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La lucha del Gobierno contra la crisis

Publicado en Libertad Digital

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Lucha contra el paro. El Gobierno, con la ayuda del PP, ha renovado el PER nacional de 426 euros. Desde que se instauró la medida, sólo el 30% de los beneficiarios se ha puesto a trabajar. La economía es una cuestión de incentivos. Si el Gobierno recompensa la ociosidad, sólo lograremos un país de pobres. Una sociedad de señores y esclavos donde la clase productiva transfiere sus rentas a la improductiva con el único fin de que el Gobierno de turno consiga más votos.

Curiosamente, Obama acaba de aprobar un PER a la americana. Ha alargado la prestación de desempleo de 23 a 99 semanas. En sus palabras: "la idea es cambiar fundamentalmente nuestro enfoque de desempleo, para que no sea sólo una oportunidad para buscar un nuevo trabajo, sino un momento de capacitación para un mejor trabajo". ¿Le suena? Es lo mismo que se dice durante décadas aquí. El resultado: una elevadísima tasa de desempleo y profesionales del paro. Las transferencias forzosas de capital de una clase productiva a una improductiva no sólo son un robo a una parte de la sociedad, sino que estimulan la "cultura del desempleo". Estados Unidos está siguiendo los mismos pasos de España.

Impulso de la vivienda. Obama ha eliminado la ayuda fiscal a la compra de vivienda (que tenía un máximo de 8.000 dólares). Al mes de retirar el incentivo gubernamental, la venta de viviendas de segunda mano se ha desplomado un considerable 27,2%. La vivienda nueva ha caído en ese mismo mes un 12%.

En nuestro país el Gobierno decidió eliminar el estímulo fiscal a la vivienda a final de este año. ¿Qué cree que va a pasar? Todos los que tengan cuentas vivienda o la necesidad de comprarse un piso aceptarán casi cualquier precio para adquirirla antes del 2011. Sin estímulo gubernamental, probablemente el precio caiga fuertemente. La medida del Gobierno, en este caso, ha favorecido la horrible especulación contra la que tanto luchan los redentores de los derechos sociales y el mismo ZP.

Plan 2000E / Cash For Clunkers. Un día, el Gobierno español le dio la gana de estimular la compra de coches con los impuestos del ciudadano para satisfacer al lobby del motor, el Plan 2000E. Cuando finalizó la medida propagandística, y sólo en la primera quincena de mes, la venta de coches se hundió casi un 30%. El sector está ahora desesperado. No sólo porque no venden, sino porque nadie les dijo que esa "ayudita" tributaba y porque las administraciones y el Gobierno aún deben a los concesionarios casi 60 millones de euros.

Obama hizo algo similar. Su programa se llamaba Cash For Clunkers. Cuando terminó el plan, el desastre fue similar al caso español. Obama gastó 3.000 millones de dólares para que el sector se quedara en el mismo nivel de ventas que antes.

Los estímulos gubernamentales no son producción, son caridad forzosa. La caridad no ha sacado jamás a un país de una crisis, todo lo contrario. Si en épocas de apuro económico, el Gobierno se dedica a castigar a la clase productiva con más impuestos, multas, leyes y tasas para quedárselo todo ellos y repartir las migajas entre sus rentistas, estamos estimulando la pobreza, el hedonismo y parasitismo a costa del resto de la sociedad.

No se deje engañar con las bonitas excusas que usa el Gobierno para robarnos nuestro dinero, ya sean "dar empleo", "ecologismo", "bien común", "igualdad" o lo que quiera. Ninguna va a funcionar. Todo es un espejismo. La economía sólo puede salir rápido de una crisis cuando la arregla la gente, es decir, el mercado y no una panda de burócratas más preocupados por su índice de popularidad que de la realidad del país. Vea rápidamente en qué absurdidades se gastan los políticos nuestro dinero.

Nadie sabe gestionar mejor una crisis que nosotros mismos. La inferencia del Gobierno y de los políticos sólo la están acentuando. Mientras nosotros nos apretamos el cinturón cada día, ellos siguen su tren de vida de gasto, despilfarro y compra de favores y votos. La crisis ha dejado ver con claridad que el idílico Estado del bienestar sólo está lleno de horrores y de oportunismo. Lo hemos de demoler por nuestro bien individual.

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