Desde el Dell Latitude-On podremos acceder al correo electrónico, navegar por la web, acceder a la agenda y leer documentos. Es como tener dos portátiles en uno. La ventaja es que tarda mucho menos en arrancar y, sobre todo, gasta mucha menos batería. Se supone que funcionando sólo con él podremos usarlo durante días, y no durante horas, sin recargarlo. Mientras los ingenieros lo desarrollaban lo denominaron "Blacktop", pues el objetivo era disponer de todas las aplicaciones de una Blackberry, pero en un portátil (laptop) con un teclado de verdad y una pantalla grande.
El problema es que ese sistema operativo recortado es una versión de Linux, y los programas que funcionan sobre él no son de Microsoft. El navegador está basado en Firefox y las demás aplicaciones parecen ser propietarias, aunque completamente compatibles con las del gigante de Redmond; la aplicación de correo muestra los 100 mensajes más recientes del Outlook que tenemos instalado, y entre los documentos que podemos consultar están los de Office. Para una compañía que lleva en los genes la omnipresencia en todos los ordenadores personales del planeta, esto suena un poco a catástrofe.
No es sólo que, como explican en ComputerWorld, sean ahora otras empresas como Dell las que llevan a cabo este tipo de innovaciones de las que hace unos años hubiera sido autora la propia Microsoft. Es que la principal baza de Microsoft, el tener atados a los usuarios ofreciéndoles aquello que están acostumbrados a usar, sufre un verdadero peligro de desaparición si se generaliza este tipo de ingenios. Si los usuarios van acostumbrándose a funcionar con distintos escritorios de sistemas diferentes, les resultará mucho más fácil desplegar las alas y levantar el vuelo desde Windows hasta otros sistemas como Mac OS X o Linux.
La mayor parte de la gente usa el ordenador para las tareas que el "Blacktop" es capaz de asumir y algunas pocas más, como escribir, jugar, ver vídeos y fotografías y escuchar música. Pero cada vez más frecuentemente pueden realizarse estas y otras tareas con ordenadores, sin Windows o en aparatos que ni siquiera pueden calificarse como computadoras de uso general, como las consolas o ingenios como el Apple TV o los nuevos TV widgets que anuncian Intel y Yahoo.
El mundo que empieza a vislumbrarse es uno en el que Windows será menos imprescindible y en el que lo único que se espera de Microsoft es una nueva versión de su sistema operativo más rápida y manejable que use menos recursos. Porque las grandes innovaciones ni están ni se las espera en Redmond.