Roque Calero Pérez, catedrático en Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en una entrevista en un diario local dice que es partidario de que se anule el concurso eólico de 2007 «entre otras cosas, porque la mayor parte de la potencia se da a empresas que no son canarias» y «esto significa que los beneficios que pueden ofrecer estas energías se irán fuera de Canarias».
Esta aseveración es uno de los grandes errores económicos que suelen hacer mucho daño en la sociedad, especialmente cuando es dicho por personas que ostentan importantes cargos académicos.
El catedrático no debe saber, de lo contrario deberíamos pensar mal de su frase, que cuando se produce un intercambio es porque ambas partes obtienen beneficios. Es decir, cuando vamos al mercado y compramos unas manzanas tanto nosotros como el tendero salimos ganando con el intercambio, el tendero obtiene el dinero que valora más que las manzanas y nosotros las manzanas que valoramos más que el dinero, de lo contrario, no se produciría intercambio alguno. Además, cuando vamos al mercado no nos solemos preguntar si las manzanas crecieron en San Mateo o Asturias, sino cuáles son las mejores y las más baratas para así salir más beneficiados.
Por ello, es totalmente erróneo decir que cuando la potencia energética es suministrada por empresas foráneas los beneficios salen de las islas. Pues, si estas empresas son las que suministran la energía más barata y mejor, seremos los canarios los beneficiados. Otra cosa distinta es que las empresas canarias lo hagan mejor y más barato, pero eso no es lo que dice el señor Calero.
Además, asegura que «hay que planificar mejor el territorio y concentrar los polígonos energéticos de cada isla» como si el problema energético español fuera por falta de planificación, cuando tanto el mercado energético como el de suelo son los dos mercados más intervenidos de nuestro país. Es curiosa la fatal arrogancia de algunos que, como diría el Premio Nobel de Economía Friedrich Hayek, piensan que los problemas se arreglan con aún más planificación hecha por los que la recomiendan.
Llama la atención que el doctor Calero Pérez en toda su entrevista no hable en absoluto de más libertad económica para evitar las corruptelas en este tipo de concursos y que las personas puedan elegir el tipo de energía que les apetezca utilizar, desde el que quiera instalarse en su casa su propia fuente energética hasta el que desea consumir la energía que venga del exterior, ni que tampoco cuente cómo la planificación central y las energías renovables han dejado actualmente una deuda en nuestro país de unos 25.000 millones de euros que nos han empobrecido y que ahora tenemos que pagar con abultados recibos de la luz repletos de impuestos.