Las famosas conquistas sociales que es imprescindible recuperar se concretan en su cartera de usted, señora.
Fiel a su ideario antiliberal, Oxfam clamó por «recuperar conquistas sociales», es decir, por recortar aún más derechos y libertades.
Su recomendación, como era de esperar, es aumentar los impuestos para «blindar el Estado de Bienestar». Es muy interesante que el pensamiento único jamás quiera blindar la propiedad de los ciudadanos, sino al contrario, blindar a quien la usurpa.
Como no son tontos, recurren al ardid fiscal clásico, que cabe resumir en la consigna: «No se preocupe, señora, que habrá de todo y usted no lo va a pagar».
En efecto, Oxfam se cuida de repetir que la usurpación se limitará a grupos pequeños, como las «grandes fortunas». Sin embargo, esto es insostenible: no hay manera de financiar un Estado de Bienestar blindado sin romper los blindajes de los ciudadanos corrientes, y la propia Oxfam termina reclamando que todos paguen «en función de su renta y su riqueza, garantizando así la progresividad del sistema». Señora, usted va a pagar, y no sólo Ana Botín.
Otro de los trucos es reclamar que suban los impuestos sobre «las rentas del capital y los beneficios de las empresas», sugiriendo que esa tributación puede ser incrementada sin ningún efecto perjudicial sobre los ciudadanos, lo que es notoriamente falso.
Hay las consabidas contradicciones de la corrección política, como la enorme alarma ante la desigualdad (salvo la desigualdad entre el Estado y sus súbditos, que les gusta mucho), falazmente identificada con la pobreza: «Es imposible seguir avanzando en la lucha contra la pobreza sin abordar la creciente desigualdad», como si una sociedad no pudiera ser más desigual y al mismo tiempo todos sus integrantes más ricos.
Pero el fondo del asunto es siempre el mismo: las famosas conquistas sociales que es imprescindible recuperar se concretan en su cartera de usted, señora.