Pero que un asaltapiscinas y sus escamots enmascarados se dediquen a la performance totalitaria frente a un medio de comunicación, no es lo sustantivo. En última instancia, hablamos de los representantes de una fuerza necesariamente marginal, con un discurso político antisistema, cuya relevancia política, hoy desgraciadamente decisiva, proviene únicamente de los beneficios que le reporta la existencia de un endiablado régimen electoral.
Lo relevante en esta cuestión, es la respuesta que el estado de derecho opone a sus provocaciones, de ahí que las declaraciones al respecto del Presidente del Gobierno, adquieran un especial interés por su carácter liberticida.
En su entrevista televisiva, R.Z. saldó la cuestión afirmando que ni le gusta que se ataque a los medios de comunicación, ni el mensaje agresivo de alguno de ellos; como ven, se trata tan sólo de una cuestión de paladar. Pero en el primer caso hablamos de un delito y en el segundo, del ejercicio del derecho constitucional a la libertad de expresión. Poner ambas cuestiones en el mismo plano de legitimidad, acota perfectamente la forma en que el gobierno entiende el funcionamiento de la democracia. El acoso intimidatorio a la sede de un medio de comunicación mediante manifestaciones no autorizadas, constituye, en efecto, un delito. El deber de R.Z., más allá de sus gustos personales (bastante dudosos por otra parte, a tenor de sus lecturas y amistades) es, como político condenarlo y como Presidente del Gobierno impedirlo o, al menos, castigar severamente a los culpables. De lo contrario, está actuando como el juez que considera una atenuante del delito de violación, cuando no un eximente, el hecho de que la víctima vistiera minifalda. Con esa decisión, el magistrado pierde su legitimidad como árbitro del derecho, exactamente igual que R.Z. perdió la suya el pasado miércoles como garante de nuestra libertad.
Ahora bien, lo más productivo de la famosa entrevista fue la confirmación presidencial de que “habrá nuevo estatuto para Cataluña”. John Kerry, Angela Merkel y el referéndum francés sobre el tratado de la UE, son tres importantes muescas en el revólver profético de ZP, que no es que sea gafe, es que es letal. Por tanto, cuando proclama abiertamente su vaticinio de que “habrá nuevo estatuto”, podemos estar seguros de una cosa: No lo habrá. También pronosticó que el Barça ganará la Champions League y Ronaldinho no deja de llorar desde entonces, sin contar la gravísima lesión de Xavi, ocurrida esta misma mañana. ¡Con lo esperanzados que estábamos este año todos los culés!