Pero es quizá tecnológicamente donde más estancada parece la cosa. Google marcó la pauta y todos la han seguido, pero hace ya años que en cuestión de búsquedas parece todo inventado; la única novedad es la incorporación de mapas y búsquedas locales, algo que, la verdad, tampoco parece para tanto.
Este año vamos a contemplar varios intentos de atacar la fortaleza del gigante de las búsquedas. Y no me refiero a la compra de FAST, la veterana compañía noruega especializada en este campo, por parte de Microsoft, que parece más enfocada al desarrollo de soluciones de búsqueda para empresas. Existen dos novedades principales a tener en cuenta.
La primera es Wikia, el proyecto del creador de la Wikipedia, Jimmy Wales. Su idea es extender la filosofía participativa de la enciclopedia online a las búsquedas, algo que ya tiene Mahalo en funcionamiento. Está movido por herramientas de código abierto y se supone que los usuarios serán la clave para que los resultados vayan afinándose con el tiempo mediante herramientas como votaciones o la inclusión de "mini-artículos" en los resultados de las búsquedas, textos que cualquiera puede editar. Por ahora, sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en concluir que los resultados que ofrece son una porquería, incluyendo a los propios responsables del proyecto. No tengo claro que el modelo vaya a funcionar, pues en el supuesto de que tuviera éxito habría incentivos aún mayores para alterar los resultados que los que existen en Wikipedia para modificar las definiciones.
El segundo son los proyectos de procesamiento de lenguaje natural. Es decir, buscadores a los que puedas hacer preguntas, que las entiendan, y que te respondan con los resultados adecuados. El problema es que esta suerte de Santo Grial de las búsquedas lleva buscándose desde hace años y nada, oiga, que no hay manera. Otra cuestión añadida es que, si lo consiguieran, lo harían en inglés. Hay varias empresas empeñadas en lograrlo, como ChaCha, Hakia o Powerset; también existen proyectos de la propia Google o de IBM. La informática avanza a paso firme en muchos ámbitos, pero la inteligencia artificial no es uno de ellos, así que no apostaría porque este sea el año de su eclosión.
Existen otros proyectos detrás de los cuales hay gente muy válida, en algunos casos salida del propio Google, como Blekko y Cuill, que no está muy claro qué aportarán al mercado y que, en todo caso, hasta 2009 no tendrán nada usable. Y no voy a hablar de Quaero, el proyecto estatal europeo del que no se ha vuelto a saber nada. Posiblemente tenga razón Rick Skrenta, responsable de Cuill y creador del primer virus informático, cuando afirma que tanto Google como sus imitadores están funcionando con tecnología basada en la web de hace diez años y no en la de ahora. Pero no está nada claro que haya nadie capaz de hacer un motor de búsqueda para la web de ahora. No, al menos, durante este año 2008 que acaba de comenzar.