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La cobardía política no ayuda a los jóvenes

Publicado en Libertad Digital

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Como cualquier político, Chirac, ha tomado la peor postura, mostrarse débil y dar más ánimos a los sindicalistas y conservadores izquierdistas (aquellos que quieren conservar un tipo de sociedad herida de muerte y retrógrada) para seguir con sus alborotos en contra del auténtico bien individual y prosperidad.

Las cosas en la vida cambian constantemente, los viajes en avión bajan sus precios, aparecen ordenadores cada vez más baratos, nuevos servicios… y por ello, todos nos alegramos; pero todos estos cambios también implican una remodelación de todos los factores de la estructura productiva y, evidentemente, el trabajo es uno de ellos. La idea de permanecer toda la vida en un mismo puesto de trabajo es incompatible con las necesidades de la sociedad. En una sociedad libre, sin barreras a la competencia y consumista, esto es, en una sociedad enfocada a los gustos y deseos del cliente y consumidor (todos nosotros), las necesidades y el trabajo son ilimitados.

¿Le parece increíble o utópico que siempre haya empleos que ofrecer y nunca se agoten? A principios del siglo XX los políticos de Estados Unidos plantearon disolver la Oficina de Patentes y Marcas (OPM) creyendo que era imposible inventar más cosas o que surgieran más ideas. El mito de la escasez bajo el libre mercado no se sostiene: en los últimos seis años la OPM ha concedido en Estados Unidos más de un millón de patentes. De ellas, más de 151.000 fueron otorgadas en 2005 y 181.000 en 2004. El crecimiento año tras año es francamente espectacular.

Evidentemente el anterior ejemplo sólo es una pequeña muestra de lo que puede significar la innovación empresarial, y por lo tanto, la consiguiente creación de empleo. El secreto es mantener un mercado dinámico, libre y no un mercado rígido como el francés dominado por políticos y sindicatos. Si nos basamos en la desregulación laboral, además, la facilidad de pasarnos de una empresa a otra y mejorar, en sentido monetario o de bienestar familiar, tomará un carácter desconocido hasta ahora.

Los empresarios franceses están tan preparados como los americanos para innovar y crear, pero si el gobierno mantiene barreras a los medios de producción privados y a la prosperidad su destino será cada vez más oscuro y difícil; los últimos veinte años son una muestra evidente. El libre despido, más allá de la tibia medida del CPE francés, es un camino para avanzar y hacer frente a los países con los que competimos.

Los manifestantes franceses pueden refugiarse en el pasado tanto como quieran y seguir soñando con mundos irreales, pero esto no les dará más trabajo ni calidad de vida. Sus propuestas "conservadoras" e ingenuas, sus "logros", sólo significan un tipo de seguridad, la de no tener empleo en el futuro.

¿Qué desea para usted y sus hijos, algo similar a la triste y apagada vida de un funcionario de la antigua URSS donde su puesto, y sus escasos ingresos, siempre estaba asegurado; o un mundo de prosperidad, riqueza, gran oferta de trabajo y opciones ilimitadas donde usted sea el amo y señor de su destino y fortuna?

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