No miente el presidente del Gobierno cuando afirma, mitin tras mitin, que "saldremos más fortalecidos de la crisis". Se refiere a las grandes corporaciones. Zapatero se erige como dictador de la producción para canalizar los recursos privados hacia sus intereses económicos e ideológicos. ¿Qué ocurre cuando un dictador de la producción cree que el país que gobierna es su propiedad y lo explota?
Un caso extremo es el comunismo. No hay propiedad privada y el dictador marca las líneas económicas de producción, precios y procesos. Es un sistema económico en una dirección, el de la oferta hacia la demanda, sin feedback. El problema es que el mercado no se retroalimenta con información para adaptarse y acaba quebrando. Es lo que Mises llamó "imposibilidad del cálculo económico socialista". No es esta la situación que estamos viviendo –el comunismo murió– pero es similar. Lo que se lleva ahora es la unión entre Estado y gran empresa. El Capitalismo de Estado, Corporativista o Nuevo Orden Mundial.
Este miércoles el presidente del Gobierno dijo que "hoy nos cuesta más producir un kilovatio con energía renovable que con petróleo". ¿Y dónde está el negocio de la ecología pues? En las leyes y subvenciones, esto es, en la capacidad que tenga el Gobierno para robar a sus ciudadanos, y no el de la utilidad o negocio de las empresas. El Gobierno tiene claro adónde ha de ir la producción y establece un marco jurídico y económico para promoverlo. Aquí es donde la economía comunista y "corporativista" se separan. Aparecen los amigos del dictador productivo y empresas que quieren lucrarse del nuevo marco gubernamental. Pizarro lo expresó más claramente: el Gobierno dará el dinero de la Ley Sostenible "a quien le dé la gana". ¿Y quiénes son los afortunados? Si sigue un poco el mundillo político-económico lo habrá adivinado ya: ACS, Abengoa y Acciona. Muy posiblemente hasta 2011 estas tres empresas se van a repartir 20.000 millones de euros de nuestros impuestos. Mientras tanto, el paro seguirá aumentando hasta el 20,5%. El déficit público continuará por las nubes y la deuda casi llegará al 75% del PIB, según la CE.
Las tres compañías siempre han sido el ojo derecho de Zapatero (entre muchas otras). Las tres se dedican a la sostenibilidad y reciben grandes cantidades en subvenciones y pedidos de gobiernos extranjeros y del nacional. Las tres son suficientemente grandes como para cotizar en el Ibex-35. A diferencia de un sistema comunista, una vez que el Estado ha trazado sobre el mapa el nuevo esquema productivo, los beneficios son cantados. Ahora interviene la "mano invisible" del mercado. ¡Pero ojo! invisible no significa que no esté manipulada por los burócratas del Gobierno. Llevan la mano invisible de las grandes corporaciones ahí donde ellos quieren, al bolsillo del erario público.
El mercado (manipulado con falsos estímulos e incentivos gubernamentales), se deja llevar por las posibles rentabilidades empresariales. Accionistas, fondos y especuladores acuden rápidamente para tener su parte del pastel. No sólo en el mercado de valores, también en la economía física con nuevas empresas, acreedores, intermediarios y proveedores. Los escenarios productivos se dilatan llenándose de empresas de todos los tamaños.
Estas empresas crecen, su volumen también, las acciones y sus dividendos suben. Es lo que ocurrió con el ladrillo. El problema viene cuando nos miramos la producción útil de estas empresas. ¿Cómo puede una empresa que debería tener pérdidas –como el propio Zapatero admite– ser la estrella de la economía? Por la intervención del Estado. Añádale a esto la habitual expansión monetaria o de dinero barato y voilà, ya lo tiene.
Este gran auge, este proceso de inflación sin respaldo de producción es lo que se llama burbuja. No es más que una ilusión de beneficio que se esfuma de la misma forma con la que se ha creado. Los empleos generados, desaparecerán. Los beneficios también. El ajuste, o pinchazo de la burbuja sólo dejará un ganador, la gran empresa, que sólo es responsable de los altos beneficios pero no de las pérdidas. Lo hemos visto con el motor, la construcción y la banca. España es lobbylandia S.A., el país donde cualquier rent seeker ("rentista estatal" en una traducción muy libre) puede forrarse, destrozar económicamente un país y jubilarse con honores.
El ecologismo es un negocio de grandes empresas y Estado. Salgado negó que la Ley de Economía Sostenible sea franquista. La ministra no sabe de franquismo ni de economía. La "ley sostenible" es economía del fascismo, la del dictador de la producción que considera el país su propiedad privada (a propósito vea este vídeo de la Falange contra el capitalismo: el discurso podría haber sido perfectamente redactado por Salgado o Zapatero). En algunos años veremos las consecuencias de la unión entre Estado y gran empresa… ¡otra vez! ¿Quién cree que pagará los platos rotos? Como siempre, las clases bajas y media.
Al menos destine parte de sus ahorros, si es que aún le quedan, a alguna empresa "sostenible". Contribuirá a la catástrofe, pero al menos habrá sacado algo si se retira a tiempo.