El objetivo del PSOE jamás ha sido el de buscar una solución que satisfaga a todos los trabajadores por cuenta propia.
La base mínima de cotización del Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos (RETA) asciende actualmente a 932 euros mensuales para los trabajadores con menos de 47 años (y a 992 euros para los que superan tal edad) y, dado que el tipo de cotización es del 29,9%, resulta que los profesionales por cuenta propia se ven forzados a entregar cada mes a la Seguridad Social una cuota mínima de 279 euros.
En principio, la reciente subida del SMI hasta 1.050 euros mensuales (en 12 pagas) debería provocar una elevación de la base mínima de cotización hasta este mismo importe, lo que consecuentemente dispararía la cuota mínima de los autónomos hasta los 313 euros mensuales (es decir, un sobrecoste anual de 410 euros). Los efectos serían todavía más devastadores en 2020, cuando el Ejecutivo pretende elevar el SMI —y, por tanto, la base mínima de cotización del RETA— hasta los 1.166 euros mensuales, de modo que la cuota mínima totalizaría casi 350 euros mensuales (un sobrecoste anual, con respecto a 2018, de unos 840 euros).
La inquietud del colectivo de profesionales autónomos resulta más que comprensible —un sobrecoste anual de 840 euros equivale a una mensualidad del actual SMI— y, para tratar de aplacar sus protestas, el Ejecutivo socialista ha terminado prometiéndoles que implantará un nuevo sistema de cotización en el que cada autónomo cotizará de acuerdo a sus ingresos reales. En apariencia, la presión de los autónomos ha logrado torcer el brazo al acuerdo presupuestario PSOE-Podemos: en realidad, empero, ha sido el Gobierno socialista quien ha instrumentado hábilmente las protestas de los autónomos para castigarles con el brutal rejonazo que ha venido cocinando a fuego lento desde hace años.
No olvidemos que la propuesta de que los autónomos coticen por sus ingresos reales ya fue planteada por la ministra Magdalena Valerio nada más constituido el nuevo Gobierno. A su vez, el propio acuerdo presupuestario PSOE-Podemos ya contiene la modificación del RETA para obligar a los autónomos a que coticen según sus ingresos reales. En otras palabras, el PSOE no ha modificado su guion antiautónomos a raíz de las recientes quejas de los autónomos: más bien ha utilizado tales quejas para sacar adelante su auténtico plan parasitario contra los autónomos.
A este respecto, resaltemos un dato absolutamente clave: al menos el 43% de los autónomos escoge voluntariamente cotizar por debajo de sus ingresos reales. En concreto, el 65% de los 3,2 millones de autónomos cotiza por la base mínima aun cuando solo el 45% de esos autónomos ingresa menos que esa base mínima; a su vez, solo el 7% de los autónomos opta por bases de cotización superiores a 21.000 euros anuales, aun cuando el 30% percibe ingresos reales superiores a tal monto. Por consiguiente, obligar a los autónomos a que coticen según sus ingresos reales perjudicaría al menos a 1,4 millones de autónomos.
La estrategia del Gobierno para lograr aprobar este hachazo es muy evidente: dividir y enfrentar internamente al colectivo de autónomos, aprovechándose de la espada de Damocles de la subida de la base mínima de cotización. A saber, prometer una rebaja de la cotización al 45% de autónomos que ingresa menos que el salario mínimo (y que, por tanto, pagaría menos cotizando según sus ingresos reales) a cambio de rapiñar muchísimo más al 43% de autónomos que actualmente cotiza por debajo de sus ingresos reales.
Pero los autónomos no deberían caer en la trampa del PSOE. No es verdad que solo existan dos alternativas para el RETA (a saber, o bien mantenemos el actual sistema, basado en la libertad parcial de elección y que perjudica a los autónomos que menos ingresan, o bien adoptamos un sistema de cotización, basado en los ingresos reales, que perjudica a los autónomos con mayores rentas). Hay una tercera vía que idealmente consistiría en eliminar las bases mínimas de cotización (de modo que cada autónomo gozara de libertad total para determinar cuánto quiere aportar a la Seguridad Social) y que, alternativamente, mantendría dentro del sistema actual pero permitiendo cotizar según sus ingresos reales a aquellos autónomos que ingresen menos que la base mínima de cotización. En tal caso, todos saldrían ganando: los autónomos que ingresan menos que el SMI no tendrían que soportar cuotas absolutamente salvajes respecto a sus rentas y, a su vez, los autónomos que ingresan más que el SMI no tendrían por qué verse condenados a meterse de cabeza en un sistema de pensiones condenado a desmoronarse en las próximas décadas.
En suma, ciertamente existen soluciones para, por un lado, mantener la (relativa) libertad del autónomo para decidir cuánto contribuir al RETA y para, por otro, evitar exprimir a aquellos profesionales que menos ganen. Mas el objetivo del PSOE jamás ha sido el de buscar una solución que satisfaga a todos los trabajadores por cuenta propia. Su objetivo, por el contrario, siempre ha sido el de sablear con mucha mayor intensidad a los autónomos con bases de cotización inferiores a sus ingresos reales: la subida del salario mínimo, y la consecuente revisión de las bases mínimas de cotización, solo ha constituido la excusa perfecta para promover un terrorífico cambio del RETA que, paradójicamente, está recibiendo el irreflexivo visto bueno de muchos autónomos.