Skip to content

‘Fracking’ sí, por favor

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

 "Spain must be very rich or very stupid to reject oil and gas investments"

La energía es esencial para el crecimiento, pero debe ser competitiva, barata y abundante. El gas pizarra –shale gas– cumple las tres condiciones. En la Unión Europea lo de barata lo hemos olvidado y nos hemos disparado un tiro en el pie consiguiendo algo que parecería casi imposible: tener una energía más cara que otros países que importan más materias primas que nosotros. ¿Cómo? Hundiendo nuestra competitividad con enormes subvenciones -casi un 1,5% del PIB de la Eurozona- a todo tipo de tecnologías, alcanzando el objetivo inimaginable de tener una sobrecapacidad cercana al 30%, pero a la vez un coste inaceptable. Ineficiente, caro y de baja competitividad.

Según Eurostat, el precio medio de la electricidad y el del gas para los hogares en España se encuentra entre los seis más altos de la Unión Europea. Nuestra factura, además de unos impuestos enormes, incluye grandes costes fijos por mantener tecnologías, tanto las obsoletas como las nacientes, creadoras de sobrecapacidad y costes regulados que solo suben.

Pero, además en Europa la electricidad, según el presidente de la CE, Barroso, es un 50% más cara que en EEUU y el gas industrial, casi un 75% superior. Estados Unidos es autosuficiente en gas e importa menos petróleo que en 2007, y va camino de autoabastecersecomo vengo comentando en esta columna desde hace tiempo.

Desde que la revolución del fracking -fractura hidráulica- comenzó, el precio del gas en EEUU ha caído más de un 44%, mientras en Europa subía un 23% de media. Eso es un estímulo de verdad. No es una cuestión irrelevante. El coste de la energía supone casi el 30% de los costes totales de las industrias en Europa.

Podemos rompernos la cabeza echando la culpa a las renovables, al carbón o a la nuclear, unos y otros, que la realidad del problema es que en Europa y España no se permite la sustitución, la competencia y el desarrollo de fuentes de energía barata. No solo tenemos que dejar que funcione el mercado y que caigan las tecnologías obsoletas, como ha ocurrido con empresas de carbón, solar o viento ineficientes en EEUU. Tenemos que generar energía barata. El fracking, amigos míos, es la mayor fuente de mejora de competitividad de la economía americana (lean aquí), no imprimir moneditas.

No vale decir que una tecnología "es barata" si no consideramos todos los costes que genera, incluidos los subsidios y primas. Es engañar. Lo que importa es tener una factura final baja. Y el destrozo a la competitividad que estamos llevando a cabo mata las posibilidades de crecer y recuperar actividad industrial, puesto que las empresas se van a países más baratos.

Prohibir el fracking -la fracturación hidráulica para extraer gas- es suicida.

– La tecnología está probada y se desarrolla de manera eficiente y segura en más de 10.000 pozos anuales en EEUU. Antes de que se lancen a contarme historias de miedo de documentales -desmontados- como ‘Gasland’, y para los que quieran entrar en detalle sobre todos los riesgos y las aclaraciones a los miedos infundados, les recomiendo mi artículo con preguntas y respuestas sobre el fracking aquí.

– Ahorraría a Europa 900.000 millones en su objetivo de reducir importaciones y emisiones de CO2 a 2050 combinado con aquellas energías renovables que ya no necesitan subvención.

– En EEUU ha creado 76.000 millones de PIB y 600.000 puestos de trabajo. En Europa se estiman reservas suficientes para cubrir 90 años de demanda (156tcm de reservas de gas pizarra). En España, casi 40 años. Por supuesto, esa cifra aumenta con las mejoras de productividad, como hemos visto en EEUU. Inversiones de decenas de miles de millones que no necesitan primas, subvenciones ni historias. 

 

Europa depende en gran parte del gas ruso en invierno… pero parece preferir el riesgo de desabastecimiento si vuelve a enfadarse el Kremlin a desarrollar sus reservas de gas pizarra.

España importa casi el 55% de su gas de Argelia y depende, para tener flexibilidad, de países que cobran por su gas precios muy superiores a lo que costaría el gas pizarra. Incluso asumiendo un coste que duplicase al gas americano, $8/mmbtu, el gas nacional seguiría siendo mucho más competitivo. Casi un 40% inferior al gas licuado importado.

En España tenemos importantes reservas de gas pizarra, concentradas en regiones afectadas por un paro cercano al 30%, y que necesitan como el agua recibir inversiones y crear empleo. La industria del petróleo no solo atrae inversiones sin subvenciones, sino que crea empleo cualificado, además de traer extranjeros expatriados de alto poder adquisitivo. El Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas ha realizado un excelente informe que merece la pena leerse.

 

Competitividad, un objetivo posible… con energía barata

Decía un gestor en la conferencia global de Goldman Sachs del martes pasado que "Europa decidió intentar importar menos gas y petróleo subvencionando energías que cuestan el equivalente a $180/barril, y hoy no solo importa más, sino que lo que produce es más caro". Y no me hablen de crear "industrias y tecnologías nacionales" cuando importamos la mayoría de paneles solares y turbinas de China, Alemania y EEUU.

El coste en energía es todo

Algo muy bueno debe tener el fracking cuando entre los grupos que más lo atacan se juntan las empresas carboneras, los gasistas rusos y los sectores subvencionados. Porque son los que sufren si bajan los precios del gas y se desarrolla a gran nivel.

Sí, hay que monitorizar y regular los aspectos medioambientales, pero eso se hace desde la colaboración con la industria, permitiendo la innovación, no prohibiendo. Todo tiene riesgo, pero exagerarlo es rídiculo. Sorprende, por ejemplo, la vehemencia anti-fracking de gente que defiende con uñas y dientes a la minería de carbón. Si por ellos fuera, no tendríamos ninguna industria, que también tiene "riesgo". Y para ellos, el consumo de tierras raras para sus electrodomésticos no importa, porque si contaminase lo haría en China. Que se fastidien. Hoy en EEUU ya hay empresas que ofrecen fracking sin agua -con gas- y se usa agua reciclada de manera masiva. Los reguladores medioambientales norteamericano, polaco y británico lo certifican cada mes.

Hay que seguir apostando por las tecnologías punteras. Todas. Como hace EEUU. Permitiendo la sustitución, no dando subvenciones y primas, sino deducciones fiscales –tax credits-, haciendo que sea el mercado el que determine si una tecnología es valida o no, así se previenen los ‘efectos llamada’ falsos de regulaciones excesivas y se evita la sobrecapacidad. Mostrando al consumidor el verdadero coste de la energía, no escondiéndolo en una tarifa que difiere los costes reales al infinito -como el déficit de tarifa español-…Y, por supuesto, dejando que quiebre el ineficiente.

No se puede sustituir el consumo de gas y petróleo al 100% por energías renovables. Por coste, tanto de subvenciones como por la enorme inversión necesaria en redes, que todo va a su factura. Mientras se siguen desarrollando alternativas que no cuesten hoy los ahorros de dentro de cien años, tenemos la obligación de desarrollar nuestros recursos naturales, como hace el Reino Unido, China, Australia o EEUU.

Decir que los americanos son tontos por crear riqueza y aprovechar de manera exitosa sus recursos naturales, o mejor aún, decirles a empresas petroleras privadas multinacionales que sus negocios son una burbuja y "no son rentables" -se lo juro- es de una petulancia y paternalismo de nuevo rico que no nos podemos permitir.

España necesita inversión y crear empleo ya. Rechazar capital es un lujo que no nos podemos permitir. Escondernos en el "no en mi jardín" subvencionando costes inaceptables esperando que algún día la demanda crezca y nuestro bolsillo lo pague, solo nos hunde más en el agujero de desindustrialización y falta de competitividad en el que estamos. No nos dejemos llevar por historias de miedo y soluciones mágicas. Tenemos soluciones en casa. Buen fin de semana.

Más artículos

Populismo fiscal

Cómo la política impositiva del gobierno de Pedro Sánchez divide y empobrece a la sociedad española El nuevo informe del Instituto Juan de Mariana evalúa la deriva de la política