¿Recuerdan las loas y aplausos al "modelo económico" brasileño? Durante años, el gigante sudamericano fue uno de los mercados de moda entre los inversores europeos y estadounidenses. Raro era el informe de perspectivas económicas que no incluía a Brasil entre los países más prometedores del globo.
Sin embargo, el paso del tiempo ha sacado a la superficie las importantes carencias de la economía brasileña. Hay tres datos que certifican el enfriamiento del desarrollo:
- En primer lugar, el déficit por cuenta corriente ya supera el 11% del PIB. Para un país emergente que hasta hace poco basó su "modelo económico" en un fuerte aumento de las exportaciones, estos niveles son escandalosamente elevados.
- En segundo lugar, la inflación para 2015 rondará el 7%. En una economía que está saliendo del subdesarrollo, este ritmo de aumento de los precios se comporta como un factor de empobrecimiento entre las clases más humildes, actuando también contra la acumulación de capital vía ahorro o inversión.
- En tercer lugar, la deuda pública ya se acerca al 65% del PIB. Solamente entre 2013 y 2014 este indicador saltó del 57% al 63% del PIB, al hilo de un creciente déficit fiscal que ya llega al 6,7% del PIB.
El cuadro fiscal brasileño es aún peor si nos atenemos a las estimaciones que ha publicado Moody’s. La agencia de calificación ha estudiado el balance de las empresas públicas y los programas de pensiones del Estado, llegando a la conclusión de que la "deuda oculta" del país elevaría las obligaciones totales de las Administraciones brasileñas a niveles del 100% del PIB.
2014 y 2015: crecimiento cero
El ministro de Finanzas brasileño, Joaquim Levy, admitió en el Foro Económico Mundial 2015 que la economía brasileña "apenas crecerá en 2015". De hecho, el Ejecutivo de Dilma Rousseff ha señalado que este deterioro obligará a asumir nuevas medidas fiscales, basadas en aumentar la presión fiscal y reducir el gasto público.
De acuerdo con los estudios publicados por el Banco Central de Brasil, el PIB apenas aumentará un 0,5% a lo largo del presente ejercicio. Conviene recordar que en 2014 apenas se dio una expansión del 0,15%, por lo que Brasil encadena ya dos años sin apenas crecimiento justo ahora que la tasa de inflación se enquista en el 7%.
Rousseff, a la desesperada
El deterioro que está experimentando la economía del gigante sudamericano es tan pronunciado que el Ejecutivo de Dilma Rousseff ha aprobado medidas de urgencia en diferentes campos. Por ejemplo, ha revisado al alza los impuestos especiales aplicados a la gasolina o a los productos de cosmética. Los ajustes anunciados por el gobierno también llegan a las pensiones y el subsidio de desempleo. En ambos casos, las prestaciones van a ser rebajadas con la esperanza de que las cuentas públicas empiecen a corregir las desviaciones de los últimos años.
El agujero fiscal no es el único problema al que se va a enfrentar Rousseff. Brasil también está lidiando con una crisis energética, especialmente tras los apagones que sufrió buena parte del país en la jornada del lunes 2 de febrero. Levy ya explicó en Davos que el país está estudiado medidas de "racionalización del consumo eléctrico".
El petróleo, otro dolor de cabeza
Hay más. Brasil también está lidiando con la caída en los precios del petróleo, otra fuente de incertidumbre para la economía brasileña. Este complejo ajuste viene acompañado del escándalo que rodea a Petrobras, el gigantesco conglomerado petrolero estatal. Al hilo de esta crisis institucional, toda la cúpula directiva de la empresa dimitió el pasado miércoles 4 de febrero.