La libertad, nos dice Hayek, es un concepto negativo; se define por lo que no es, como ausencia de coacción. En consecuencia resulta un concepto difícilmente conmensurable. Pero es precisamente medir la libertad económica lo que llevan años intentando hacer la Heritage Foundation y el Wall Street Journal en su informe anual Index of Economic Freedom, que en 2005 se ha publicado por undécima vez. El intento de aproximarse a la medición de la libertad económica, se ha relevado como un instrumento de análisis muy útil para entender el desarrollo de los países.
Para medir la libertad económica los técnicos congregados por las dos instituciones observan 50 variables independientes, que agrupan en 10 categorías: Política comercial, nivel impositivo y de gasto público, intervención estatal en la economía, política monetaria, flujos de capital e inversión extranjera, banca y finanzas, salarios y precios, derechos de propiedad, regulación y mercados negros. Desde las primeras ediciones se ha corroborado que hay una correlación entre libertad económica y prosperidad, lo que un año más se ha vuelto a comprobar. También han observado que los países que más han mejorado en la libertad económica son a su vez los que más crecen. La libertad es un camino que ofrece claras recompensas sociales.
Como todos los años desde que se elabora el informe, el país económicamente más libre del mundo es Hong Kong. A este le siguen Luxemburgo, Estonia (que da una idea de la pujanza de la nueva Europa del Este), Irlanda (que ya supera en renta per cápita a Gran Bretaña o Alemania), Islandia, Nueva Zelanda, y así una larga lista de 161 países que cierra con las peores calificaciones la terrible dictadura norcoreana. Cuba ocupa el puesto 149, Rusia el 124, India el 118 y China el 112. Pese a que hay todavía países como estos política y económicamente subyugados, el informe incluye una nota especialmente optimista, ya que la libertad económica en el mundo ha mejorado desde la primera edición del índice, en 1997. De hecho 2004 ha sido el año de mayor libertad económica global desde entonces.
España, que ocupa un discreto puesto 31, ha perdido posiciones en la última edición, principalmente por la política fiscal, el peor aspecto de los 10 considerados. Los Estados Unidos, por su parte, han dejado por primera vez de ocupar un puesto entre los diez primeros, en concreto por la política fiscal del actual Presidente. Resulta un tanto paradójico, ya que si George W. Bush logra sacar adelante sus planes de reforma fiscal y de la Seguridad Social podría convertirse en un líder histórico por lo que se refiere a la reducción del papel del Estado en la economía.
Hay a su vez otro instituto que elabora su propio índice de libertad económica. Basado en los datos recogidos por éste, un reciente estudio sacaba como principales conclusiones que en los países económicamente más libres la tasa de crecimiento económico es mayor. Mientras que el producto nacional bruto real creció en el período 1993 a 2002 una media del 2,4% por año en las economías más libres, decreció un 0,5% anual en las economías menos libres. Por otro lado hay sustancialmente menos pobreza: el ingreso medio per cápita del décimo de la población más pobre en las economías menos libres era en 2002 de 823 dólares, mientras que el décimo más pobre de las economías más libres ganaron de media 6.877 dólares. A su vez, y en contra de lo que muchos dicen, la distribución de la renta es más igualitaria: la participación en el ingreso del 10% más pobre es casi un 20% mayor en las economías más libres que en las más reprimidas. Además los países económicamente más libres favorecen la democracia, la defensa de los niños, la esperanza de vida, el nivel de desarrollo…
El mapa de la libertad económica es en una medida no despreciable la clave para entender el desarrollo económico y social. Ante la falta de atención de los medios de comunicación, el Índice de Libertad Económica es en el fondo una denuncia de los países represivos y una reivindicación de los mejores valores de Occidente: libertad y propiedad.