Los políticos convirtieron a los pensionistas en rehenes del fraudulento y piramidal sistema público de reparto.
Podemos se ha colocado a la vanguardia de las manifestaciones por unas “pensiones dignas”, las cuales reclaman la prohibición constitucional de cualquier recorte en estas prestaciones sociales. O, expuesto en palabras más llanas, tales manifestaciones exigen la derogación de las dos últimas reformas de la Seguridad Social que, a lo largo de las próximas décadas, provocarán un recorte de las pensiones de alrededor de un 35%. Esta petición encaja como un guante en el programa económico de los de Pablo Iglesias: desde sus orígenes, la formación morada ha prometido reducir la edad de jubilación, reindexar las pensiones al IPC y eliminar el factor de equidad intergeneracional, esto es, también ha exigido derogar las recientes reformas-recortes de PSOE y PP.
Las manifestaciones de pensionistas piden y Podemos concede. Ahora bien, ¿cómo concede Podemos? ¿Cómo asegura que honrará el compromiso que está adquiriendo con los pensionistas? Hagamos unas simples cuentas. En 2016, el déficit por operaciones no financieras de la Seguridad Social ascendió al 1,6% del PIB (los ingresos suman el 10,6% del PIB y los gastos, el al 12,3%). En caso de eliminar las dos últimas reformas de las pensiones, el gasto anual de la Seguridad Social aumentará una media de 5,3 puntos del PIB hasta 2057, de modo que el déficit medio por año se disparará hasta totalizar 7 puntos del PIB (si consideráramos que, debido a la creación de empleo, los ingresos aumentarán entre 0,5 y 1 puntos de PIB, entonces el déficit crecería hasta un rango de 6-6,5 puntos de PIB): unos 81.000 millones de euros por año en términos actuales (o entre 70.000 y 75.000 millones de euros, si repuntaran los ingresos).
¿Cómo piensa Podemos financiar ese gigantesco agujero de la Seguridad Social? Ellos mismos nos lo relatan en su memoria económica: primero, destopar las cotizaciones sociales (sin destopar, eso sí, las pensiones máximas); segundo, eliminar las bonificaciones y reducciones en la cuota de la patronal, presuntamente dirigidas a incentivar la contratación; tercero, elevar de los salarios de los españoles (restringiendo los contratos temporales e incrementando el salario mínimo); y cuarto, aumentar generalizadamente los impuestospara transferir más recursos desde los Presupuestos Generales del Estado a la Seguridad Social. El plan de choque impositivo parece muy completo pero, ¿cuánto estima el propio Podemos que se recaudará con semejante paquete de medidas? Apenas 2,5 puntos del PIB.
Nótese que muy probablemente la estimación de Podemos se halle harto inflada (subir impuestos, cotizaciones sociales y salarios mínimos tenderá a incrementar el paro o, cuando menos, frenar la contratación, redundando en una menor incremento de la masa salarial total). Pero da igual: aceptemos que, en efecto, las medidas propuestas por los de Pablo Iglesias sirven para acrecentar los ingresos de la Seguridad Social en 2,5 puntos del PIB. ¿Y qué hacemos con los otros 4,5 puntos (o 3,5, en el mejor de los casos) de déficit que continúan sin financiar? ¿Cómo cubrimos ese gigantesco desequilibrio? A la postre, 4,5 puntos de PIB por año no es una suma menor: equivale a más de lo que gasta el Estado en educación y más de la mitad de todo lo que recaudamos vía IRPF (de hecho, ese es el déficit medio por año, pero en algunos ejercicios el déficit alcanzará 10 puntos de PIB).
¿Cómo puede Podemos defender la derogación de las dos últimas reformas-recortes de las pensiones y, al mismo tiempo, no explicar cómo piensa financiar no ya el boquete actual de la Seguridad Social sino, sobre todo, el cráter que se avecina en ausencia de esas reformas-recortes? Pues porque, en realidad, lo único que le interesa a Podemos —y al resto de la oligarquía política nacional, no nos engañemos— es continuar estafando a los pensionistas para apoderarse de su voto y encaramarse al poder. A los de Pablo Iglesiasno les importa en absoluto que su irresponsabilidad financiera —recordemos: ellos mismos reconocen implícitamente que están impulsando una contrarreforma de las pensiones públicas que no saben cómo sufragar— vaya a condenar a la Seguridad Social a acumular mucha más deuda y muchos más recortes en el medio-largo plazo: lo único que les motiva es agitar la calle en preparación de las próximas elecciones.
En definitiva, los políticos convirtieron a los pensionistas en rehenes del fraudulento y piramidal sistema público de reparto para así volverlos dependientes del Estado y tener garantizado su voto. Ahora, Podemos quiere incidir en semejante estrategia: prometer lo que sabe que no puede cumplir. Alcanzar La Moncloa a costa de los pensionistas.