Traducido al nacionalista paladino, el fascismo en economía se cifra en la expresión "campeón nacional". El asalto a Endesa comenzó como el intento de crear un campeón nacional catalán, controlado por la Generalidad desde La Caixa. El Gobierno de Zapatero apoyó la operación por compromiso político con el tripartito, aunque eso le obligara a incluir como ministro a Montilla. Claro, que Montilla venía con una deuda con La Caixa que el partido socialista no había tenido a bien pagar.
Desde el Gobierno se ha hecho de todo para sacar adelante la entrega de Endesa a La Caixa, vía Gas Natural, "como sea". Aún reunirse con Durao Barroso o saltarse a la torera las leyes que vienen "desde el corazón de Europa", como diría el cursi de ZP. Es claro que la aparición de E.On cambió el guión por completo, porque con la eléctrica alemana entraba un competidor con dinero en el bolsillo. Zapatero y Carod volvieron a presumir de su concepción nacional-fascista destacando el carácter español o catalán de Gas Natural, según uno u otro: la nueva empresa debía tener "matriz española" o la aparición de un competidor era "catalanofobia empresarial".
A la gente de a pie, que a diferencia de los políticos no puede manosear a las grandes empresas, lo único que le interesa es contar con empresas que hagan un buen servicio al mejor precio, y poder elegir una compañía rival si cree que va a mejorar. Es decir, lo que le conviene es la libre competencia sin que la política se inmiscuya. Por lo que se refiere al resultado final de las opas sobre Endesa, y viendo lo que hay, podemos decir que tenemos suerte de que E.On se haya llevado el premio, aunque haya tenido que pagar un buen precio, y es que el poder de este u otro Gobierno español sobre la empresa será mucho menor que sobre el fracasado "campeón nacional". Eso que hemos ganado.