas pensiones más dignas que inexorablemente serán sometidas a profundos recortes durante los lustros venideros.