La inquietud es lógica habida cuenta de que los 6 muertos de Villalba llegan pocos meses después de los 41 muertos del metro de Valencia y si pensamos que los alemanes todavía guardaban en sus retinas las imágenes del tren de alta velocidad de Eschede con sus 98 muertos cuando se han visto conmocionados por los restos del tren más avanzado del mundo encerrando 27 cadáveres. Parece que nadie se plantea que, sea cual sea la causa del problema, acabar con el monopolio público de las compañías ferroviarias podría ayudar a mitigar los accidentes.
Resulta interesante observar que si alguno de estos accidentes hubiese tenido lugar en el Reino Unido, los medios de comunicación de todo el mundo nos estarían bombardeando con aquello de que la privatización de los trenes ingleses ha provocado un nuevo accidente mortal y no habría discusión más de moda que aquella que trata de la correlación entre inseguridad y libre mercado en el sector ferroviario. Los voceros del intervencionismo exigirían nacionalizar los trenes como solución. No en vano, todo el mundo cree “saber” que desde que los trenes ingleses fueron privatizados en 1996 la siniestralidad no ha dejado de aumentar. Los liberales nos defenderíamos explicando que el riesgo cero no existe, que su reducción tiene un coste y que el nivel de inversión en seguridad debe de ser aquel que elija el consumidor.
Sin embargo, la difundida asociación entre la privatización de British Railways y el aumento del número de accidentes mortales no es cierta. Es una gigantesca falacia que se ha extendido como una locomotora. La realidad es que desde que se privatizaron los trenes en Inglaterra se producen menos accidentes. En concreto, las muertes en accidentes de tren se han reducido a menos de la mitad. Es más, el ritmo al que se ha incrementado la seguridad de los trenes en Inglaterra una vez privatizados ha sido superior al que se venía produciendo durante los últimos años del ferrocarril público británico.
La comparación entre la siniestralidad del sistema ferroviario privado británico y de monopolios públicos como el español, no dejan lugar a la duda. En Inglaterra, el ratio de siniestralidad ha bajado de manera continuada hasta situarse en 0,1 siniestros graves por millón de kilómetros recorridos mientras que en nuestro país esta cifra se multiplica por cuatro. Como en otros casos la privatización de los trenes sustituye coacción por voluntariedad y mejora la eficiencia del servicio. Además, salva vidas.