La decisión del Gobierno socialista de prohibir las diferencias en las primas de los seguros entre hombres y mujeres durante el periodo de vida en el que la mujer es fértil representa un puntapié de graves consecuencias a uno de los principios más elementales de la ciencia actuarial. Por mucho que le pese a ZP, los seguros consisten en la discriminación entre individuos con un distinto riesgo asociado frente a la ocurrencia de un evento dañoso o gravoso. El objetivo de las aseguradoras es eliminar el riesgo y no montar una ONG. El modo de trabajo consiste en agrupar individuos que tienen un riesgo homogéneo para pedirles una misma prima. Si los políticos, en un intento de igualación forzosa, prohíben la discriminación, muchas personas de escaso riesgo que ven subir sus primas se darán de baja. La compañía tendrá que subir las primas al quedarse con un grupo de mayor riesgo, lo que provocará subsiguientes huidas de clientes hasta que sólo se queden los clientes de mayor riesgo dentro de ese colectivo (en nuestro caso, las mujeres en edad fértil y, es de suponer, sus parejas). Este efecto perverso es lo que se conoce como selección adversa. Con todo, lo peor será la difusión de la falsa impresión de que el poder político puede eliminar la discriminación sin generar graves consecuencias.
Otra medida que, por muy bienintencionada que pueda ser, afectará negativamente a la sociedad es la anunciada subida del SMI hasta los 800 euros. Si los políticos pudieran determinar lo que la gente cobra a base de decretos, por qué, ya puestos, no subir el salario mínimo hasta los 3.000 euros. Muy sencillo. A ese salario, la mayor parte de la población no produce lo que habría que pagarle y sus empleadores no tendrían otro remedio que despedirles. Subirlo hasta 800 sólo cambia que los expulsados del mercado laboral serán una minoría. Desgraciadamente, ese grupo más reducido al que la subida del SMI le envía directamente al paro estará constituido por quienes estén menos capacitados. Un mazazo político en el bolsillo de los más necesitados. Si la razón de estas políticas es la búsqueda de votos me callo, pero si es por ignorancia económica le recomiendo a Zapatero la lectura de Economía en una lección, de Henry Hazlitt. Se lee en menos de dos tardes.