El pasado domingo le preguntaban en un diario local al consejero de Economía y Hacienda, Javier González, si en algún momento el gobierno regional había puesto sobre la mesa suprimir Radiotelevisión Canaria. La respuesta fue “No. Lo que hemos hecho es recortar”. Además, justificó dicha decisión en que “es el medio que tienen los canarios para estar informados”.
El señor González, como todos aquellos que ostentan el poder, no ha dudado en usar el argumento por el cual se nos asusta y nos dice que sin televisión pública no estaríamos informados. Curiosa afirmación, como poco, dado que Radiotelevisión Canaria sólo cuenta con un 9,1% de la audiencia.
Pero vamos a suponer que la audiencia fuera mayor ¿esto justificaría que fuera un ente público? Sabemos que si a la sociedad le interesa algo siempre hay un empresario dispuesto a jugarse su capital para proporcionárselo a través del mercado.
Es decir, si los canarios estuvieran interesados en los contenidos de RTVC, ésta existiría sin necesidad de que fuera pública y que todos los canarios, la vieran o no, tuvieran que pagar por ella.
Entonces se preguntarán ustedes, por qué no la privatizan. Desgraciadamente, las privatizaciones en nuestro país, al igual que las escasas bajadas de impuestos, no se han hecho para reducir el gasto o por creer en la libertad de los distintos individuos que conforman nuestra sociedad, sino para aumentar los ingresos.
En los años 80 se privatizaron empresas públicas de telefonía, electricidad o aeronavegación entre otras, pero no se hizo ni por amor a la libertad ni por reducir el gasto, sino para todo lo contrario.
Se hizo para aumentar el bienestar del Estado y lograr mayores ingresos vía tributaria para así poder incrementar el gasto público. Ése, y no otro, fue el principal incentivo de los gobiernos para privatizar empresas.
Sin embargo, nuestros gobernantes no tienen ningún incentivo con las televisiones públicas, pues saben que su privatización no va a producir más ingresos y que perderían el principal órgano de propaganda que tienen y que les pagamos todos los canarios de nuestros bolsillos.
Esa y no otra es la razón por la que no oímos a nuestros políticos decir que quieren cerrar Radiotelevisión Canaria. Por ello, estimo que a la pregunta del periodista don Javier González tenía que haber respondido: “No, vamos a seguir gastando en 2013 más de 33 millones de euros, aproximadamente lo mismo que en 2012 y 2011, pues el Gobierno no se puede permitir perder su principal órgano de propaganda, aunque para ello tengamos que seguir desangrando a impuestos a los canarios”.