Aunque muchos informes nos cuentan cómo se distribuye la riqueza, son escasas las publicaciones que detallan cómo se distribuye el consumo. Evidentemente, esto nos lleva a obviar diferentes factores que tienen un impacto directo en el bienestar socioeconómico.
¿Cómo podemos llenar este vacío y estimar cómo evolucionan los componentes del gasto de los hogares? Una posible fuente para hacerlo es el Informe sobre Distribución de la Renta que publica el Consejo Económico y Social con datos del Instituto Nacional de Estadística.
Dicha publicación apunta, por ejemplo, que el gasto de las familias españolas en alimentos y bebidas sin alcohol ya no supone el 17,8% del ingreso familiar, como ocurría en el año 2000, sino que suma ahora el 14,4%, de acuerdo con los datos para 2010, último año analizado.
Según estas mismas tablas estadísticas, los españoles destinan un menor porcentaje de sus ingresos a la compra de bebidas alcohólicas y tabaco, cuyo peso sobre la renta familiar total ha caído del 2,4% al 2,1%. Teniendo en cuenta que estos productos tienden a soportar gravámenes elevados, esta noticia es negativa para el fisco, ya que el incremento de los impuestos especiales tiene que ser cada vez mayor para compensar la diferencia observada en cuanto al coste final del producto.
Si atendemos ahora a los artículos de vestido y calzado, comprobamos que las familias españolas también se han enriquecido notablemente entre el año 2000 y el año 2010, ya que su desembolso anual en esta partida ha pasado del 7,5% al 5,6% del gasto total.
Los datos del IPC nos adelantan que, en los últimos años, esta tendencia podría seguir avanzando, ya que el IPC armonizado que mide el precio medio del vestido y el calzado apenas supera el 0% desde el año 2011 hasta el presente ejercicio 2014.
Educación y vivienda
Si nos fijamos en la enseñanza, el coste relativo apenas ha experimentado cambios, pues el desembolso por hogar era del 1,2% en el año 2000 y del 1% en el año 2010.
Otro punto en el que las familias españolas no experimentan grandes cambios es el del gasto en mobiliario y equipamiento del hogar. Dicho capítulo registra en los datos del INE una evolución casi inmutable, siempre en el entorno del 4,9%. De hecho, hasta mediados de la década pasada esta ratio había subido en casi un punto porcentual, si bien el lustro siguiente sirvió para corregir a la baja el crecimiento observado.
También llegamos a un escenario de relativa tranquilidad en el gasto dedicado a vivienda, agua, electricidad y gas. Esta partida sigue suponiendo el 30% de la renta familiar, si bien en el año 2006 su peso había caído por debajo del 25%. Así las cosas, aunque no hay cambios entre 2000 y 2010, el pinchazo de la "burbuja" sí ha desencadenado un mayor gasto por hogar en este capítulo.
¿Qué gastos aumentan?
La cosa cambia en otras partidas que sí han experimentado un aumento de su peso relativo sobre el total del gasto de las familias españolas. Por ejemplo, los costes de la salud suponían en el 2000 el 2,1% del total, mientras que para 2010 este indicador alcanzaba el 3,1%. Eso sí: el grueso de este salto se produjo en los años previos a la crisis, ya que entre 2005 y 2006, esta ratio alcanzó el 3% y, desde entonces, el aumento ha sido mucho menor (0,1 puntos porcentuales más en 2010 que en 2006).
Atendiendo al transporte y las comunicaciones, los hogares españoles también dedican hoy una mayor cuota de su renta anual. En el 2000, estos dos capítulos amasaban el 13,4% del gasto por hogar, mientras que en 2010 sumaban el 15,5%. Por otro lado, también han aumentado la parte de sus ingresos que dedican a ocio, espectáculos y cultura (sube al 6%) y en hoteles, cafés y restaurantes (pasa del 8,8% al 9,1%).