La histórica subida de impuestos aprobada por el Gobierno del PP no sólo ha afectado a los contribuyentes nacionales, sino también a los residentes extranjeros que viven en España. Y dentro de este ámbito, muy especialmente, a los trabajadores y jubilados comunitarios. Los constantes e intensos aumentos fiscales se están traduciendo en un elevado éxodo de europeos que optan por regresar a sus respectivos países de origen ante la agresiva ofensiva fiscal puesta en marcha por el Ministerio de Hacienda.
La población extranjera comenzó a descender en 2011 y, desde entonces, España ha perdido algo más de 750.000 residentes foráneos, sobre todo en los dos últimos años. El número de extranjeros a fecha 1 de enero de 2014 apenas superaba los 5 millones de personas, 736.000 menos que a 1 de enero de 2012, lo que supone una caída del 12,8%, según refleja el padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Pero esta pérdida se debe, en gran medida, a la salida de comunitarios. Los residentes de la UE cayeron desde los 2,6 millones a principios de 2012 hasta los 2,04 millones el pasado enero. Es decir, casi 555.000 europeos, equivalente al 21,3% de este colectivo, abandonaron España en los dos últimos años. Se trata de un hundimiento inédito.
Y, sobre todo, llama la atención la salida de alemanes y británicos, con casi 118.000 personas desde enero de 2012, más del 21% del total. En concreto, han huido más de 40.000 alemanes y 77.000 británicos durante este período, con caídas superiores al 20% en ambos casos, tal y como refleja el siguiente cuadro.
En la actualidad, el número total de británicos y alemanes apenas ronda los 436.000 frente a los 554.000 residentes en enero de 2012, cuando echó a andar el actual Gobierno del PP. Dicho éxodo se concentró en 2013, momento en el que los extranjeros notaron realmente en su bolsillo la citada subida fiscal.
Según los asesores consultados por Libre Mercado, el aumento del IRPF, la entrada en vigor del nuevo convenio fiscal entre España y Alemania a finales de 2012 y, muy especialmente, la obligación de declarar a Hacienda los bienes radicados en el extranjero han provocado una importante fuga de residentes (y contribuyentes) de ambas nacionalidades.
"Los impuestos en España son muy altos", afirman desde Abacus Spain, en Palma de Mallorca, perteneciente al Club de Asesor, la mayor red de asesorías fiscales de España. Esta firma, especializada en atender a residentes británicos, pone como ejemplo el caso de los capitanes de barco, que están exentos de tributar en Reino Unido y que, sin embargo, aquí pagan el tipo máximo del IRPF (52%) debido a sus elevados sueldos. Asimismo, las pensiones británicas también están exentas del pago de impuestos, cosa que no sucede en España.
Muchos jubilados ingleses no declaraban su pensión en España por desconocimiento y falta de información. Sin embargo, Hacienda ha emprendido en los últimos meses una intensa campaña de inspecciones para aflorar pensiones extranjeras que está afectando tanto a españoles repatriados como a residentes foráneos.
Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la obligación de declarar su patrimonio en el exterior. "Esto no les ha gustado nada", aclaran los asesores. La reacción de los británicos no se ha hecho esperar. Muchos han hecho las maletas, han puesto a la venta sus casas y han regresado a Reino Unido. Ahora, "vienen a España sólo en verano".
No son los únicos. Los alemanes también están regresando. Ignacio del Val, experto fiscal del bufete germano Rödl & Partner, coincide en que la combinación de más IRPF, declaración de bienes en el exterior y el nuevo convenio fiscal entre ambos países ha hecho mella entre estos residentes, sobre todo entre los jubilados, obligados ahora a declarar su pensión.
Así, aunque se suele poner el acento en los tipos del IRPF, lo más importante es la base imponible (masa salarial sobre la que se aplica), y la cuestión es que en Alemania, gracias a las deducciones y a los distintos tramos existentes, pagan menos que en España. Las subidas fiscales y las nuevas exigencias que impone Hacienda, como la declaración de bienes en el exterior y las obligaciones derivadas del nuevo convenio bilateral de colaboración fiscal, han elevado los costes de residir en España.
La situación es algo distinta en el caso de los directivos alemanes que trabajan aquí, ya que aún se pueden beneficiar de las ventajas fiscales derivadas de la denominada Ley Beckham, pero Del Val añade que "ahora tienen que declarar absolutamente todo", incluido su patrimonio en Alemania, lo cual supone una "importante carga administrativa".
La visa por vivienda, un fracaso absoluto
Al mismo tiempo, el Gobierno ha fracasado estrepitosamente en su intento de impulsar la compra de vivienda a cambio de conceder permisos de residencia. Desde la entrada en vigor de esta medida el pasado septiembre, tan sólo 81 inversores extranjeros se han acogido a la llamada golden visa.
De éstos, 72 han optado por la compra de una vivienda por un precio igual o superior a 500.000 euros. Otras formas de conseguir el permiso de residencia es con la compra de depósitos por un millón de euros o de la puesta en marcha de proyectos empresariales de "interés general". Sólo tres corresponden a estos proyectos empresariales y los otros seis a inversión en capital.