Nadie con un mínimo de sentido común puede esperar del Gobierno que arregle la pobreza ni los problemas del mundo. Los países que han querido cumplir tales proezas siempre han acabado estando entre los más miserables de la Tierra: la URSS, Cuba o Corea del Norte son los ejemplos más visibles. ¿Qué nos hace pensar que este Gobierno es más sensato que todos los demás?
La única forma en la que actúan los Gobiernos es mediante las restricciones y el uso de la fuerza, el mandato absoluto e irrefutable, no habido excepción jamás. El gran problema es que las medidas de represión sólo funcionan, cuando lo hacen, al principio; después, el agente económico se habitúa a ellas o las esquiva como puede.
El carné por puntos es un ejemplo. Al principio indignó a mucha gente, pero ahora forma parte del paisaje. Los conductores se van acostumbrando a él y consideran un mal menor que les quiten puntos; es preferible a no coger el coche. Ante este cambio en los hábitos, el Gobierno no aprende y pretende fiscalizar aún más al hombre libre con más represión. Ahora Zapatero pretende endurecer las medidas en las carreteras secundarias, aumentar los radares y tramitar de forma automática todas las multas para poder cobrarlas de inmediato.
La nueva decisión del Gobierno podrá funcionar durante las primeras sanciones, pero luego las personas no acatarán las órdenes del dictador social, sino que intentarán esquivarlas o tomarán las sanciones como un mal menor. Tal y como ha sucedido con el carné por puntos, son preferibles a abandonar el coche. Y cuando esto ocurra, el Gobierno dará otra vuelta de tuerca y después otra, y otra. Al final, tal vez en unos años, el Estado nos obligará a colocar un distintivo en nuestro vehículo con un número que indicará el único día del mes en que podemos usar nuestro coche.
¿Le parece exagerado? Hace diez años era impensable que el Gobierno llegase donde lo ha hecho en la guerra contra el tabaco. La propia Elena Salgado ha reconocido en alguna ocasión que el objetivo es prohibirlo, pero que no se puede hacer de golpe. También era impensable que el Estado pudiese expropiar las viviendas de la gente si no las "usaba", y la tendencia va por ahí. En las listas de prohibiciones también está restringir los refrescos, alcohol o la bollería industrial, entre otros. Sanidad ha perdido algunas batallas, pero no la guerra. Lo que antes a muchos les parecía una intromisión inadmisible del Gobierno, ahora se empieza a ver como algo normal y en el futuro parecerá incluso necesaria. Lo podemos ver más claro con la libertad de armas y drogas. Hasta el siglo XX no existía en la mayoría de países ninguna guerra contra estos productos. Cuando empezaron, a muchos les pareció una medida inadmisible. Ahora, ya todos lo ven como necesario pese a que tales prohibiciones sólo causan más crimen e inseguridad.
Las medidas para "preservar el medio ambiente" van a ir en la misma dirección. Subirán impuestos a empresas, prohibirán productos, harán subir los costes y las multas aumentarán. Las empresas y particulares no cederán fácilmente a la extorsión del Gobierno y éste, en su divina visión, aumentará más las sanciones y la intransigencia.
Piensa Zapatero combatir la pobreza con más pobreza. Puede subvencionar a su electorado con dinero de los demás tanto como quiera, pero eso sólo le hará ganar votos, no aumentar nuestro bienestar. Y es que, en definitiva, cuando un político se muestra intransigente con temas que en realidad son externos a las funciones básicas del Gobierno, sólo quiere decir que será un Gobierno intransigente y tiránico.