Los “analistas” de los medios de comunicación se pelean por décimas o como mucho por puntos y no se atreven a decir la verdad. Lo que es aplicable a estos “expertos” también procede para los políticos de la oposición. En ocho años el PP hizo míseros recortes impositivos mientras aumentaba la presión fiscal.
Y es que como relata el cuento el rey no va vestido con finas sedas, sino que está desnudo. Sólo hay una sola reforma válida del IRPF e Impuesto de Sociedades: su anulación absoluta y en el menor tiempo posible, porque si los impuestos nos perjudican de aquí a uno, dos, tres años también lo hacen ahora; no tiene sentido perpetuar el mal. Pero tal medida iría contra los intereses del estado y por lo tanto que un político lo haga efectivo es imposible; los políticos siempre barren para casa, sólo eso les da dinero y poder.
Por ejemplo, Solbes en sus declaraciones sobre la reforma se ha preocupado más en los efectos que representa para el estado que para el ciudadano, entre 4.000 y 5.000 millones de euros. En realidad esa cifra no es ningún problema para el estado ya que puede cubrirla rápidamente aumentando el déficit, y ya sabe, el déficit de hoy es la deuda de mañana y más impuestos para pasado mañana. ¿Y los límites de deuda y déficit que dicta la Unión Europea? Por favor, qué risa. Miren Alemania y Francia lo rigurosos que son con sus objetivos.
Pero, ¿cómo puede ser que hagan una reforma fiscal y la prioridad sea la estabilidad del estado frente a la del ciudadano y economía privada? Más dinero para el estado es menos riqueza para la gente, con todas las evidentes consecuencias lógicas que esto provoca en la estructura económica y capacidad productiva.
Recuerde, con lo que el estado recaudó el año pasado en impuestos al tabaco se podría haber pagado todo el presupuesto de Defensa, que es una pequeñísima parte de los gastos totales del estado. Es ridículo pensar que la expropiación de nuestro dinero ganado con trabajo es para el bien común porque el bien común es el mismo que el bien individual. Quien nos intenta incautar nuestra propiedad por cualquier motivo, ya haga referencia a los sentimientos o falsos tecnicismos, no es más que un ladrón. Usted no paga impuestos para su bien o de forma voluntaria, los paga por miedo a las represalias del gobierno, así, el gobierno actúa igual que la mafia, extorsiona a la gente para defendernos de él mismo.
Fíjese que las medidas que “perjudican” los intereses del estado son pragmáticas, conservadoras, progresivas, prudentes… Es decir, son tan light que casi no tienen efectos positivos para nosotros. Es lo que ha pasado con la reforma del Impuesto de Sociedades que será “progresivo”, “prudente”… hasta el 2011, lo que significa que no se hará; porque ¿y si el PSOE no está en el gobierno en el 2011? Y aunque lo apliquen, su modificación es minúscula. En cambio, las medidas que van a favor del estado para robar la propiedad y libertad a la sociedad civil siempre son radicales e inmediatas: la ley antitabaco (ahora subirán además los impuestos), los nuevos controles opresivos de blanqueo de capital o las directivas de la CNMV son fantásticos ejemplos. Eso no sucede sólo en España, mire las medidas de Bush y Blair para aumentar la “seguridad”, son un auténtico linchamiento a la libertad individual para traspasarla al estado. ¿Y donde está la promesa de Bush de “gobierno limitado”? Aún se debe estar riendo.
No seamos tan ilusos y pedantes como los “expertos” y “analistas” de los medios de comunicación tradicional: ¡el rey va desnudo! Los impuestos son un robo contra nuestro trabajo y propiedad que actúan como un parásito sangrante en la estructura productiva de la economía matando nuestros logros y aspiraciones materiales, obligándonos a endeudarnos, llevándose empresas fuera de nuestras fronteras y creando fuertes barreras de entra para la innovación y propiedad. Todo hombre decente debería avergonzarse del gobierno bajo el que vive.