Sólo hay que verlos en acción cuando aparece una alcachofa de esa cadena para comprobarlo. Pero si el espacio para el que les piden su participación es uno de los que con más saña atacan a las ideas que comparte mayoritariamente la derecha, el espectáculo es soberbio.
El hecho es que andaba anoche viendo La Secta (por motivos estrictamente profesionales, no se preocupen), cuando vi a parecer a D. Jorge Moragas, uno de los principales impulsores del nuevo talante del Partido Popular. ¿Recuerdan ustedes la escena de Gallardón babeando ante una reportera de ese canal mientras hablaban de Wyoming? Pues lo de Moragas fue todavía peor, y además estaba con la misma periodista que recogió para la posteridad aquellas declaraciones del alcalde madrileño, para que no haya suspicacias a la hora de determinar quién es más genuflexo ante los que insultan a diario a los votantes del PP.
Si lo de estos destacados profesionales de la política pepera fuera un rasgo común en su comportamiento con los medios nada habría que objetar, salvo la ausencia de sentido del ridículo. Sin embargo no es eso lo que ocurre. A los comunicadores que atacan, denigran e insultan diariamente a los políticos y votantes de derechas, los moraguianos, sorayenses y gallardonitas les dan las gracias con una sonrisa. En cambio, a los que defienden los principios de esos mismos votantes les llevan a juicio y, de paso, hacen todo lo posible para que se queden sin trabajo.
Treinta segundos después de que Moragas acabara de arrastrarse ante los enemigos jurados del PP, el presentador del programa y presunto maltratador verbal de becarios sacaba unas imágenes de Irak, acusando expresamente a Aznar de ser el responsable directo de las muertes ocurridas en aquel país, que además de ser una falsedad sólo apta para ser creída por retrasados mentales, es algo que a algunos, digamos, nos jode un poquitín. Pero ya saben, es que Wyoming es moooooe bueno. Y los dirigentes actual del PP unos linces. Sólo hay que ver a las dos especies en acción.