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Los bolivarianos se la pegan en Honduras

Publicado en Libertad Digital

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Zapatero está consternado, Obama algo afligido y al presidente venezolano se le han quitado las ganas de canturrear, lo que demuestra que algo bien han tenido que hacer en ese país centroamericano para producir tal unanimidad.

Este aparente golpe de estado está resultando tan confuso como nuestro 23-F, de tal forma que, a día de hoy, todavía hay discrepancias sobre su carácter. Lo que está fuera de toda duda es que Zelaya, títere de Chávez (que ya hay que caer bajo en términos intelectuales), estaba iniciando el camino que lleva a la instauración de un régimen idéntico al venezolano. En países con instituciones poco sólidas y sin una larga tradición del Estado de Derecho, la izquierda lo tiene muy fácil para eliminar la alternancia política e instaurar el socialismo que, recordemos, nunca fue democrático. El proceso consiste en formar escuadras de afines pagadas con dinero estatal y, una vez tomada la calle, iniciar las reformas constitucionales para eliminar cualquier posibilidad de que los rivales políticos puedan alcanzar alguna vez el poder.

Zelaya, que debe ser algo menos inteligente de lo que sus enemigos suponen, no ha medido bien los tiempos y ha acelerado la transición al socialismo bolivariano con la convocatoria de una consulta declarada ilegal por la corte suprema hondureña. Este detalle, que en otros países no tendría mayor repercusión, en Honduras ha precipitado que las instituciones políticas contraatacaran de la peor forma posible, esto es, vulnerando también la constitución aunque en sentido contrario.

La vuelta al orden constitucional requiere, en efecto, el retorno del presidente depuesto, pero también la exigencia de que su gobierno respete los principios democráticos básicos y el Estado de Derecho. Zelaya tiene en estos días de exilio la oportunidad de reflexionar al respecto y volver dispuesto a respetar el orden constitucional. En otras palabras, tiene que elegir entre servir lealmente al pueblo hondureño o seguir siendo un mequetrefe a las órdenes de un histrión totalitario. La decisión es suya.

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