El caso es que desde este verano no hemos dejado de oír desgracias relacionadas con Barcelona, que si apagones, que si grietas, que si los Cercanías parados durante dos meses, que si Woody Allen no volverá a rodar en la ciudad… Pero la cosa no acaba ahí.
Supongo que sabrán que en muchas empresas de informática, los nuevos productos tienen un nombre interno mientras se están desarrollando, para poder llamarlos de alguna forma mientras los genios del marketing correspondientes pergeñan la marca perfecta que hará vender miles de millones de euros más, millón arriba, millón abajo. Así, Microsoft empleó el nombre de una localidad canadiense de montaña, Whistler, como nombre interno de lo que luego sería Windows XP y Longhorn, un bar de ese pueblo, para Windows Vista. Pues bien, la única empresa que rivaliza con Intel en lo que a los procesadores de nuestros PCs se refiere, AMD, decidió usar Barcelona como nombre interno para su último desarrollo. Y así les va, a los pobres.
La empresa californiana ha anunciado que el chip que usaba el nombre de la ciudad condal y que lanzó hace bien poco con el nombre comercial de AMD Opteron Quad-Core tiene un error que provoca cuelgues y la corrección que se ha puesto en marcha para los procesadores ya vendidos provoca una reducción en su rendimiento de entre un 10 y un 20%. Aunque este fallo se produce rara vez, el procesador está orientado al mercado de los servidores, esos ordenadores que usted no tiene en casa pero quizá su empresa sí tenga en la oficina, un mercado con una clientela que paga más por tener productos de mayor calidad y cuyo nivel de exigencia está a la altura. Para más inri, el defecto también está presente en la gama Phenom, que es la próxima generación de procesadores para clientes particulares, lo que provocará un nuevo retraso en el lanzamiento de unos procesadores de los que se llegó a decir que se lanzarían tras el verano. Vamos, que AMD está en problemas.
Lo peor es que este anuncio no hace sino culminar una muy mala racha, que ha llevado a que su capitalización bursátil sea X veces inferior a la de Intel, donde X es un número muy informático, potencia de dos, que coincide con mi edad, la cual, multiplicada por dos, da esa cifra que tanto preocupaba a los Beatles. Desde que comprara ATI, la empresa que mantiene una pugna con nVIDIA en lo que se refiere a las tarjetas gráficas similar a la de AMD con Intel, no parece que dé pie con bola. En cambio, ATI no ha hecho más que recuperarse desde la adquisición, y con su nueva gama HD38xx está compitiendo de nuevo en las gamas media y media-alta.
El caso es que no hace tanto que AMD se ganó a la crítica especializada y al público son sus Opteron originales y, sobre todo, con sus Athlon, aunque parezcan siglos en este mundo vertiginoso. Mientras tanto, Intel intentaba recuperarse tras haber metido la pata hasta el fondo con la llamada microarquitectura NetBurst, la que estuvo detrás de sus Pentium 4, y que le permitió llegar a los 3,8 GHz. No sé si recuerdan la época en que la velocidad de un chip parecía estar determinada en exclusiva por los megahercios, por lo que poner una cifra más alta quedaba realmente bien en términos de marketing. Aquello terminó precisamente con los Pentium 4, porque los Athlon los superaban en prestaciones a una velocidad muy inferior, lo que obligó a Intel a abandonar NetBurst y pergeñar la microarquitectura Core, que pese a ser más lenta en términos de megahercios es mucho más potente y ha dado enormes satisfacciones a la empresa de Santa Clara.
Recordar esto explica por qué es tan importante que AMD se recupere del bache, incluso para quienes no compran sus productos. Intel es una gran empresa que hace las cosas muy bien, pero puede cometer errores que sólo la competencia puede corregir. Si no fuera por AMD, seguramente seguirían con un heredero de NetBurst, obcecados con los errores que cometieron con él, y nuestros ordenadores no serían tan buenos como son ahora. Y aunque a largo plazo puedan surgir nuevos competidores como IBM, que acaba de anunciar una nueva tecnología basada en la sustitución de los electrones de nuestros chips por fotones, a corto y medio plazo sólo AMD está en situación de hacerlo.
El camino lo conoce: es el mismo que recorrió su competidor. No sólo tendrá que corregir sus errores de diseño y lograr que Phenom termine siendo un producto que pueda plantar cara a los Core Duo de Intel. A partir de ahora, para poder recuperar la confianza de sus clientes AMD deberá ser mucho más seria y cumplir los plazos que se marque y que sus futuros productos cumplan con las especificaciones anunciadas. Los consumidores de ordenadores personales se lo agradeceremos infinitamente, ya seamos clientes suyos o no.